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Autor: Francisco Blanco Prieto

EL VERDADERO TRIUNFO DEMOCRÁTICO

EL VERDADERO TRIUNFO DEMOCRÁTICO

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Al cumplirse hoy 35 años de aquellos visionarios disparos que ametrallaron el techo del santuario democrático, recordemos que los líderes políticos de entonces declararon engañosamente que el desenlace de la intentona fue un triunfo de la democracia, sin tener en cuenta que esta va mucho más allá de llevar a los ciudadanos cada cuatro años a las urnas para elegir a quienes van a representar su voluntad.

La democracia triunfará en España el día que no haya un solo corrupto en las Instituciones públicas que las perviertan, el nepotismo y el amiguismo sean erradicados como males endémicos de los despachos oficiales y la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos se haga realidad.

La democracia triunfará en España cuando el poder judicial se independice del político y disponga de medios necesarios para impartir justicia; desaparezcan las lista de espera de los hospitales; los dependientes no dependan de limosnas sociales; y todos los ciudadanos del país tengan las mismas posibilidades de formarse.

La democracia triunfará en España cuando la verdad y la honestidad destierren las mentiras, los abusos, las trampas y perversiones; los poderes fácticos dejen de gobernarnos; todos los corruptos duerman en las cárceles; y el dinero robado sea devuelto a los vecinos.

La democracia triunfará en España cuando no haya mujer alguna que muera por violencia de género y desaparezca el abuso doméstico; la libertad de pensar, hacer y decir no sea castigada o el discrepante sutilmente desterrado; el respeto a todas las personas tome carta de naturaleza; y no exista discriminación por razón de sexo, pensamiento, raza, procedencia y condición social o económica.

Es entonces cuando triunfará realmente la democracia en España, y a tan noble y hermosa tarea deben entregarse quienes a partir de ahora decidirán sobre nuestras vidas durante los próximos años, si es que el sentido común, la voluntad del pueblo y el sentido de Estado se imponen sobre los protagonismos, la prepotencia y los intereses partidistas.

PUNTUALIDAD

PUNTUALIDAD

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Pocas actitudes expresan mejor el respeto que nos debemos unos a otros, como llegar puntuales a las citas concertadas. Y nada hay más considerado hacia un colectivo, como satisfacer el compromiso contraído con él en relación a la hora establecida para el inicio de la actividad, ya se trate de una reunión, un concierto, la salida de un tren, el comienzo de un espectáculo o cualquier hecho que congregue personas a una hora prefijada de antemano.

En puntualidad, los españoles no ocupamos posiciones aventajadas en el ranking mundial, ni apuntamos maneras que justifiquen optimismo en este aspecto, pues no parecemos dispuestos a mejorar para erradicar el sambenito que tanto castiga a las personas que sufrimos esperas injustificadas de quienes pretender justificar lo injustificable con justificaciones que nada justifican.

Confieso incomodarme más de lo conveniente cuando espero en las citas concertadas, porque siento que el tardío compareciente me roba un tiempo del que nunca voy sobrado, sabiendo que nada tiene más valor que el tiempo, haciendo imperdonable dicho hurto, por mucho arrepentimiento que muestre quien se retrasa, resistiéndome a tolerar la impunidad de los retrasados, porque no existe despilfarro mayor que perder el tiempo o “matarlo” esperando a quien no comparece a la hora convenida.

Esto sucede en todas las esperas, porque el tiempo que se dedica a menester tan detestable, no puede emplearse en nada útil ni existe posibilidad de recuperarlo o de reciclarlo para otros usos, porque el tiempo pasa, es único, irreversible e irrepetible, como la vida. Por eso, cuando se pierde va directamente a la papelera de Cronos junto a los hijos devorados por éste, convirtiendo en desperdicio uno de los valores más preciados.

Si bien es cierto que sólo pierde el tiempo el que no lo aprovecha, no es menos cierto que cada uno utiliza su tiempo según le conviene, pero siempre aprovechándolo a su gusto para realizar la actividad que le venga en gana. Pero todos estamos de acuerdo que cuando se está esperando, lo único que se hace es esperar, y el tiempo se va irremediable por el sumidero de la vida, ante la imprevisible llegada del “esperado”.

DEL SUEÑO A LA PESADILLA

DEL SUEÑO A LA PESADILLA

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Soñaban con tierras de promisión que alejaran sus estómagos de la hambruna, y con esa intención comenzaron a rodar miseria arriba hacia el milagro, hacinados en trenes, carretas y autobuses, con el alma seca por soles desérticos y a la intemperie, bajo el siniestro vuelo de aves carroñeras que acechaban, en espera de nutrirse con los muertos abandonados en el camino.

Desnutridos, agotados y somnolientos, cruzaron desiertos, vadearon ríos, se cobijaron en cuevas y comieron reptiles con hierbas de guarnición, hasta llegar a la frontera de la opulencia donde fueron desgarrados sus cuerpos en las concertinas y arrinconados como apestados en habitaciones con ventanas enrejadas, convirtiendo el sueño libertador de la indigencia, en detestable pesadilla.

Su delito: nacer al sur. Su ambición: sobrevivir. Su error: dejarse engañar. Su ingenuidad: confiar en otros hombres. Su esperanza: comer algo cada día. Su destino: la pobreza. Su realidad: el fracaso de la esperanza en la redención de la injusta condenación a la hambruna, en un mundo con alimento sobrado para todos.

Con el alma astillada por la frustración tras el desmedido esfuerzo, regresan hoy a la choza de la que partieron junto a la desahuciada familia, certificando los verdugos la entrega de los descarriados, mientras en los foros internacionales siguen los especuladores sin alma, discutiendo sobre la calidad del chocolate.

JUNTOS CON EL MAESTRO

JUNTOS CON EL MAESTRO

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El Centro de Estudios Salmantinos, la Asociación Amigos de Unamuno y la universitaria Casa Museo Unamuno, unieron ayer sus intenciones en el proyecto común de romper fronteras para hacer cultura común en la capital cultural europea, homenajeando a Unamuno en el ochenta aniversario de su muerte.

Más allá de todo sectarismo cultural, la Casa Museo de Unamuno fue testigo de las caminatas de don Miguel por la sierra salmantina y su deambular por las empedradas calles de Sierra de Francia, La Alberca, Béjar y Las Hurdes, llevados de la mano por la palabra de Miguel Elías, José Luis Puerto, Pablo Unamuno y quien esto describe para los lectores.

Unidos en fraternal velada, asistentes y ponentes, bajo el gran retrato de Unamuno que el artista mogarreño Florencio Maíllo donará en unas semanas a los vecinos de La Alberca para que luzca en una fachada de la localidad, fundimos vocaciones unamunianas para hacer cálida una fría tarde invernal en la Casa Rectoral que puso en nuestras manos Ana Chaguaceda, con la generosidad que siempre ofrece a quienes franquean la mansión que dirige.

Caminar cavilando, trenzando versos por veredas serranas con anécdotas del maestro y quejas centenarias doloridas, en intento baldío por liberar del olvido y la pobreza al pueblo jurdano, en tiempos se sequía cultural, abandono social y desprecio institucional, irredimible con publicitarias visitas reales disfrazadas de preocupaciones palaciegas.

DESIGUAL REPARTO EN LA CUNA

DESIGUAL REPARTO EN LA CUNA

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La vida de los seres humanos es algo así como un gran paréntesis dentro del cual las injustas diferencias existentes entre individuos de la misma especie es notoria, significativa y determinante en sus vidas, permitiendo al azar que juegue con el futuro, predestinando la vida de las personas desde el nacimiento.

A los desafortunados en el reparto, les queda el triste consuelo de que el citado paréntesis se abre y cierra con dos acontecimientos vitales que a todos iguala, sin diferencia alguna, pues el nacimiento nos homologa biológicamente, obligándonos a nacer todos de igual forma; y la democrática muerte nos iguala por la eternidad de eternidades, en un ejemplo de justicia distributiva inimitable por las leyes humanas que benefician a los afortunados por la cuna.

Por otro lado, estimula saber que la felicidad pueden alcanzarla igualmente unos y otros; pero no es menos cierto que se logra disfrutarla más fácilmente cuando los problemas de subsistencia, abandono social, olvido cultural y desprotección sanitaria, no limitan las posibilidades de conseguirla

Hablar de la influencia concluyente que representa la cuna en la vida de las personas, no es reflexión ociosa ni anacrónica, pues el “cuco” hace a unos afortunados y desgraciados a otros, sin que unos hayan hecho méritos para tener una vida regalada y otros tengan delitos prenatales para condenarlos a ir arrastrándose por el suelo durante toda su vida, salvo que hagan un esfuerzo desmedido para salir del túnel por el que no pasaron los favorecidos del azar, puesto que ambos, unos y otros, vinieron de la nada.

Quienes despiertan a la vida desprotegidos por los beneficios que a los afortunados concede el aleatorio privilegio de la cuna, no les queda otra opción que seguir un camino empedrado de sangre, sudor y lágrimas, para alcanzar la meta donde los privilegiados llegan en limusina.

Esto ayuda a comprender que quienes viajan a lomos de los demás se nieguen a cambiar su posición con ellos, y pretendan mantenerse a horcajadas sobre los privilegios que han recibido en la cuna, sin hacer esfuerzos para conseguirlos ni méritos para conservarlos.

RES-PÚBLICA

RES-PÚBLICA

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Con voz engolada y a micrófono pelado, hablaba un tertuliano sobre algo desconocido para él, como le sucede habitualmente, sin que el moderador le pusiera un esparadrapo en la boca al identificar República con izquierda y caos, debido a la deformada educación escolar recibida con añadido de inoculación genética, confundiendo régimen con gobierno.

República viene de res-pública, es decir, cosa del pueblo. O si se prefiere, participación del pueblo en la gestión de aquello que le pertenece, por decirlo de otra manera. Vamos, que la gente decide quien debe sentarse en el sillón; a diferencia de Monarquía donde la jefatura del Estado es ejercida por una persona con carácter ¡vitalicio y hereditario!.

La asociación hecha por este tertuliano es una falacia, pues la República no es más que una organización del Estado cuya máxima autoridad es elegida libremente por los ciudadanos, como sucede en Alemania, Francia, Italia, Portugal, Austria, Grecia, Irlanda, Finlandia, República Checa, Estados Unidos y tantos otros países republicanos, una vez superada la Edad Media y conocidas las nefastas consecuencias que ha tenido la Monarquía para los ciudadanos en algunos momentos de la moderna historia.

Ahí están para demostrarlo Fernando VII, Isabel, Carlos II y mismísimo bisabuelo de Felipe VI, que abandonó su arbitraje apoyando los sectores más conservadores del ejército hasta llegar al Directorio militar, preludio de lo que vendría después, que terminaría con el bypasseador Juan Carlos, de quien hablará la historia cuando el tiempo lo autorice.

RAREZAS PARLAMENTARIAS

RAREZAS PARLAMENTARIAS

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La parálisis que sufre el Parlamento español es buen momento para reflexionar sobre ciertas “rarezas” que suceden en ambas Cámaras, con la esperanza de evitarlas en el futuro, aun sabiendo que continuarán sucediendo como están porque la contradictoria condición humana nos lleva fatalmente a ello, desde que el primer simio puso pie en tierra.

Raro parece que nuestros parlamentarios lleven dos meses paralizados, vegetando en los escaños y pasillos camerales, pero cobrando el sueldo mientras sus jefes de fila negocian entre ellos sin llegar a un acuerdo, sabiendo que si los empleados de una empresa no trabajaran mientras los miembros del comité de empresa negocian el convenio, no cobrarían el salario y muchos se irían al paro de forma inmediata.

Raro parece que sus señorías se insulten entre ellos, mientan con descaro y profieran graves acusaciones mutuas de todo tipo en el Congreso sin que nada les ocurra, mientras los ciudadanos podemos sombrearnos en calabozos por insultarles a ellos.

Raro parece que los parlamentarios sean los únicos “trabajadores” que fijan sus propios salarios, establecen sus privilegios y legislan protecciones judiciales para ellos, mientras el resto de ciudadanos dependemos de su “señora” voluntad.

Raro parece que se obligue a los ujieres del Parlamento a llevar corbata, – como un presidente hizo con dos parlamentarios -, y que los padres de la patria puedan ir descorbatados por los escaños y pasillos de los pasos perdidos.

Raro parece que los parlamentarios puedan yantar y libar en la cafetería que arrendamos todos los ciudadanos a un hostelero, mientras los propietarios del local no pueden disfrutar de esos precios en las cafeterías donde se ven obligados a consumir.

Raro es todo lo que parece raro, siendo muchas las rarezas crónicas de un raro Parlamento formado por individuos raros procedentes de la rara cepa nacional, que con sus rarezas convierten en natural lo que sería raro en otras latitudes.