Si las miradas que llevan al encuentro inesperado de dos almas gemelas concluye en venturosa pertenencia mutua con vocación duradera, entonces se produce el milagro entre quienes disfrutan la sorpresa desprevenida y el casual acercamiento que redime y altera el ritmo de su sangre, provocando felices extrasístoles que sobrepasan la frontera de la piel.