CONSEJEROS DE CONSEJOS
El desaparecido Jaume Perich escribió en 1970 su libro “Autopista”, inspirado en el “Camino” de monseñor Escribá, como parodia de similar estructura, formada por ácidas máximas, entre las que figuraba: “la mejor prueba de que en los Estados Unidos cualquiera puede llegar a presidente, la tenemos en su presidente”. Mordaz ironía sobre el democrático orgullo americano que solo imponía como condiciones constitucionales para ser presidente: haber nacido en el país o vivido en él por lo menos 14 años y ser mayor de 35 años de edad.
En España se lo ponemos también fácil a los ciudadanos aspirantes a ministros, pues según el artículo 11 de la Ley del Gobierno, para ser ministro se requiere simplemente ser español, mayor de edad, disfrutar de los derechos de sufragio activo y pasivo, así como no estar inhabilitado para ejercer empleo o cargo público por sentencia judicial firme. Algo que en palabras “del Perich” significa que a ministro/a del gobierno español puede llegar cualquiera que tenga más de 18 años y no esté señalado por el dedo judicial.
Las condiciones exigibles para ser miembro/a del más importante consejo de administración del Estado no son seguidas por los consejos de administración de las grandes empresas, que se niegan a imitar los pasos del Gobierno, exigiendo a sus miembros méritos profesionales y competencias demostradas para el ejercicio del cargo, sin que comprendamos por qué les requieren cualidades no demandadas a los componentes del máximo consejo rector del país.
Consideramos que la actitud de tales consejos privados es un abuso de poder contra el que debe querellarse la fiscala general del Estado, porque las grandes empresas no tienen derecho a pedir a los miembros que las gobiernan, cualidades no requeridas a quienes se sientan en el Consejo de Ministros, como son, por ejemplo: garantía para abordar con éxito los aspectos de su gestión, experiencia previa, aptitud profesional, idoneidad para el cargo y sólida formación.