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Mes: marzo 2015

CON SENTIMIENTO APÁTRIDA

CON SENTIMIENTO APÁTRIDA

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Sufrimos indigestión autonómica, por culpa de quienes atropellaron el artículo segundo de nuestra Constitución en tiempos de prisas democráticas y concesiones caprichosas basadas en forzados consensos rechazados por el sentido común.

Como apátrida nacido en mi tierra, atribuyo gran parte de la pandemia social que se extiende por la piel de toro al reparto autonómico, en vista de las fatales consecuencias que ha tenido para los ciudadanos la fragmentación territorial en diecisiete comunidades autónomas a las que se suman dos ciudades más, con sus asambleas correspondientes.

Diecisiete parlamentos, diecisiete Gobiernos, diecisiete Consejos Consultivos, diecisiete cajas de ahorros sociales transformadas en ruinosos bancos autonómicos, decenas de instituciones, cientos de edificios e infraestructuras y miles de cargos políticos dispuestos a pegar tiros al aire con pólvora del pueblo, no es el mejor camino para gestionar eficazmente una administración al servicio de los ciudadanos que la sustentan, según han demostrado los hechos.

El exceso de gasto, los abusos, la inoperatividad, el despilfarro, la corrupción, el cortijerismo, la ineficacia y el dispendio público evidenciado durante años, ha concluido en una crisis de la que el pueblo ha sido el gran perjudicado, porque la relación productividad / coste / servicio, de las autonomías, está descompensado, en beneficio únicamente a quienes en ellas han vivido del cuento, desde que se estableció el mapa territorial fruto de “pactos autonómicos” – ¡ojo! – nunca refrendados por el pueblo.

Con sentimiento apátrida propongo borrón y cuenta nueva, eliminando los espacios territoriales uniprovinciales y limitando las competencias de las  autonomías multiprovinciales a estructuras administrativas básicas y funcionales, para que los ciudadanos no sufran consecuencias negativas derivadas de cesiones competenciales en materia educativa, judicial y sanitaria.

CANTAR DE LOS CANTARES

CANTAR DE LOS CANTARES

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joaquin y ana

El rutinario gesto de los creyentes de abrir los libros sagrados y leer en ellos mensajes que la fe obliga a creer, inspirados por Dios a los profetas, llevó a Fray Luis de León a la cárcel inquisitorial por traducir al castellano el Cantar de los Cantares para que fuera comprendido por los creyentes.

Pretendió simplemente el fraile agustino quitar el disfraz a la palabra de Dios, librándola de ropajes que la hacían irreconocible y lejana a los cristianos para quienes fue dicha y escrita, aunque lo que en ella se dijera pusiera en estado de alerta a la jerarquía religiosa y movilizara a los inquisidores.

El Cantar de los Cantares es uno de los libros del Antiguo Testamento y el más comprometido de ellos debido a los temas de poesía amorosa que trata, atribuidos al rey hebreo Salomón, por lo que traducir dicho libro representaba un importante reto para un eclesiástico como Fray Luis de León, pues contenía y contiene alusiones a elementos extraños, con abundancia de imágenes eróticas.

Para los judíos se trata de un diálogo alegórico entre Dios e Israel, en el que Dios representa el amante e Israel la amada. Los cristianos interpretan que se trata de una relación amorosa de Dios con su Iglesia o con el alma individual, algo que defienden mis amigos teólogos, afirmando que se trata de un diálogo íntimo entre Jesús y la Iglesia.

Supongo que dentro de muchos años, estas interpretaciones eclesiásticas darán paso a otras lecturas secularizadas bastante diferentes de las que hoy hacen los exégetas bíblicos, porque el libro abre las puertas de par en par a interpretaciones menos religiosas.

En opinión de Fray Luis, se trataba de una dulce canción que el rey Salomón compuso, en la cual se mostraba a Dios herido por los amores humanos, con todas los sentimientos y pasiones que ello comporta. Sentimientos que provocaban en los corazones más blandos y tiernos las pasiones por todos conocidas.

Por eso ruega, arde y pide celos; se va como desesperado y vuelve entre la esperanza y el temor, canta de contento y publica sus quejas, haciendo testigos de la gran pena que padece a los montes, los árboles, los animales y las fuentes.

YERNÍSIMOS

YERNÍSIMOS

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Aparte de la amistad, el poder y la complicidad que unió los dos últimos Jefes del Estado español, tuvieron otro punto en común que fortaleció sus lazos paterno-filiales, pues tuvieron yernos que les provocaron insomnio y fatigas.

Quebrantos que fueron mayores en el General que en el monarca, porque el dolor causado por el zumarragano a su real suegro no lo sabremos hasta que la historia aclare qué hubo realmente detrás de la fotografía que el deportista iba mostrando a los corruptibles gestores del patrimonio común.

No estaba previsto que ambos mandatarios compartieran los quebraderos de cabeza causados por los desaprensivos yernos, ya que el marido de Carmencita nada tuvo que envidiar al esposo de Cristina, ni siquiera en el título nobiliario, pues si el cirujano fue marqués, el jugador de balonmano llegó a duque.

Prepotentes, cínicos, estafadores y abusones, los yernísimos camparon por sus respetos en las Instituciones y despachos sin miramiento alguno al pueblo que dirigían sus suegros, con un desprecio a los súbditos impropio de aristócratas convictos y creyentes que se comían los santos por la peana.

Lo penoso de estos ciudadanos, venidos a más por sus obras en el lecho marital, gracias del altar y por patronazgo de los respectivos jefes, es que ambos fueron codiciosos, falsos como billetes de dos euros, estafadores, ambiciosas braguetas y desobedientes a los suegros, porque el de Villaverde y el de Palma abusaron del poder otorgado por el fajín y la corona más allá de lo autorizado en el Pardo y la Zarzuela.

DEL INSTINTO AL CELEBATOCIDIO

DEL INSTINTO AL CELEBATOCIDIO

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Entendiendo el instinto como conjunto de pautas de reacción que, en los animales, contribuyen a la conservación de la especie, parece claro que el celibato sacerdotal acabará desterrado de los mandamientos religiosos terrenales, por mandato superior del instinto reproductor.

Al empuje natural que tira del hombre con más fuerza que dos carretas y con superior firmeza a las maromas de los barcos, no cabe oponer resistencia porque la naturaleza humana hace imposible todo esfuerzo por permitir al serrucho mental hacer de la virginidad virtud, gustosamente aceptada y con firmeza practicada.

Mucho esfuerzo mental se necesita para entender algo que la razón no acepta y la naturaleza humana rechaza, poniendo puertas al mar del vigor promovido y creado por el Dios que predican quienes pretenden inhabilitar el propósito de quien otorgó a los seres vivos la capacidad de reproducirse, gozando al mismo tiempo de un placer terrenal de complacencia indiscutible.

El irracional y conculcado voto de religiosos y religiosas, profesionales de la virtud, al mandato divino de “creced y multiplicaos” hace pensar que puede más el instinto de reproducción en clérigos y monjas, que los mandatos eclesiásticos traducidos en voto de castidad, como si la pureza evangélica tuviera algo que ver con la abstinencia sexual.

Deseo de copular que se encuentra más desarrollado en los animales racionales que en el resto de seres vivos, pues los irracionales semovientes solo practican sexo en época de celo, a diferencia de los humanos que somos incansables en el oficio, sin intención de perpetuar la especie.

Esto explica la impotencia del celibato para dominar el instinto natural de las personas a unirse en feliz cópula, compartiendo con seres de su misma especie el placer de la carne, tan denostado en la doctrina eclesial, aunque los impositores de la norma hayan sido en muchos casos los primeros en conculcarla, como nos cuenta la historia.

LA PINTA DEL PINTA PINZÓN

LA PINTA DEL PINTA PINZÓN

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El experto navegante palense Martín Alonso Pinzón fue pieza clave en el descubrimiento del nuevo continente al mando de la carabela Pinta, atribuyéndose a Colón méritos que correspondían al palermo, pues sin su apoyo técnico, logístico y económico no hubiera sido posible la conquista del nuevo mundo.

Fue Pinzón por méritos propios sostén de éxitos ajenos, capitán que se enfrentó a la tripulación para resolver dos motines y subalterno rebelde a instrucciones inoportunas que fueron el origen de la rivalidad profesional con el almirante, discrepancias técnicas y enfrentamientos personales con Cristóbal Colón.

Recordemos que fue Pinzón el primero que regresó a España del viaje inaugural a lomos de la Pinta, el 1 de marzo de 1493, atracando en el puerto de Bayona y sin poder informar a los católicos reyes de su llegada, porque tal honor estaba reservado al almirante Colón que llegaría más tarde a Lisboa.

Arribó la Pinta a la costa pontevedresa con la bodega repleta de oro y productos alimenticios, algunos de los cuales recibieron usos distintos a los previstos por el descubridor, pues el maíz acabó alimentando a las vacas y los cacahuetes nutriendo los cerdos, ante el asombro de los papagayos que hicieron el viaje junto a las guindillas.

Pero también trajo la Pinta una maldición bíblica: la sífilis, fruto de los excesos cometidos por los marineros con las mujeres indígenas, que alcanzó al desenfrenado Pinzón, muriendo de tal enfermedad y llevándose al valle de Josaphat los secretos del descubrimiento y el enfado con Cristóbal, que no asistió a sus funerales en La Rábida.