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Día: 26 de septiembre de 2014

AFORADOS

AFORADOS

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Es insultante que quienes dirigen nuestras vidas apelen a la sacrosanta Constitución cuando se trata de mantener sus derechos, obtener protección legal y conservar sus privilegios, olvidándose de ella cuando exige trabajo para los ciudadanos (Art. 35), reclama viviendas para todos los españoles (Art. 47), obliga a mantener calidad sanitaria (Art. 43) o demanda educación generalizada (Art. 27).

El incumplimiento de todo ello explica las barricadas, gritos, pancartas y manifestaciones ciudadanas de todos los colores por la desigualdad jurídica fruto de una injusta discriminación positiva que beneficia a los aforados conculcando el Art. 14 de la Constitución, siendo esto una llamada directa a la rebelión contra un sistema que solo beneficia a la minoría de privilegiados que lo sustentan.

Entre los santones favorecidos por el aforamiento se encuentran: presidente del Gobierno, ministros, presidentes autonómicos, consejeros de los ejecutivos de la Comunidades Autónomas, diputados, senadores, parlamentarios autonómicos, miembros del Tribunal de Cuentas, miembros del Consejo de Estado, Defensor del Pueblo, miembros del Consejo General del Poder Judicial, Presidente del Tribunal Supremo y del Constitucional, jueces, magistrados y fiscales.

El aforamiento del exrey de España que se une a los diez mil aforados que ya tenemos entre nosotros, obliga a denunciar una situación insostenible de privilegio que mantienen únicamente los favorecidos por ella, alejados de los tribunales ordinarios de justicia donde vamos a parar los cuarenta y siete millones de españoles restantes, reservándose los aforados el favor de ser juzgados por tribunales superiores, controlados y politizados por quienes han de sentarse ante ellos.

Para exigir la desaparición de tal fuero basta apelar al sentido común, sin necesidad de recordar que el Francia hay 36 aforados, en Italia y Portugal solo uno y en Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, ninguno. Basta con preguntar las razones por las cuales existen aforados en España para comprender que no están inmaculados, porque si estuvieran limpios renunciarían al aforamiento, en vez de reclamarlo.

¡Ah!, que ningún Pinocho venga a nosotros con la bolonia de que el aforamiento es para evitar presiones políticas sobre los tribunales ordinarios si tuvieran que juzgar a cargos públicos, alegando que un tribunal superior es más independiente ante estas presiones, porque la carcajada puede hacer eco en el anillo de Saturno.