SÉ CON QUIEN ESTOY
Siempre me he sentido cerca de las personas que miran de frente, ofrecen la mano, son veraces, luchan por los demás, comparten su mesa y dedican sonrisas. Por eso, en el ecuador de mi sexta década confirmo mantenerme al lado de las mismas que personas que me han acompañado siempre.
Estoy con quienes impulsan la concordia, facilitan el entendimiento, fomentan acuerdos, evitan los conflictos, promueven la paz y favorecen el diálogo.
Estoy con los que comparten el pan, la fiambrera, el botijo y la fruta, sin pedir acreditaciones de buena conducta ni certificados de penales.
Estoy junto a las mentes despiertas, que no se tragan ruedas de molino, ni digieren cuentos para aliviar angustias vitales consoladas con sueños escatológicos.
Estoy al lado de aquellos que mantienen su dignidad por encima de platos de lentejas, conservan la honradez, delatan a los corruptos y limpian los estercoleros morales.
Estoy con los que distraen la ropa de los que nadan y pretenden guardarla, mientras pasan la mano por la caja común para llevarse billetes procedentes del sudor ajeno.
Estoy, en fin, con los amigos que han caminado junto a mí por senderos pedregosos de la vida, arrastrando bacía, yelmo y halo del romántico caballero y llevando en bandolera el quijotismo del manchego.