«TODO POR LA PATRIA»
Los centros que están disciplinados por ordenanzas castrenses, y cuyos ocupantes visten de caqui, azul o verde, tienen reservado el copyright del sacrificio y mantienen exclusivo derecho de autor para grabar a la entrada del edificio la frase “Todo por la patria”, queriendo con ello expresar que quienes lucen uniforme y condecoraciones están dispuestos a inmolarse por la tierra a la que se sienten ligados jurídicamente, históricamente y afectivamente.
Tal privilegio es una apropiación indebida por tres razones: primera, porque nadie da todo, – es decir, todo – por la patria; segunda, porque no es buena idea dar la muerte por la patria, sino la vida; y tercera, porque el lema no debe ser exclusivo de los centros castrenses, sino ocupar el frontispicio de todas las Instituciones públicas y entidades privadas repartidas por la nación.
Confundir la vida con la muerte, lleva al error de rendir honores, cornetas, laureles, himnos y banderines a quienes dan su vida por la patria, cuando en realidad lo que entregan es su muerte, ignorando a los muchos que dan su vida por ella, en la milicia del trabajo manual y el esfuerzo intelectual, gastándose día a día con heroico silencio, por el progreso, bienestar y grandeza del país.
En las escuelas, hospitales, fábricas y universidades se lucha con las manos y las ideas en beneficio de la patria, librando diariamente duros y sostenidos combates por mantener una conciencia colectiva común y espíritu de lucha permanente, como ejemplo de entrega y donación de vida en el engrandecimiento del territorio común que a todos pertenece, algo que distingue a patriotas de patrioteros.