NEGOCIOS SUIZOS
Repito con frecuencia a mis amigos que si pudiera elegir un país europeo para vivir éste sería Suiza, donde pasé varios años felices de mi vida mirando para otro lado por no ver la miseria escondida bajo el asfalto, aceras y raíles de la zuriquesa Bahnhofstrasse o la Correterie ginebrina.
La neutralidad bélica suiza es el gran negocio del país helvético, cuya seriedad, opacidad y seguridad bancaria le permite ser la mayor potencia financiera desde la Segunda Guerra Mundial. Neutralidad bélica que significa no pegar tiros contra otros, pero en ningún caso inhibirse de participar en la guerra, porque hay otras formas de implicarse en la barbarie, sin necesidad de ir al frente de batalla con la bayoneta calada.
Esto hizo Suiza en la gran contienda poniendo sus oficinas financieras al servicio de la Alemania nazi, para venderle sus “productos” a elevado precio, convirtiendo en divisas mundiales el oro que Hitler y sus muchachos robaban a los países conquistados y a los ricos judíos que esquilmaban, antes de fumigarlos y enviarlos a los hornos crematorios, mientras rapiñaban entre las cenizas humanas dientes de oro que añadir al intercambio.
Después de adoquinar con lingotes de oro los despachos financieros, convirtieron los sótanos de las entidades bancarias en cuevas de Alí Babá, donde han llevado sus tesoros y sacos de billete, los dictadores, politiqueros, ladrones, estafadores, contrabandistas, traficantes de drogas, comerciantes de armas y sinvergüenzas de similar calaña, fruto de los robos, saqueos y fraudes que han realizado con total impunidad estos sujetos sin someterse a ley alguna, expoliando y robando a plena luz del día, ante los ojos de ciudadanos y gobiernos silenciosos, sometidos y sumisos a la voluntad de esa canalla humana.