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Mes: abril 2012

PAPEL DE PERIÓDICO

PAPEL DE PERIÓDICO

Profecías de sabias voces, nos anuncian un escaso futuro a los tradicionales periódicos de papel, que serán apartados de la circulación por la inmediatez de noticias digitales llevadas a domicilio en las pantallas de los “compiúteres”.

Me niego a aceptar esta imparable realidad, por muy irreversible que la anuncien los agoreros del futuro, con el apoyo y complicidad de lectores incapaces de rentabilizar las ventajas y servicios que ofrecen los diarios que nos vende cada mañana la señora Faustina.

Si desaparece la prensa escrita tendremos que ajustarnos aún más el cinturón para comprar todos los objetos, productos y elementos que suplen las páginas de los periódicos, desde que la primera rotativa se puso en marcha en 1846, a partir de la máquina de impresión ideada por Applegath.

¿Con qué vamos a rellenar los huecos libres que dejan en las cajas los paquetes postales que enviamos a  los amigos de confianza?

¿Qué papel van a utilizar las personas de los servicios de limpieza cuando acaban de fregar el suelo, para evitar las pisadas ciudadanas?

¿Cuánto dinero extra tendremos que gastar en materiales para mantener la horma de los zapatos de una temporada a otra y el volumen de los bolsos?

¿Qué utilizaremos para envolver vajillas, cuberterías, cristalerías, portarretratos y pequeños objetos domésticos, en los traslados de vivienda?

¿Cómo vamos a proteger la tarima, los muebles y objetos de una habitación cuando nos dé por coger el pincel para pintar las paredes?

¿Cuántos eurípides gastaremos en productos para iniciar el fuego de la chimenea, abanicarnos, matar insectos y sentarnos en un banco?

¿Dónde irán a parar algunos periodistas, distribuidores, quiosqueros, taladores de árboles, transportistas, fabricantes de jabones, sarteneros, cazueleros, coleccionistas de primeras entregas, cafeterías mañaneras, fotógrafos destajistas y recogedores de papel,  cuando desaparezcan los periódicos?

Eso sí, los fabricantes de papel higiénico aumentarán las ventas.

¡ SILENCIO, SE JUEGA !

¡ SILENCIO, SE JUEGA !

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La maldad de la bomba neutrónica consiste en mantener los edificios intactos en su sitio, mientras pasa la guadaña por los cuerpos humanos, segando a neutronazo limpio células animales a diestro y siniestro, dejando las calles y plazas libres de todo semoviente durante las 48 horas que dura la radiación ionizante aniquiladora.

Bien, pues ese mismo efecto consigue el fútbol, aunque sus consecuencias no vayan tan lejos y se queden en tres o cuatro infartos, algunos gritos descompuestos, un par de bengalas desaprensivas y miles de discusiones intrascendentes entre los aficionados de uno y otro bando, lo que facilita la disgregación y el despiste colectivo.

Lenin hablaba de un alienante opio teísta que contaminaba el pensamiento, al que Unamuno opuso el ateísta viciador de sangre; pero pocos  han puesto la atención en el opio balompedista, tan utilizado en épocas no muy lejanas para alejar malos deseos de libertad, justicia y democracia.

Los singulares periodistos deportivos y las jóvenes periodistas deportivas que nos deleitan con sus inteligentísimas crónicas y acertadísimos comentarios, han agotado ya el repertorio de calificativos para definir partidos de fútbol como el de ayer, porque ya no vale eso del partido del año, de la década o del siglo. Alguien lo ha llamado del milenio, a un paso ya del Cron y el Eón.

Tres veces he ido a un campo de fútbol. La primera en Madrid a ver las últimas patadas de Di Stéfano a un balón en el Bernabéu, acompañado de entrañables amigos del Infanta. La segunda visita la hice al Helmántico aplaudiendo el ascenso del Salamanca a primera división con la pasividad del Betis, sin prestar mucha atención al partido porque mientras los equipos se besaban, nosotros dábamos cuenta de un cordero asado que llevó el dueño de un restaurante. La tercera y última vez fue en Bruselas con varios compañeros, a ver como España ganaba a Bélgica en el estadio de Heysel.

Eso es todo. Pero intentaré esta mañana ver el resumen del Barça – Real Madrid de ayer, porque quiero decir algunas tonterías de profano a los buenos amigos que me disputarán esta tarde sobre el tapete verde la dominguera partida de mus.

NO CABE RESIGNACIÓN

NO CABE RESIGNACIÓN

Lo único que justifica la brutalidad de una guerra son las consecuencias que se derivan de ella. Me refiero a que el hambre, la miseria y la ruina, son consecuencias lógicas de una guerra. Detestables, sí; pero secuelas inevitables de la repugnante dialéctica irracional y exterminadora de la guerra.

Pero la pobreza que ahoga hoy el alma de millones de ciudadanos no es consecuencia de una guerra, sino del abuso, incompetencia, avaricia, insolidaridad y engaño, del selecto grupo de privilegiados que sobrevuela por encima de la desdicha colectiva.

Trágico desequilibrio en la balanza de bienestar social que exige corrección inmediata poniendo en el plato menos favorecido el peso de la fuerza que da la unidad de todos los que apenas tienen un mendrugo que llevarse a la boca, mientras los responsables de la quiebra siguen brindando con Moet Chandon en la cubierta de los barcos de recreo.

No cabe impunidad para los culpables de la tragedia por mucho que quieran convencernos de la necesidad de arruinarnos cada día más, mientras ellos están al abrigo de la intemperie, sin oír el castañeo de la necesidad.

No cabe el olvido para los despilfarradores del erario público que han gastado nuestro dinero en obras faraónicas multimillonarias, sin pies ni cabeza, para satisfacer una enfermiza megalomanía.

No cabe el indulto para quienes han metido mano en la caja común, llevándose en bolsas de plástico lo que a otros pertenece, por mucho que sus mercenarios pretendan inmolarse ante ellos por un plato de lentejas.

No cabe la amnistía fiscal para los defraudadores que toman piña colada en paraísos fiscales, mientras sus vecinos hacen cola en las agencias tributarias para sufragar los servicios públicos que aprovechan los estafadores.

Urge un nuevo proceso de Nuremberg donde veamos sentados en el banquillo a banqueros insaciables en su voracidad, a especuladores sin escrúpulos, a ladrones de guante blanco y a políticos inmovilizados con sueldos milenarios, que miran con envidia a los usureros que niegan el pan y la sal a quienes no tienen siquiera un terrón de azúcar para endulzar sus pesares.

¿OTRA SEÑORA, SEÑOR?

¿OTRA SEÑORA, SEÑOR?

De ser cierta la noticia que recogen los periódicos españoles procedente de La Stampa, Oggi Notizie, Point de Vue, Bild, etc., el señor tiene desde hace cuatro años una nueva señora de 46 años para consolar sus problemas inferiores y acompañarle en todas sus escapadas extraoficiales, incluida la última al cementerio de elefantes donde se ocultan cuernos y colmillos.

Esta nueva conquista del señor explica que la reina retrasara su regreso para dejar cicatrizar las heridas de las amputaciones sufridas en la frente, que le impedían entrar por la puerta del avión.

Esta nueva exhibición del más exaltado macho ibérico de la patria explica los ataques recibidos por frustrados ciudadanos envidiosos, que les gustaría tener sus atributos y capacidad de seducción.

Esta nueva aventura genital del anciano señor está siendo estudiada por los investigadores, que asombrados buscan una explicación a semejante furor testicular, sin precedentes en sus antecesores.

Esta nueva peripecia de entrepierna explica lo mal que lleva el señor las cuestiones de seso, debido a los excesos de sexo, que terminan por confundir la neurona que deambula por la cisura y hace eco en su cerebro.

Esta nueva hazaña sexual explica que el señor sea conocido en todo el mundo  como “el soberano más tombeur de femmes de Europa”, título que sería orgullo de quienes le cedieron los genes.

Esta nueva andanza señorial bien merece el esfuerzo de académicos para convencer a los herederos de Zorrilla que retiren el apellido Tenorio al relato de las correrías amorosas de don Juan.

Ahora sólo falta que la Señora, – así, con mayúsculas -, cuelgue en el perchero del pasado la profesionalidad que el señor le puso sobre los hombros, y  abandone el paripé. No sería extraño que después de una vida entre devaneos, amores ficticios, diques a rumores, paseos contra corriente, farsas protocolarias y contradicciones vitales derivadas de compromisos reales, la Señora dejara de pensar que pensaríamos los súbditos y se desmelenara y buscara el camino de la libertad y recuperara el respeto y encontrara un amor que compensara los privilegios reales, porque los niños ya están creciditos y aún queda tiempo para disfrutar una lealtad y fidelidad que no ha recibido.

¿CUÁL ES EL ERROR COMETIDO?

¿CUÁL ES EL ERROR COMETIDO?

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La excepcionalidad de algo que debería ser normal en la vida política, ha provocado el aplauso de quienes han consolado su decepción monárquica con inexistentes disculpas de un rey, pues no ha pedido perdón ni ha explicitado los errores cometidos.

Al declarar el monarca que siente lo sucedido sin aclarar qué ha pasado y confesando al mismo tiempo la comisión de un error ocultando cuál ha sido la equivocación, anula el valor que pudiera tener el propósito de enmienda prometido al pueblo.

La obviedad de algo no consuela la razón al tratarse de una verdad evidente, pues el error es una cualidad del ser humano. Todos erramos, incluidos reyes, papas y dogmáticos fundamentalistas. Por eso, el reconocimiento genérico de haber consumado una falta carece de validez, si no va acompañado de la explicitación del delito cometido.

Lo que deseamos saber los súbditos es el desmán que el rey considera haber perpetrado, no la aceptación abstracta de un error, porque eso ya lo sabemos, sin que nos lo diga con voz aparentemente arrepentida, aconsejándole pensar antes de actuar y no disparar sin haber apuntado antes, por mucha afición que se tenga a la caza.

¿Se ha equivocado el rey por recrearse matando animales durante toda su vida o por privar de la vida en este caso a una especie protegida?

¿Se ha equivocado el rey por irse a la caza de un paquidermo en lejano país o por aceptar la invitación de un empresario con negocios en España?

¿Se ha equivocado el rey por ocultar a los vasallos sus andanzas y cacerías o por tropezar con un escalón y caerse al suelo a las cuatro de la mañana?

¿Se ha equivocado el rey por decir que los jóvenes parados le quitan el sueño o por transgredir el “comportamiento ejemplar” que pide a los demás?

¿Se ha equivocado el rey por aceptar el premio a la caza del oso pardo o por operarse en un hospital privado inalcanzable a los fieles tributarios?

Mientras el rey no confiese el error que considera haber cometido, seguiremos sin saber cuál es la falta que ha prometido no volver a cometer. Pero me temo que eso nunca lo sabremos porque la renovada adhesión monárquica de políticos, tertulianos y columnistas, nos impedirá conocer la respuesta.

MAESTRO UNAMUNO

MAESTRO UNAMUNO

Nueva conferencia ayer en Salamanca para hablar sobre el maestro Unamuno, en un selecto foro donde un grupo numeroso de profesores e intelectuales salmantinos optaron por asistir a la disertación en vez de presenciar un partido de fútbol, máximo rival que encuentran los actos públicos de todo tipo.

Entre todos los términos posibles para designar la actividad desarrollada por don Miguel durante los cincuenta y dos años que impartió clases, ninguna hay que defina mejor lo que fue y quiso ser, que la de maestro.

Maestro vocacional, porque Unamuno no podía haber sido otra cosa. Vocación que llevó más allá de las aulas, haciendo de su obra un foro de concienciación y cultura, donde la inquietud por la enseñanza y su tenaz empeño en educar fue el sustrato que alimentó cada una de sus páginas.

El soplo liberal que tanto necesitaban las aulas salmantinas fue dado por Unamuno con cierto coste personal debido a la oposición frontal que sufrió por parte del integrismo tradicional dominante. Su condición de vasco, joven, liberal y socialista, contribuyó a las hostilidades; los artículos como publicista multiplicaron las críticas; la proximidad a profesores progresistas le separó de la mayoría de claustrales; y su compromiso con la verdad fue causa de múltiples alejamientos personales.

Autoridad de maestro, basada en la competencia personal y el amor a la enseñanza, llegando a ser padre de una inmensa prole intelectual diseminada por el mundo,  “hijos espirituales” alimentados con su doctrina y compromiso moral, a los que transmitió lo mejor de sí mismo, haciendo vocación en todos ellos.

Agitar las conciencias, despertar espíritus dormidos, romper las almas anquilosadas, activar la monotonía intelectual, triturar el aburrimiento vital, renovar la vulgaridad mental y estimular el ambiente cultural, fueron ocupaciones diarias de este inconformista.

Pedíales a los estudiantes libertad de pensamiento, imaginación creativa e inconformismo intelectual para cuestionarlo todo, poniendo en tela de juicio lo que pareciera más asentado y axiomático, sin aceptar postulado alguno si querían gozar de una visión real de la vida, dándoles responsabilidades intelectuales no siempre alcanzables y pidiéndoles tolerancia, ajena a todo dogmatismo.

Leal a su profética misión de enseñar educando. Sincero en sus planteamientos y honesto en sus actitudes. Cortés, amable y educado en gestos y modales. Riguroso cumplidor del horario, eficaz gestor de actividades en el periodo lectivo y, finalmente, sabio como pocos lo han sido el los ochocientos años de historia de la Universidad salmantina, con una erudición apabullante.

Todo eso fue el maestro Unamuno antes de esconderse en el pecho del padre eterno, dejándonos, como lema de lucha, la defensa de la verdad por encima de la paz.

UTOPÍAS

UTOPÍAS

El portavoz cordobés del Partido Popular en la Comisión de Sanidad del Senado, Jesús Aguirre Muñoz, afirma que es utópico mantener una sanidad universal, equitativa, gratuita y solidaria. Algo que confirma el proyecto popular de llevarnos a una sanidad privada, injusta, onerosa e insolidaria, sin tener en cuenta que no no estamos dispuestos a seguir ese camino si antes no se cumplen otras utopías más saludables y beneficiosas para el país y los ciudadanos, como es la reducción salarial de los políticos que sangran las instituciones públicas.

El señor Aguirre debe saber que las verdaderas utopías están recogidas en el capítulo primero del libro aún por escribir “Politiqueros al banquillo”, en el que figura como destacada quimera que los políticos responsables de despilfarrar el dinero de los ciudadanos, vayan a la cárcel y en ella descansen por los siglos de los siglos. Amén.

Utopía es que los políticos corruptos devuelvan al erario público todo el dinero que han robado a los ciudadanos.

Utopía es que los políticos tengan la honradez, competencia y generosidad necesaria para gobernar al pueblo que representan.

Utopía es que los políticos estén obligados a pasar unas pruebas selectivas que acrediten su capacidad para ejercer su trabajo.

Utopía es que a los políticos se les retiren las tarjetas de crédito con cargo al ciudadano, los coches, guardaespaldas y privilegios sociales.

Utopía es que los políticos tengan como único empleo la dedicación exclusiva a los ciudadanos evitando otros trabajos a los que se dedican.

Utopía es que los políticos sean un ejemplo social de honradez, limpieza, transparencia, esfuerzo, renuncia, competencia y verdad.

Utopía es que los políticos se vean obligados a utilizar la sanidad pública para que defiendan su universalidad, gratuidad y solidaridad.

Utopía es conseguir que políticos como el señor Jesús Aguirre desaparezcan del mapa y pasen el resto de su vida remando en la galera del olvido.