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Mes: enero 2012

PEQUEÑOS PLACERES

PEQUEÑOS PLACERES

Hay quienes en la vida necesitan inéditas aventuras, exóticos paisajes, cruceros mediterráneos, comidas en el Bulli o nebulosos amaneceres junto al Taj Mahal, para disfrutar de la vida, y quienes gozan con pequeños placeres que están al alcance de cualquier persona con sensibilidad para disfrutarlos.

Me incluyo en este segundo grupo por vocación propia, convencido que la felicidad no se compra en ninguna taquilla ni el bienestar personal está en proporción al tamaño de la cuenta corriente, sino que depende de la capacidad de cada cual para descubrir insignificantes deleites de cada día.

Entre mis pequeños placeres cotidianos se encuentra beber un sorbo de agua fresca sin necesidad de que me acerquen el vaso a la boca con una pajita.

Caminar de un sitio para otro sin ayuda de nadie ni de nada.

Charlar animadamente con amigos compartiendo una botella de vino.

Recibir en el buzón un poema inesperado con dedicatoria personal.

Oír el agua nocturna que baja cantarina por los regatos en Candelario.

Saludar a la luz de madrugada en los carámbanos suspendidos en las fuentes.

Pasear descalzo por el borde del mar en una playa solitaria entre gaviotas.

Sentir el aliento del crepúsculo en la desembocadura de la tarde.

Leer poemas que nos dejó un tiempo de rosas en servilletas de papel.

Deleitar el entendimiento con una página literaria bien escrita.

Disfrutar los minutos de dulce inconsciencia que acompañan al despertar.

Desempolvar complacientes recuerdos de una fotografía en sepia.

Saborear fruta de un árbol prohibido en el reposo de una caminata.

Percibir la caricia enamorada recorriendo distraídamente la piel.

Calzar las zapatillas en casa tras una larga jornada de trabajo.

Desparramar el cuerpo en un sofá dejando volar sin rumbo la imaginación.

Seguir amando después de haber amado.

Recibir una llamada telefónica largamente esperada.

Contemplar en la penumbra  silenciosa una vela encendida en Adviento.

Oler el embriagador perfume de los jazmines en las noches estivales.

Sonreír con la risa explosiva y generosa de un niño que deja ver su alhelíes.

Agradecer a la radio la sorpresa de la canción preferida.

Comer un cuscurro del pan caliente recién cocido.

Refrescar el cuerpo con un baño reparador las cálidas tardes de verano.

Recibir el beso diario de mi mujer y nuestros hijos.

Escribir cada día en esta bitácora, especialmente hoy que abro mi ventana para que vuelen hacia vosotros estos pequeños tesoros de felicidad que justifican mi existencia y me hacen olvidar lo que ninguno queremos recordar.

SOCIAMISMO

SOCIAMISMO

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El Partido Socialista está lamiéndose las heridas electorales inmerso en su propia intimidad, es decir ensimismado, recogido en el santuario de Ferraz y mirándose al ombligo las veinticinco horas del día, ante la falta de espejos donde recrearse, rotos por ambiciones internas, reproches mutuos y aspiraciones desmedidas por seguir llevando las riendas de un caballo desbocado que terminará por despeñarse en Despeñaperros.

Deseo equivocarme, pero la confusión interna reinante y el desconcierto de los votantes que no entienden nada de lo que está sucediendo, no van a disolverse por mucho que los 956 delegados se muevan con habilidad entre las grietas del 22 de mayo, los escombros del 20 de noviembre y la posible ruina del próximo 25 de marzo.

Bono se queja de que Barreda le dejara al pairo en las críticas patrimoniales que recibió, como si alguien pudiera esconder un lingote de oro detrás de un alfiler; y José María le ha recriminado la endemoniada herencia que le dejó en Caja Castilla la Mancha y el despilfarro impune del aeropuerto de Ciudad Real.

Los extremeños Ibarra y Vara, se están dando con la vara uno al otro, culpándose mutuamente de lo que ambos fueron culpables. Griñán más despistado que un burro en un patatal, va de problema en problema mirando de reojo a Chaves, y con la manguera en la mano intentando apagar un incendio que se llevará por delante la rosa, sin que nada pueda hacer para quitarle la espina de los cocainómanos EREs.

Y en medio de todo esto, Rubalcaba paseándose del brazo de Txiki Benegas, Marugán y Caldera por las agrupaciones, al tiempo que Carme Chacón taconea por la calle con el zapaterismo bajo el brazo junto al disfrazado Javier de Paz y su amado Miguel Barroso, dejándose ver en televisión a hombros de Jaume Roures.

Ni uno ni otra. Ni rancia nostalgia por mucho que brille, ni falsa renovación por mucho que prometa. Ni megaterios, ni trapecistas. Ni líderes apaleados en las urnas, ni continuadores aspirantes al relevo. Muchos simpatizantes socialistas están sorprendidos que dos corresponsables del mayor fracaso electoral de la historia socialista, aspiren a seguir dirigiendo el partido.

El socialismo necesita un rostro nuevo en los carteles electorales. Una esperanza verdaderamente renovada que ayude a superar la decepción sufrida. Un compromiso sin contaminación alguna por hechos que contradigan las promesas.  Alguien con valor para comprometerse con un socialismo real, sin componendas, prejuicios, ni temores.

No están las espadas en alto en Ferraz, ni el ruido que se oye es de sables. Lo que suena en los pasillos del santuario socialista son chasquidos de bayonetas caladas, por mucho que Aguilar amenice la despedida de Zapatero con su guitarra.

RECUERDOS EN EL ESPEJO

RECUERDOS EN EL ESPEJO

Cerrando ya el mes de enero de 2012, quiero recordar a los jóvenes tres páginas de la moderna historia de España que posiblemente desconozcan. Páginas escritas con sangre aquel lejano mes de enero de hace 35 años, que resquebrajaron el puente por donde cruzábamos la mayoría de españoles desde la agostada orilla del franquismo a los fértiles campos democráticos.

Han de saber nuestros jóvenes que el 23 de enero de 1977 un pistolero ultraderechista, con sangre fría de caimán y corazón de bastardo, asesinó a tiros al estudiante de 19 años Arturo Ruiz en la Gran Vía madrileña, simplemente porque al joven se le ocurrió la repugnante idea de participar en una manifestación por la amnistía y reconciliación, tras cuarenta años de dictadura, fruto amargo de una incivil guerra fratricida.

Han de saber nuestros jóvenes que el 24 de enero de 1977 la joven estudiante de veinte años María Luz Nájera murió al ser golpeada con el bote de humo, lanzado por un desconocido policía antidisturbios, mientras la chiquilla participaba solidariamente en la manifestación convocada como protesta por el asesinato de  Arturo Ruiz.

Han de saber nuestros jóvenes que el 24 de enero de 1977 tres pistoleros de ultraderecha asesinaron a tiro limpio y cara descubierta, en un céntrico despacho madrileño, a 5 jóvenes abogados que ocupaban su tiempo en el asqueroso oficio de proteger derechos laborales de trabajadores.

Han de saber nuestros jóvenes que la última semana de enero de 1977 la ultraderecha estuvo a punto de robarles la libertad que ahora disfrutan, ganada con esfuerzo y sacrificio por la generación anterior,  sin que hayan hecho el esfuerzo de mirarse en ese espejo ni den mérito alguno a la democracia en la que han nacido y vivido, porque desconocen el peso de una dictadura sobre sus espaldas

Traigo hoy a mi bitácora el recuerdo a estos jóvenes mártires de nuestra democracia, como lección de responsabilidad y entrega de una juventud cuya valentía, ideales y compromisos sociales distaban mucho de los intereses,  preocupaciones y ocupaciones de gran parte de la juventud actual, acomodada en la sumisión, que no hace temblar con su irrefrenable fuerza y unión a los politiqueros y especuladores que están arruinando su futuro.

ANULACIÓN DE SENTENCIA

ANULACIÓN DE SENTENCIA

He leído con atención el texto manuscrito de 16 folios correspondiente al acta del jurado en el que se declara inocente a Francisco Camps por cinco votos contra cuatro y he quedado estupefacto con la lectura del escrito.

La escritura iletrada, la torpe caligrafía, la carencia de horizontalidad en los renglones, la dispersión de signos de puntuación, la defectuosa redacción, la ofuscación conceptual y las faltas de ortografía, evidencian un analfabetismo en los nueve miembros que firman el escrito, digna de formar parte del libro Guinness de records anticulturales.

Espantado ante lo que terminaba de leer me fui directo a la Ley del Tribunal del Jurado para informarme de los requisitos exigidos a los miembros y la forma de nombrarlos, comprobando en su Art. 2 .1 que el jurado se compone de nueve miembros y un Magistrado integrante de la Audiencia Provincial, que lo presidirá. Y su Art. 8 informa que para ser jurado se necesita, entre otras cosas, saber leer y escribir.

Bien, pues dos reflexiones:

1ª. Pedir sanción para el Magistrado presidente del Jurado por permitir que semejante bazofia literaria saliera de la reunión.

2ª. Anular la sentencia porque los miembros del jurado no cumplían el requisito de saber leer y escribir.

Pasan de 40 las faltas de ortografía. Los signos de puntuación se han tirado sobre el texto desde la ventana de la ignorancia. La redacción sonroja a los ornitorrincos. Las frases patean la gramática. Y los conceptos han puesto vertical el horizonte.

En mi larguísima vida de profesor jamás vi cosa igual, ni tanto me he horrorizado. Un profundo escalofrío ha recorrido mi médula espinal al pensar que el destino de muchas personas puede depender de nueve analfabetos funcionales apoyados por un tribunal que acepta gustosamente un acta cuyo destino es el estercolero y la anulación del juicio por incumplimiento de los requisitos exigidos a los miembros del jurado.

¿ RESTABLECER EL HONOR ?

¿ RESTABLECER EL HONOR ?

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Pregunta la presidenta de Castilla la Mancha, Secretaria General del Partido Popular y miembro del selecto Club Bilderberg, quién va a reponer la honorabilidad de Francisco Camps, sin darse cuenta que la pregunta no tiene respuesta cuando el honor se ha perdido, regalo a regalo, en una ruta comercial que causará espanto en los españoles cuando se sepa toda la verdad.

Una cosa es que se hayan sustanciado las responsabilidades penales del señor Camps y otra pretender convertirle en hombre de honor, después de todo lo que hemos visto y oído en el juicio oral, donde hasta las ranas de la Albufera han enrojecido de vergüenza.

Juicio en el que un ciudadano, ¡un sólo ciudadano!, ha decidido la inocencia del acusado, porque si uno de los cinco votos a favor se hubiera ido al otro plato de la balanza, estaríamos hablando de algo diferente. Pero así es la justicia y así la acatamos quienes creemos en el Estado de derecho, aunque algunas sentencias nos obstruyan las glándulas sudoríparas con el sarpullido.

No puede reponerse el honor de quien mintió en las Cortes valencianas y reiteró varias veces la mentira a sus votantes, a los ciudadanos, a los ángeles y a los arcángeles, afirmando no conocer al conseguidor, cuando hemos visto que era su “amiguito del alma” al que quería «un huevo».

Esto lo ha comprendido muy bien su compañero en el banquillo de los acusados al no expresar la alegría que con torpe descaro mostró Camps al oír la sentencia, sin tener en cuenta el desprecio que la población honrada ha sentido oyendo sus conversaciones telefónicas con el “bigotes”, apenas consolado por las “hostias” que le ofreció a este “gilipollas”.

Como dijo Pedro Crespo, el honorable alcalde de Zalamea, “el honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios”, obligando Yahveh en su octavo mandato a quienes invocan su nombre, – como hizo Camps al oír la sentencia -, a no decir testimonio falso ni mentir.

Ser o no ser, dijo el príncipe de Dinamarca, y el expresidente valenciano ha demostrado “no ser”, porque un hombre de honor no miente ni engaña, dice la verdad, no falsea la realidad y da la cara aunque se la partan.

Los políticos siguen empeñados en convencernos que en la sociedad no hay más reglamento que el código penal, olvidando que somos millones los que seguiremos defendiendo que por encima de la ley jurídica están los códigos éticos y morales que ellos pretenden desterrar.

No, señora Cospedal, Francisco Camps no puede ser rehabilitado ni puede entregársele gratuitamente el honor que ha perdido, sencillamente por eso, porque lo ha perdido y nadie sabe dónde está.

¡ MIERDAS Y MARICONES !

¡ MIERDAS Y MARICONES !

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¡Cómo  está el patio, señores! Hace unos días fue el “bigotes” y hoy es el Marqués de Olivara, más conocido por el “puñoleche de Boyer”, el que se despacha a placer con los jueces llamándoles “mierdas” y maricones”. Ya sé que habla metafóricamente porque los jueces no son excrementos ni todos practican una sexualidad condenada por báculos y tiaras.

Abierta impunemente la veda, el marido de Teresa ha disparado a discreción contra todo lo que se mueve en la judicatura, sin darse cuenta que las balas pueden rebotar y darle en su enajenada cabeza para acabar con la neurona que le queda a este “defensor de los obreros”.

Nunca he aceptado las descalificaciones indiscriminadas, en las que reciben iguales insultos, “caínes” y “abeles”; justos y pecadores; autónomos y serviles; cínicos y veraces. Pero menos voy a aceptarlas en este caso porque la realidad que conozco en bien distinta.

Me precio de tener amigos magistrados en activo y otros ya jubilados, comprometiéndome a salvarlos de la mierda que se está echando sobre los que ponen el carnet de un partido en la balanza de la justicia, sin darse cuenta que tal peso desequilibra un fiel que debe mantenerse inalterable a los vaivenes politiqueros.

Damián, Julio, Clara, José Ramón, Andrés y Carlos son algunos ejemplos de jueces en los que pongo mi confianza en su honradez, profesionalidad, discreción, prudencia y sabiduría. Jueces dedicados a su oficio con una entrega incondicional, generosa, litúrgica, sacrificada, eficaz, honesta y silenciosa. Y junto a ellos, la mayoría que conforma el escalafón judicial.

Jueces que enaltecen la profesión, generan confianza en los ciudadanos, arriesgan la piel en las sentencias, respetan a los encausados, protegen a los testigos, consuelan a las víctimas y agradecen cada día el trabajo y la lealtad de sus colaboradores.

Jueces sin celos por la mayor notoriedad de otros magistrados, que se enorgullecen con las buenas actuaciones de los colegas que prestigian la judicatura. Jueces comprometidos con la verdad por encima de cualquier componenda. Jueces que no buscan protagonismo fuera de los tribunales que presiden.

Jueces con humildad para reconocer errores cometidos y sabiduría para enmendarlos. Carentes de envidias que degradan y no producen otro beneficio que la putrefacción del espíritu. Jueces democráticos, no políticos en el ejercicio profesional, sabedores que la justicia es una delicada flor que debe aromatizar el Estado de derecho, evitando que el nauseabundo olor de la corrupción política se esparza por la sociedad.

Jueces de carne y hueso, entrañablemente familiares, humanistas, solidarios y humanos, profundamente humanos, que no merecen los calificativos de un abejorro como Ruiz Mateos, a quienes ofrezco mi respeto, amistad y cariño, un día como hoy.

SARCASMO JUDICIAL

SARCASMO JUDICIAL

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No encuentro mejor palabra que sarcasmo para definir la situación que está pasando el juez Baltasar Garzón con los procesos judiciales en curso, que pueden otorgarle el detestable honor de ser el primer condenado por el caso Gürtel y la última víctima del franquismo. Tiene gracia.

Podrá parecer bien o mal el juego político seguido por el magistrado subiéndose al segundo peldaño de la escalinata socialista. Desagradará a muchos su protagonismo y afán de notoriedad.  Celará su estrellato a otros. Molestará la prepotencia de sus gestos aunque él se declare tímido enfermizo. Vale. Pero acusar al juez Garzón de prevaricación, es decir, de dictar a sabiendas una resolución injusta, me parece un sarcasmo.

Puedo aceptar incluso que se equivocara en su trabajo y mereciera una amonestación o la anulación de sus actuaciones por parte del CGPJ, pero acusarle de prevaricación me parece una burla sangrienta a la justicia, a la ley, a toda la escala judicial, a la población y al propio magistrado.

La mordacidad con que se está maltratando de palabra, obra y omisión a este asesor del Tribunal Penal Internacional, Consultor de la OEA y miembro del Comité de Prevención de la Tortura del Consejo de Europa, desconcierta incluso a los amigos hispanófilos de diferentes nacionalidades, que me preguntan por el caso, diciéndome que no entienden nada.

¿Cómo explicarles las acusaciones a un juez por ordenar escuchas telefónicas entre abogados y encausados en el putrefacto caso Gürtel argumentando que  laminaba el derecho de defensa, cuando se pretendía evitar el blanqueo de 20 millones de euros, que el propio fiscal aprueba pidiendo la absolución del acusado?

¿Cómo explicarles que está siendo enjuiciado el magistrado Garzón por pretender esclarecer el origen y causas de las muertes habidas durante la  guerra civil y el posterior franquismo, calificando el fiscal de insólito el procesamiento, pidiendo la anulación del juicio y la absolución inmediata del encausado?

¿Cómo explicarles que el juez Garzón puede ser condenado por archivar una causa a partir del informe previo positivo del fiscal y la confirmación posterior de la Sala Penal de la Audiencia?

¿Cómo explicarle a estos amigos la corrosiva persecución político-judicial que está sufriendo el primer luchador contra el narcotráfico, el liquidador de los GAL, la mano de hierro con el terrorismo y el acusador de varios criminales contra la Humanidad?

¿Cómo explicarles que quien fue diputado nacional, delegado del Gobierno en el Plan Nacional sobre Drogas, Doctor Honoris Causa por veintiuna universidades, y ganador de los premios Christa Leem, Luis Tilve, Brigada Abraham Lincoln, Fundación Puffin, Azucena Villaflor, Valores, Pozo Fortuna, etc., sea un chorizo que burla la justicia y actúa al margen de ella?

¿Cómo explicar a los amigos extranjeros el sabor acre que todo lo que está sucediéndole al juez Garzón me deja en el paladar, viendo rodar por tierra treinta años de impecable carrera judicial y de compromiso con la justicia, simplemente porque los negros tentáculos de la política llegan hasta las togas judiciales ennegreciendo sus puñetas?

¿Cómo evitar esta degradación del Estado democrático, el hachazo a la independencia del poder judicial y el espantoso ridículo mundial que estamos haciendo, si hubiera bastado con anular las pruebas recogidas en las grabaciones o evitar el juicio oral como tantas veces han hecho las autoridades judiciales del Supremo?