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Mes: diciembre 2017

RECUERDO SOLIDARIO

RECUERDO SOLIDARIO

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A personas que sufren la locura irracional de vesánicos matarifes, sin otra opción de supervivencia que abandonar su casa huyendo de la pólvora exterminadora y el plomo ciego, con el colchón a cuestas, los hijos en brazos, el corazón destrozado, encogido dolor y alma  rota, sin delito alguno cometido ni causa que justifique su desdicha, enviamos un recuerdo desde la inalcanzable tierra de promisión.

También a los seres humanos sin protección social ni asistencia sanitaria, empleados en extraña tierra para realizar esfuerzos que sólo a ellos se les pide, les acompañamos solidariamente en su doliente soledad, mientras realizan detestables tareas rechazadas en muchos casos por quienes piden diariamente su expulsión alegando injusta competencia y hurto laboral.

A los que se hacinan en Centros de Internamiento para extranjeros, “guantánamos”, en muchos casos, sin las más elementales condiciones de habitabilidad, que sienten en sus carnes el injusto arponazo del racismo y el mordisco de la xenofobia por cometer el delito de querer liberarse del hambre y la miseria, les hacemos llegar una palabra amiga.

Nadie se juega la vida en una patera para hacer turismo. Nadie cruza el estrecho o el Atlántico en la bodega en un barco, si no es para sobrevivir. Nadie altera sus costumbres y cultura, si la hambruna no llama a la puerta. Nadie abandona su familia para refugiarse en la soledad de una habitación decorada con fotos de los que ama y paisajes de su tierra.

A  los dolientes refugiados desarraigados del espacio que les vio nacer y a los inmigrantes, enviamos un recuerdo con voz de ánimo, estrecho abrazo y mano amiga, que solo aspira a consolar su destierro con sonrisa de bienvenida, quienes gozamos de privilegios inalcanzables para ellos, pretendiendo aliviar nostalgias infantiles de fiestas navideñas en solitaria isla personal, lejos de su patria, su gente, su cultura y sus tradiciones.

ABRASADORA GUERRA FRÍA

ABRASADORA GUERRA FRÍA

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gue

El enfrentamiento político, económico y social surgido al final de la segunda barbarie mundial, fue una guerra fría tan ardiente como la bayoneta calada, el mortero, la bomba y el misil, por mucho que los mandamases políticos, económicos y sociales que juegan con nosotros, se empeñen en hacernos creer lo contrario.

Hipotéticamente, el fin de la guerra fría concluyó en 1989 con el derrumbe del sistema comunista ruso, la independencia de algunas de sus repúblicas, la caída del muro de Berlín, la unificación alemana, el ficticio fin de la carrera armamentística y la firma de la Carta de París, que permitió a Bush decir: «Hemos cerrado un capítulo de la historia. La guerra fría ha terminado».

Hecha tan cínica declaración de paz, ninguno de los países que podrían llevar la paz hasta el último rincón del mundo se ha ocupado de ello, sino todo lo contrario, llevados por una irracional codicia propia con rugido de marabunta que amenaza con el exterminio de la raza humana.

En vez de pacificar el mundo, distribuir la riqueza, ayudar a los pueblos subdesarrollados, luchar contra el hambre, industrializar territorios abandonados y hermanar a los seres de la misma raza, comenzó una guerra congelada en los tratados, pero abrasadora en espiral sangrienta.

La OTAN se merendó con dos firmas el Pacto de Varsovia, el orden mundial establecido en Yalta pasó a mejor vida, los falsos tratados STAR I y II ocuparon primeros planos sin contabilizar vehículos y cabezas atómica, terminando por reducir arsenales nucleares, pero sin tocar pieza alguna.

Con este panorama en las mesas de negociación, comenzó la guerra en el Golfo para desalojar a los iraquíes de las zonas petrolíferas kuwatíes propiedad de los estadounidenses, se invadió Irak y se ocupó Afganistán, hasta llegar a Siria, donde nos encontramos con millones de muertos en plana guerra congelada.