USTED NO SABE CON QUIÉN ESTÁ HABLANDO
El enfrentamiento protagonizado la noche del pasado día 14 por el senador socialista Curbelo en un local de alterne, que derivó en agresiones verbales, insultos y amenazas a los policías que prestaban servicio en la comisaría donde quiso postrarlos a sus pies, me trae a la memoria un incidente similar del que fui testigo hace veintiocho años, cuando otro dirigente político local amenazó a un policía que nos pidió los DNIs, al rechazar el agente el carnet del partido que el susodicho le presentaba como identificación. ¿Sabe usted quién soy yo?, le dijo en tono amenazante el político al policía, ante la sorpresa de éste que reculó discretamente, optando por dejarnos seguir en paz con nuestra tertulia en un rincón del ágora salmantino.
Salvando la distancia en el tiempo y diferenciando claramente las actitudes de uno y otro, así como los móviles del incidente, duele la coincidencia de comportamiento de ambos políticos, amenazando a los agentes de la autoridad y reclamando privilegios que no les corresponden.
Acabo de leer el acta policial del enfrentamiento protagonizado por Curbelo, que un buen amigo de la infancia me ha enviado, y he quedado mudo, inmóvil, atónito, estupefacto y sin respiración, ante las agresiones verbales que este sujeto propinó a los servidores públicos que le atendieron.
Indignación, enojo, condena, impotencia y vergüenza que él no tiene, son las palabras que definen mi estado de ánimo al leer los disparates que el fulano de la Gomera dirigió a los policías, en medio de su ebriedad. Quiero hacerlas públicas en este blog con la literalidad que fueron pronunciadas, para que sintáis conmigo el asco que yo siento.
El exsenador socialista y actual ¡presidente del Cabildo de La Gomera! inició su heroicidad diciéndole al policía que le atendió: “Tu eres un pringao y estás hablando con un senador”. En vista de su actitud, intervinieron otros agentes a los que insultó gravemente diciéndoles: “Sois unos terroristas, borrachos, hijos de puta, sinvergüenzas, soy senador y voy a ir uno por uno a por vosotros, voy a acabar con vuestras carreras, que estáis pagados por los putos fachas del Partido popular. Sois unos putos vendidos”. Tras esta primera refriega dialéctica, continuó echando bilis: “Soy senador, y vosotros más que policías sois unos terroristas, sois unos borrachos, no sabéis con quien estáis tratando, soy del senado y voy a acabar con vuestras carreras”. Con su bravuconería en alza, agarró por el pecho a un funcionario rompiéndole el polo de la uniformidad, mientras gritaba: “Sois unos terroristas. Os vais a cagar. Voy a acabar con vuestra carrera. Soy senador y no me podéis hacer nada hijos de puta, putos borrachos de mierda. Vendidos”.
Son palabras textuales recogidas del acta policial que concluyen con un colofón despreciable e indecente: “Me voy a dedicar el resto de mi vida a arruinaros la vida. Os deseo a todos los policías que estéis que os muráis todos de cáncer y yo veré con mis ojos como se mueren todos vuestros putos hijos, fachas de mierda, maricones, cobardes, abusadores, os habéis arruinado la vida por detenernos”.
No sé las razones que pueden tener los gomeros y gomeras para mantener a espécimen semejante a la cabeza del Cabildo, pero algo de vergüenza deben tener al verse representados por un pájaro de semejante plumaje, al que hicieron, además, senador del reino, diputado regional y emir del casimirato gomero, anónimo cincuentón perdido en la calenturienta noche madrileña con la cartera sobrada de billetes y miseria.