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Etiqueta: sanidad

PROGRAMA CIUDADANO

PROGRAMA CIUDADANO

Lo que diferencia a los miembros del Gobierno del resto de ciudadanos y aquello que los  destaca sobre sus vecinos, son las urnas. Y conviene saber que éstas lo único que dan es poder, pero nunca sabiduría ni prudencia. Y, menos aún, espíritu de sacrificio, verdad, honradez, humildad, capacidad de trabajo y generosidad.

Es decir, el grupo de ciudadanos que se reúne los viernes como hoy en la Moncloa para decidir sobre la vida de los demás, no es infalible. Tampoco creáis que están investidos de poderes especiales o que gozan de un talento superior al de sus administrados, para utilizar adecuadamente la información privilegiada que les llega a la mesa. Ni hablar.

Teniendo esto en cuenta, un grupo de amigos hemos charlado informalmente sobre la situación del país, llegando a la conclusión de que todos los problemas que nos afligen quedarían resueltos si se cumplieran estos diez artículos de la ley del pueblo:

  1. Expulsión inmediata de la vida pública de los políticos implicados en casos de corrupción.
  2. Condena carcelaria y exigencia inmediata a los ladrones del dinero robado de las arcas públicas.
  3. Persecución implacable del fraude fiscal y de la evasión paradisíaca de capitales.
  4. Supresión del 60 % de los cargos públicos y de subvenciones a partidos políticos, patronal, sindicatos y fundaciones opacas.
  5. Limitación de la vida pública a ocho años, sin pensiones vitalicias, ni ingresos complementarios.
  6. Eliminación de privilegios políticos y de pluriempleo, con expulsión de cargos públicos a los incompetentes de malo y bajo rendimiento.
  7. Supresión del Senado, Diputaciones, autonomías despilfarradoras, embajadas autonómicas y municipios de dos habitantes.
  8. Creación de un gran banco público nacional no especulativo para ayudar a ciudadanos y pequeñas empresas.
  9. Entrega al Estado de los 120.000 millones de euros que van a ir a los bancos, para que el dinero llegue a los ciudadanos y no termine en los bolsillos de especuladores, defraudadores, estafadores, usureros y ladrones.
  10. ….. (Añade tu propuesta, amigo. Pero sin esperanza alguna de verla cumplida porque quienes tienen que hacerla realidad son los mismos culpables de nuestra desgracia)
TEMBLAD, TEMBLAD AMIGOS

TEMBLAD, TEMBLAD AMIGOS

En la precampaña de las elecciones que le llevaron a la Moncloa, Rajoy dijo a los españoles en Soutomaior que no subiría los impuestos y que fortalecería la educación y la sanidad. Un año después, en el comienzo de la precampaña gallega y vasca, afirmaba ayer en el mismo escenario que las cosas estarán mejor en junio de 2013.

 Temblad, pues, amigos porque eso significa que en el verano de 2013 la mayoría de ciudadanos que sobrevivan a la que nos espera a partir del 21 de octubre, – un segundo después que se cierren las urnas -, estarán mucho peor de lo que ahora están.

No es que yo tenga especiales dotes de profeta. Hasta el más lerdo del país sabe que esa es realidad que nos espera, a juzgar por los sucesivos incumplimientos y engaños del presidente, haciendo lo contrario de lo que prometió hacer.

Recordad que en diciembre dijo: “No subiré los impuestos porque eso se traduciría en más paro y recesión”. Once días después subía el IRPF y el IBI, incrementando ahora el IVA, lo que significa, según sus palabras, que pretende aumentar el paro y la recesión.

Prometió que el PP no abarataría el despido. Y el propio Luis de Guindos calificó de “extremadamente agresiva” la reforma laboral que impuso a los trabajadores quien dijo que no haría tal cosa.

Tras calificar de frívola “ocurrencia” la amnistía fiscal propuesta por el de León y considerar un “grave error” el impuesto de sociedades, tuvo Rajoy la misma ocurrencia y cometió idéntico error al criticado por él.

Juró ante los santos evangelios de la verdad que iba a meter la tijera a todo, menos a la sanidad, la educación y las pensiones. ¿Alguien sabe qué hizo después?

 La justificación que ha dado el presidente a los incumplimientos de promesas y mentiras electorales es que ha tenido que hacer lo contrario a lo prometido porque no ha tenido más remedio, pero que lo ha hecho como Dios manda, aunque haya otros remedios y Dios no le haya mandado nada.

A pesar de ello, los ciudadanos acudirán a las urnas el día 21 de octubre con la papeleta del partido correspondiente en el bolsillo, convencidos del engaño que les espera, y serán minoría los que voten en blanco para botar de una vez a los políticos de todos los colores que están denigrando la democracia con insultos a la inteligencia ciudadana y mentiras que ofenden al más elemental común sentido.

PREGUNTAS SUELTAS

PREGUNTAS SUELTAS

Hay preguntas escatológicas sin respuesta, y preguntas que no vale la pena responder.  También circulan preguntas innecesarias por la obviedad de su respuesta, y preguntas sueltas, que van de mano en mano por los mentideros de pueblos y ciudades, dando cabezazos contra las paredes sin que nadie se preocupe de ellas, como estas:

¿Por qué existe tanto empeño en salvar un sistema que está hundiendo a la gran mayoría de ciudadanos, sin buscar alternativas que liberen a futuras generaciones de los quebrantos que nosotros estamos padeciendo?

¿Quién sabe la manera de frenar el ataque inmisericorde y brutal que se está llevando a cabo contra las pequeñas economías domésticas y los servicios públicos fundamentales como la sanidad, la educación y la justicia?

¿Hasta cuándo va a mantener el Gobierno el visor de campaña en los inocentes ciudadanos, asalariados, funcionarios y parados, desviando su mirada de los responsables que pasean en yate por la costa tras haber arruinado las Cajas?

¿Cómo puede agilizarse la justicia para evitar que corruptos, ladrones y sinvergüenzas lleguen al descanso eterno sin haber pasado algunas noches de insomnio en las cárceles al ver sus arcas vacías por devolución del dinero robado?

¿Cuándo dejaremos de ver sentados en sillones oficiales de Instituciones públicas a tantos zánganos, chupópteros, depredadores, incompetentes, cínicos y gandules, apropiándose de un cortijo que no les pertenece?

¿A qué espera el pueblo para alzarse contra la hipocresía de un sistema antidemocrático que empapela las ciudades con seductores carteles y proclamas de valores democráticos, masacrados por los estafadores que se benefician de la farsa?

JUSTA JUSTICIA, PERO QUEREMOS MÁS

JUSTA JUSTICIA, PERO QUEREMOS MÁS

El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 20 de Madrid ha anulado la sanción de cinco días sin empleo ni sueldo que el alcalde Gallardón impuso al policía municipal Javier Roca Sierra, por manifestar públicamente su indignación con los “indignados” en la Puerta del Sol  hace un año, entendiendo  el magistrado que con ese castigo se vulnera el derecho fundamental a la libertad de expresión, censurando al mismo tiempo que se utilice el régimen disciplinario para sancionar libertades públicas.

Ahora falta que otro juez condene a la secretaria general de Sanidad y Consumo, Pilar Farjas, por amenazar a Facua-Consumidores en Acción con retirarle las subvenciones que recibe, si vuelve a criticar al Gobierno por los recortes en Sanidad y Educación que están pulverizando a los consumidores. Amenaza y chantaje ministerial injusto y discriminatorio sobre el que debe pronunciarse la justicia.

Con semejante actitud se pretende igualmente conculcar un derecho constitucional básico que los jueces tienen la obligación de evitar, si queremos que los pequeños restos que aún quedan de democracia, desaparezcan en el país.

No es de recibo que la Iglesia, la popular FAES  y otras organizaciones,  haya criticado duramente algunas leyes y decretos, promoviendo incluso manifestaciones contra las decisiones gubernamentales, sin recibir castigo alguno, y ahora se niegue el pan, el agua y la sal, a los que alzan la voz a favor de la población, porque en este país todos somos consumidores, incluso de paciencia, aunque ya nos quede poca en la despensa de la resignación.

¿QUÉ PASA CON BANKIA?

¿QUÉ PASA CON BANKIA?

Eso me preguntaba ayer un buen amigo danés por correo electrónico, ¿qué pasa con Bankia, Paco? Pregunta fácil de responder, pero imposible de comprender para un hombre honrado como Bo Brönsted que hace del servicio público, vocación.

Cómo explicarle a un hombre así el atraco que se avecina, sin que Parlamento y fiscales muevan un dedo para evitar el hundimiento moral en que nos encontramos por culpa de un puñado de cuatreros embaucadores, que han vaciado las cajas de las Cajas metiendo mano en ella con indemnizaciones multimillonarias, descarado cinismo, nula responsabilidad, incompetencia manifiesta, encubrimiento político y absoluta impunidad.

Qué pasa con Bankia, Bo. Pues pasa que la casta política y financiera se ha ocupado en construir puentes para ellos mientras obligan al pueblo a caminar por arenas movedizas, que terminarán engullendo a los ciudadanos.

Pasa que no podrá aumentarse un 280 % el gasto en educación y sanidad; ni un 13 % el gasto social; ni 25 veces la inversión en cultura, porque ese dinero hay que dárselo a una ruinosa entidad, atareada en beneficiar a sus regidores.

Pasa que 16 altos cargos del Partido Popular trabajaban en Bankia junto a dos sindicalistos y un exministro del Partido Socialista, que no era socialista, por supuesto, aunque llevara el capullo de rosa en la mano.

Pasa que la apisonadora popular en el Parlamento se niega a crear una comisión que investigue lo sucedido en la entidad, por si las moscas, ya que las salpicaduras podrían manchar la ética política de que presumen.

Pasa que los ciudadanos estamos hartos de una situación de abuso, mamoneo, explotación, impunidad y despilfarro, que ya se hace insoportable y de consecuencias imprevisibles, si el gobierno no corta por lo sano la situación y se olvida de recortar derechos básicos ciudadanos,  porque la indignación, preludio de violencia, va en aumento cada día, y a nadie puede extrañar que termine cayendo la Bastilla.

CARIDAD ACONFESIONAL

CARIDAD ACONFESIONAL

Mientras los españoles estábamos ocupados en no atragantarnos con las uvas el día de nochevieja, el Gobierno publicaba en el Boletín Oficial del Estado del 31 de diciembre el Real Decreto Ley 20/2011 con las medidas urgentes para recortar el déficit público, estableciendo en su séptima Disposición Adicional que la Iglesia Católica, – sólo la Católica, claro – recibirá mensualmente del Estado durante el año 2012, la cantidad de 13.266.216, 12 euros, – más de 2.200 millones de pesetas -, que al año suman 160 millones de euros o, si se prefiere, ¡27.000 millones! “de las antiguas pesetas”.

Esto, que no tiene visos de normalidad en un estado aconfesional discriminatorio con el resto de las creencias religiosas, resulta enojante cuando en el mismo Boletín se recortan servicios básicos como sanidad y enseñanza, fijándose al mismo tiempo el salario mínimo interprofesional para 2012 en 641,40 euros/mes, es decir, ¡21,38! euros/día.

Pero hay más, porque en la siguiente Disposición Adicional del mismo R.D., o sea, en la octava, referidas a los Bienes de las Instituciones eclesiásticas, se prorroga por un año el plazo sobre modificación de tasas y beneficios fiscales de acontecimientos considerados de interés público.

Esto significa que todas las voces disidentes con las Jornadas Mundiales de la Juventud, entre las que estuvo este blog, han ido directamente al cubo de la basura, porque se mantienen los mismos beneficios fiscales para posibles eventos religiosos, visitas papales o ceremonias populares, al tiempo que se aumentan los impuestos directos, indirectos y circunstanciales para los pecadores, herejes, iconoclastas y apóstatas, ya me entendéis.

Esta caridad de un Estado aconfesional con la teramillonaria Iglesia Católica no encuentra explicación en mentes laicas ni en corazones ético-proféticos de la propia Iglesia que se están desangrando en la liberación de quienes no llegan al salario mínimo, mientras la Iglesia estructura luce casullas bordadas en oro y anillos en ceremonias públicas y exhibiciones propagandísticas de una fe que debería alejarse de oropeles y comprometerse con los despreciados, en vez de pasearse por las alfombras mientras muchos de sus fieles mueren de hambre y sed en el desierto de la vida.

NO LOS MOVERAN PORQUE SON MAYORÍA

NO LOS MOVERAN PORQUE SON MAYORÍA

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Millones de ciudadanos unen sus manos a la cadena interminable de solidaridad que se inicia en el kilómetro cero, y lo hacen compartiendo la misma confusión de todos los eslabones porque es difícil comprender los pétalos rosados de apoyo que están recibiendo los revolucionarios, de quienes no han movido un dedo para satisfacer sus peticiones, pudiendo haberlo hecho.

Por otro lado, los comunicadores que planean a lomos de la gaviota sobre los manifestantes, arrojan soflamas acusándoles de pretender enviarnos a todos al siglo XIX con sus reclamaciones, despertando en muchos vecinos el deseo de volver a él, a cambio de obtener las demandas que solicitan. Reivindicaciones que están haciendo con una madurez, sentido común y poder de convocatoria que para ellos quisieran los profesionales de la protesta y los organizadores de las manifestaciones del primero de mayo.

Pero ni hunos ni hotros, como diría Unamuno, conseguirán moverlos de su sitio ni romper la cadena, porque forman una mayoría absoluta dispuesta a poner en solfa la partitocracia, silenciadora de la voluntad ciudadana y manipuladora de listas electorales en ejercicio de una ley electoral trasnochada que les autoriza a seleccionar entre sus incondicionales, los que han de conformar las listas cerradas de candidatos destinados a dirigir los designios de todos los ciudadanos.

Nunca unos resultados electorales podrían haber sido más previsibles como en esta ocasión en la que un acuerdo anticipado podría haber enviado a la órbita terrestre a politiqueros, banqueros, corruptos, especuladores y encausados que sonríen desde su trono de barro, mientras cinco millones de ciudadanos buscan en los contenedores un trabajo y la mayoría sobrevive a base de tranquilizantes.

No alterará su pulso la decisión de la Junta Electoral Central porque son mayoría quienes la rechazan, convencidos que un decreto no puede sobreponerse a derechos constitucionales básicos, en un país empeñado por mantener el capricho político de una excepcional jornada de reflexión, inexistente en otros países.

Son mayoría los que esperan aquello que no van a recibir de los actuales dirigentes, a pesar de las falsas promesas de redención que les llegan desde todas las gargantas políticas, en mítines insoportables para el sentido común.

Son mayoría los que apuestan por la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. Igualdad que elimina de la carrera a quienes sacan ventaja al pelotón atajando por caminos que benefician solamente al puñado de favorecidos con tan detestable mercadeo.

Son mayoría los que exigen una sanidad pública de calidad, una justicia verdaderamente ciega y una enseñanza gratuita, que haga callar a quienes se lamentan de que pueda llegar a la Universidad hasta el hijo del portero.

Son mayoría los que reclaman libertad de opinión, manifestación, pensamiento y acción, sin más límite que el impuesto por la libertad de los demás y no el establecido discrecionalmente por inseguros mediocres.

Son mayoría los que están hartos de las mentiras políticas, de la hipocresía legalizada, del engaño como norma, del pasteleo reglado, de la farsa institucional y del teatro político.

Son mayoría los que quieren ver en los banquillos a quienes les han sumido en la miseria, y no paseándose impunemente por las alfombras a la caza de rescates financieros, ordenando gastos en las cuentas, pidiendo reducciones impositivas y contribuyendo al bienestar común con migajas fiscales de su patrimonio.

Son mayoría los que detestan el terrorismo y las guerras, del color que sean, donde los muertos laterales, colaterales, infralaterales y supralaterales no cesan, llevando machaconamente la contraria a quienes afirman la necesidad de los misiles, cuando bastaría con invertir en cultura e industrialización las cantidades que se dedican a la industria armamentística para hacer un mundo más igualitario y feliz.

Son mayoría los que rechazan ver en listas electorales a políticos imputados en procesos judiciales, protegidos bajo las siglas de partidos que les amparan, porque esto les obliga a pensar que los aparentes protectores buscan autoprotección a sus fechorías, cambalaches y corruptelas.

Son mayoría los que tienen velada la retina de ver durante décadas las mismas caras en las pancartas, repetidas broncas en el Parlamento, continuo nepotismo en las instituciones, inmerecidos sueldos millonarios, pluriempleos injustificados y total impunidad para quienes merecen castigo.

Son, en fin, mayoría los que permanecerán solidariamente con los pacíficos ciudadanos que toman el sol a la puerta de la esperanza bajo los plásticos de la frustración, confiando que la sensatez del jefe de guardia no ordene un desalojo de consecuencias imprevisibles.