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Etiqueta: Saint-Exupéry

GRACIAS, SALVADOR

GRACIAS, SALVADOR

Retrato blog

El escritor francés Antoine de Saint-Exupéry nos dijo por boca del principito, que no hace importante a la rosa su aroma o la belleza de sus pétalos, sino el tiempo que a ella se dedica, cuando se contempla la galanura que la hermosea y el seductor soplo perfumado que nos embriaga.

Algo que me ha sucedido a mí sin remedio de olvido ni alternativa para abandonar la memoria, porque debo agradecer a Salvador su generosidad, no por el retrato al óleo con que me ha sorprendido, sino por el tiempo que me ha dedicado, desde que recibí su ofrecimiento, de incalculable valor por el entrañable afecto que en él ha vertido.

Imposible de agradecer al mejor retratista de Salamanca que haya puesto su mirada sobre mi rostro durante horas, para ilustrar con sus pinceles sobre el lienzo un retrato que me dará larga vida en un cuadro sobreviviente a mi desaparición inevitable, cuando la innombrable comience a subir los escalones de esta bitácora donde habito.

La generosidad de Salvador me deja sin palabras para expresar el agradecimiento que siento, y sin posibilidad de corresponder a tanta desprendimiento, porque cuando la amistad entra por la puerta los vicios morales salen espantados por la ventana.

Tanta donación es fruto del noble y desinteresado afecto que nos une, alargándose en una doble eternidad desde el día que me llamó por teléfono para decirme que me pasara por su estudio, sin prevenirme sobre la feliz sorpresa que allí me esperaba.

Permíteme, Salva, que comparta este retrato con todos aquellos que me estiman, sin que yo haya hecho demasiados méritos para recibir su afecto, porque en ocasiones no he dado de mí todo lo que esperaban, otras veces se decepcionaron con dislocadas actitudes mías y en algún momento les molestaron mis comentarios, aunque mi intención fuera otra.

Desde hoy tu-mi retrato me acompañará en esta cabecera de mi vida que cada día cumple el gratificante oficio de saludar a los amigos reales y virtuales que visitan la casa que desde hoy compartirás conmigo, porque te has ganado un espacio en mi historia, el reconocimiento por tu afecto y mi gratitud sincera por la amistad que me has brindado, sin esperar nada a cambio.

EXUPÉRY, UN DESAPARECIDO MÁS

EXUPÉRY, UN DESAPARECIDO MÁS

Unknown

Con el cuerpo dolorido por tantas fracturas debidas a los accidentes aéreos que tuvo, despegó el aviador Antoine Saint-Exupéry la noche del 31 de julio de 1944 con su caza bimotor P-38 Lightning desde una base aérea de Córcega y no volvió a saberse nada de él, suponiendo todos que su avión cayó al mar cerca de la bahía de Carqueiranne, donde quedaron sumergido para siempre los 44 años de su alcoholizado cuerpo sin vida, apareciendo en 1998 una pulsera de identidad con su nombre, en la isla de Riou, al sur de Marsella.

Un año antes de la triste desaparición de Exupéry, fue publicada su novela infantil para adultos “El principito”, ganándose el mérito de ser el libro francés más traducido y leído, con más de 140 millones de copias repartidas por el mundo, que han deleitado a quienes hemos leído este esperanzador cuento poético, ayudándonos a embellecer esta chapucera vida con los pequeños latidos ilusionantes que guarda entre sus páginas, con fondo de relato autobiográfico.

Saber, por ejemplo, que el tiempo dedicado a una rosa es lo que hace importante a ésta, nos invita a perder el tiempo con las personas que amamos para ganarle tiempo a la vida.

Desconocer por qué las rosas tienen espinas que para nada le sirven, elimina malos pensamientos, insanas intenciones y detestables deseos, que a nada bueno conducen.

Advertir que lo esencial es invisible a los ojos, nos ayuda a comprender la cantidad de ciegos descorazonados, menguados de alma y escasos de espíritu que hay en las cúpulas del poder.

Aceptar que sólo debemos pedir a cada cual lo que cada uno puede dar, refuerza la convicción en los deshumanizados Parlamentos y consejos de administración, que nos gobiernan.

Y adentrarnos en el  misterioso país de las lágrimas nos lleva a la empatía, impulsa la solidaridad y conduce al amor, porque seremos felices una hora antes de que llegue a la cita la persona amada que esperamos.

SIN PALABRAS

SIN PALABRAS

Así, sin palabras, me ha dejado un viejo amigo de cuyo nombre nunca voy a olvidarme, porque no hay suficientes voces en el diccionario para agradecer su gesto de afecto, su entrañable recuerdo y el desinterés con que ha dedicado su tiempo a quien nunca le ofreció nada.

Inestimable brote verde en tiempo seco de valores, cuando muchos pretenden comprar amistad en taquillas sin existencias ni restos de compañerismo. Apreciable cabo de luz en la penumbra de una hermandad deshabitada, cuando la generosidad huye espantada hacia el ocaso. Desprendida concesión que se niega a ser correspondida, cuando el intercambio mercantil de favores se oculta en las cloacas del interés mutuo y el mercadeo de amistades interesadas pretende, sin conseguirlo, oscurecer la fraternidad entre almas grandes ocupadas por sinceros afectos.

Sin esperarlo, ni presentirlo, ni merecerlo, ha entrado en mi vida el sencillo artesano con un hermoso canto a la amistad, al desprendimiento y al recuerdo de necesidades compartidas en un colpicio, del que sólo tengo memoria para recordar a quienes conmigo allí estuvieron, como es el caso de este corazón ambulante que desparrama su bondad por las calles de Madrid sin alardear de la generosidad que le sobra.

Agradezco las plumas de caña que conservaré sobre mi mesa de trabajo como una reliquia. Pero, sobre todo, agradeceré siempre junto Saint-Exupéry y su Principito las horas que me ha dedicado este amigo, porque es el tiempo que ha perdido elaborando las plumas lo que las hace importantes.