PEQUEÑO GESTO DE FELIPE
El rey de todos españoles, – queramos o no queramos los republicanos -, ha dado un tímido paso adelante que agradecemos, porque más allá de las militancias políticas y afinidades con la forma del Estado, necesitamos recuperar la confianza y credibilidad perdida en los dirigentes políticos, sociales, económicos, religiosos y sindicales.
Gracias damos a Felipe, por retirar el ducado de Palma a su hermana sin esperar a juicios ni sentencias, y antes de que ella presentara la renuncia a dicho título, – que amenazaba con no llegar nunca -, como sucederá con su renuncia a los derechos dinásticos, temiéndonos lo peor si la doña actúa con igual consistencia.
Agradecemos sin fanfarrias a Felipe ese pequeño gesto de gran valor mediático, no exento de teatralidad, pero ahí queda. Agradezcámoselo porque si todos los jefes y mandamases hubieran actuado así en sus ámbitos respectivos, la corrupción, el despilfarro y el abuso, no hubieran ocupado portadas de periódicos, ni generado la indignación y desgaste moral que padecemos.
La impunidad de los choricetes, amparados por sus jefes, y liberados por los jueces a través de rendijas legales inexistentes para los ladrones de gallinas, ha permitido que hayan ocupado privilegiados sillones del poder, con los votos incomprensibles de muchos ciudadanos perjudicados por su gestión.
Si los malhechores hubieran sido inmediatamente expulsadas de sus cargos, partidos, sindicatos y asociaciones. Si la jerarquía religiosa hubiera actuado con criterios evangélicos contra los pecadores públicos. Si los políticos hubieran defenestrado a los politiqueros. Y si los sindicalistas hubieran actuado contra los sindicalistos, la situación del país sería otra.
Pero nada de esto se ha hecho, justificando a los transgresores con milongas indigeribles que nos obligan a pensar en segundas verdades delatoras de ocultas complicidades, porque si no fuera así resulta difícil comprender la permanencia en los cargos de quienes han dañado con sus comportamientos a las organizaciones que pertenecen.