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QUEJÍO SOCIAL

QUEJÍO SOCIAL

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Oswaldo Guayasamin 24

Brota un quejío en el alma del cantaor flamenco con desgarrado deje y abandonado al infortunio en dolorosa resignación de copla partida en dos por el soplo funerario de la eterna desgracia maridada con el pueblo que expresa su tormento con rasgueos de guitarra en las noches del Sacromonte.

Pero hay otro quejío social más ronco, impotente y decepcionante que el cantado en las cuevas gitanas, coreado por miles de gargantas unidas en dolientes manifestaciones reprimidas por vecinos uniformados, disciplinados y pagados por los reprimidos, pero obedientes a quienes determinan su futuro, castigando la insubordinación con la postergación o el despido.

Ambos quejíos son catárticas expresiones de una resistencia pasiva con mínimas consecuencias, pues las mareas policromadas que gritan consignas en las calles no alteran el rumbo de los decretos cuando tres emisarios europeos enviados desde el norte desenvainan sus espadas pretendiendo cortar donde ya no hay espacio para recortes, por encontrarnos al borde de la subsistencia.

Oyendo las propuestas troiskistas que nos están llegando, le responderemos el 2o de diciembre todas las mareas blancas, verdes, granates, negras, rojas y naranjas, porque sanitarios, educadores, inmigrantes, funcionarios, desempleados y jubilados, debemos ir a las urnas para evitar con nuestro quejío electoral los nuevos recortes que amenazan tras la jornada democrática.

COMPROMISO ROSADO

COMPROMISO ROSADO

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Lazo

Los medios de comunicación anuncian que se ha batido el récord de participación en la última marcha contra el cáncer de mama que ha tenido lugar hace unos días, en la que han corrido miles de hombres y mujeres de toda condición y procedencia, con una aparente finalidad común, compartida con diferentes criterios por los corredores.

No es arriesgado suponer que entre los participantes en la carrera haya habido ciudadanos y ciudadanas que han guardado silencio ante los recortes sanitarios, han aceptado resignadamente las consecuencias de unas actuaciones falsamente pregonadas como inevitables, y no hayan caminado por las calles en las marchas blancas que luchaban para evitar los tijeretazos.

Lucir un lazo rosa en el pecho como símbolo de la lucha contra el cáncer de mama cuando no se ha combatido en las trincheras sociales contra la reducción de chequeos médicos, controles mamarios, operaciones quirúrgicas y tratamientos clínicos, es una contradicción más de las muchas que planean sobre la piel de toro, simulando un ficticio compromiso rosado con esa enfermedad innombrable contradicho por la realidad de los hechos.

Aceptar en silencio la reducción de personal sanitario. Consentir resignadamente los recortes presupuestarios en sanidad. Mirar para otro lado mientras se incrementaban las listas de espera quirúrgica. Ver con indiferencia las aglomeraciones de pacientes en los pasillos. Y no luchar para mejorar la calidad de la sanidad escondiéndose tras los visillos domésticos, son actitudes incompatibles con llevar un lazo rosa en la pechera, condenadas por Nancy Brinker y la Fundación Susan G. Komen.

NUEVO PATRIOTERISMO

NUEVO PATRIOTERISMO

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Siempre hemos tenido en la piel de toro pelos erizados de patrioteros, que han confundido la bolsa común con su bolsillo, los intereses comunes con los propios, el Estado con su cortijo y a los ciudadanos con imbéciles esféricos, pero nunca se dio el atrevimiento de que el tesorero nacional se travistiera en cajero del partido gobernante, confundiendo churras con merinas para justificar de forma insultante el exterminio de tantas ovejas inocentes.

Perder sustancia gris por intoxicación con papel moneda, lleva a confundir sentido común con austeridad, ofendiendo el buen sentido de los mortales y evidenciando una atrofia mental incapacitante para custodiar los fondos del banco nacional al enajenado patriotero afectado de exceso cromosómico en su cariotipo.

Alguien cercano al señor Linde debe explicarle la diferencia entre el patriotismo de los patriotas que son tales por demostrar su amor a la patria, y el patrioterismo ejercido por él descaradamente y sin vergüenza, al alardear con cerebro de mosquito, generosidad de usurero, contaminación politiquera y cinismo patriotero, que la austeridad es patriotismo.

Afirmación sin cordura alguna ni oportunidad, de un patriotismo existente únicamente en un rincón apolillado de su cerebro, porque ni siquiera los supuestos beneficiarios de su dislate se han atrevido a confundir los recortes con actos patrióticos.

Don Luis María ha demostrado ser el paradigma del insulto ciudadano que llevamos soportando durante años con paciencia espartana quienes vemos cerca la redención, porque el sentido común ha de imponerse en las elecciones que se avecinan, ni no queremos ver nuestra dignidad humana rodando por las alcantarillas del más humillante desprecio.

CON SU PERMISO, PRESIDENTE

CON SU PERMISO, PRESIDENTE

Los millones de sufridores que ayer no tuvimos oportunidad de preguntar al presidente en la rueda de prensa que concedió en el palacio que le hemos prestado, nos tuvimos que conformar con ver, oír y comentar sus palabras a la familia o amigos, como voy a hacer yo con los visitantes de esta bitácora.

1 – Aceptar que los recortes no han producido los efectos esperados y seguir con ellos dice poco a favor del Gobierno, porque la perseverancia en el error conducirá a la quiebra total.

2 – Pasar la tijera por los servicios públicos básicos, funcionarios y parados, manteniendo el número de políticos, sus sueldos, complementos y privilegios, llevará a las barricadas.

3 – Sanear los bancos con dinero público para que luego éstos endeuden a los ciudadanos con créditos que benefician a los prestamistas, es un insulto al pueblo.

4 – Reducir el déficit no es opinable, de acuerdo. Pero la impunidad con que se pasean los despilfarradores por la vida pública es un agravio intolerable, preludio de rebeldía.

5 – Asegurar el mantenimiento de las pensiones es el preaviso al tijeretazo que espera a los jubilados, como sucedió con la subida del IVA y la reducción de prestación por desempleo.

6 – Ocultar que todos los tijeretazos suman tanto como el rescate financiero para que los banqueros no pierdan la sonrisa, es una burda maniobra que no merece el indulto.

7 – Guardar en la agenda las medidas que van a aplicarse en el inmediato futuro, diciendo que se hará lo que convenga a los españoles, es descalificar al pueblo que se gobierna.

8 – Silenciar que desde hace cinco meses la situación económica y social del país ha empeorado sensiblemente, multiplicando el descontento ciudadano, es un fraude moral.

9 – Pretender hacernos creer el calvario que está pasando el presidente por tomar medidas tan dolorosas, incómodas y desagradables, es jugar con el sentido común de los votantes, porque el señor Rajoy está donde está por deseo personal y sin ser obligado a ello. Nadie acepta el sufrimiento cuando éste puede evitarse, salvo que los beneficios que reporta compensen sobradamente el quebranto que ocasiona.

10 – Finalmente, tras los aplausos parlamentarios por los recortes y el “que se jodan” de la señora Fabra, los populares han disfrazado sus sentimientos de teatralidad política escénica, guardando silencio o poniendo caras tristes mientras presiden el desfile de funcionarios, desempleados, obreros y discapacitados por las calles de la España, acompañados en la tribuna por banqueros, prelados, estafadores y políticos de todos los colores.

ABUCHEO AL APLAUSO

ABUCHEO AL APLAUSO

Fui crítico en su día con la ministra italiana de Trabajo, censurándole sus lágrimas de cocodrilo el día que saltaron de sus ojos ante las cámaras de televisión al pronunciar la palabra “sacrificio”, mientras anunciaba las medidas de ajuste que había decidido aplicar el Gobierno de Monti, en Consejo de Ministros. Incluso llegué a pedirle que supliera el llanto con la dimisión.

Creo que me equivoqué, después de ver las risas y el entusiasmo con que han aplaudido los congresistas populares, puestos en pie, los duros recortes propuestos por su jefe de filas sin mostrar el mínimo gesto de dolor.

Guardando silencio, los efectos habrían sido los mismos, evitándonos a los ciudadanos el bochornoso espectáculo de ver a nuestros representantes vitorear la ruina que acecha a muchas familias.

Elsa Fornero tuvo al menos el detalle de expresar su dolor, – real o fingido -, antes quienes más iban a sufrir las medidas que anunciaba. Sus lágrimas mostraron la solidaridad, – real o fingida -, con los más desfavorecidos. Sus palabras entrecortadas revelaban una aflicción, – real o fingida -, compartida con el tartamudeo de los vecinos que castañeaban los dientes de temor ante lo que se les venía encima.

Nada de esto vimos ayer en el Congreso, sino todo lo contrario. Por eso, quiero abuchear desde aquí aquellos aplausos, porque evidencian lo que todos sabemos: que a los diputados no les afecta el castigo, porque nadie aplaude quebrantos para él y su familia, por muy justificados que éstos sean.

RECORTES

RECORTES

Por fin se abrió el melón de los presupuestos, que ha resultado ser más patatero de lo esperado. Incomible, vamos. Veneno, para entendernos. Es decir, para echarlo directamente a la basura si esto fuera posible, pero no es así porque millones de ciudadanos decidieron que fuera de otra manera.

Varias semanas esperando que los Presupuestos Generales del Estado vieran la luz y ahora resulta que no podemos encender las bombillas porque el aumento de la tarifa eléctrica nos impide dar al interruptor, y la subida de combustible para los vehículos de motor nos obliga a dejar el coche en el paro, junto a los cinco millones de ciudadanos laboralmente inválidos.

Pero no todo es malo. El bondadoso Gobierno que ha dejado sin prestación a los pobres  “dependientes”, les ofrece la posibilidad de ser atendidos en las iglesias donde habrá luz, agua, calefacción y trabajo, ya que el porcentaje de recortes no llega al 0 % en la asignación de cantidades a la Institución eclesial.

Unos por otra, para compensar. Pero tengo la convicción que quienes no pueden valerse por sí mismos habrían preferido mantener la prestación en vez de mendigar a las puertas de los templos. Estimo que una organización millonaria en efectivos bancarios, bienes inmuebles, obras de arte, patrimonio institucional y millones de fieles dispuestos a ayudarla, podría evitarle a los “dependientes” el bochorno de extender la mano, dándoles la parte que les corresponde.

En cambio, a los parados y desprotegidos les queda el consuelo de saber que con el dinero recaudado por la amnistía fiscal a las grandes fortunas, podrán seguir admirando, respetando y venerando a quienes viven de sus lágrimas y del sudor frío de quienes estúpidamente les admiran, respeta y veneran, sin tener siquiera ocasión de envidiarles porque les han cerrado el futuro.