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Etiqueta: quimeras

SI GOBERNARA EL VERSO…

SI GOBERNARA EL VERSO…

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Siempre he soñado con un mundo gobernado por el verso, convencido que con tal legislador parlamentario y presidente del Consejo, la humanidad habría seguido una historia diferente a la sufrida por la raza humana desde que Caín hizo lo que hizo, según cuenta la imaginaria leyenda bíblica.

Si gobernara el verso, las armas de destrucción masiva serían poemas de conciliación; las declaraciones de exclusión, tratados de inclusión; los discursos adversos, mensajes de esperanza; y las sentencias condenatorias, indultos.

Si gobernara el verso, la vida humana sería una realidad soñada; los depredadores, depredados por la bondad; las falsificaciones descubiertas a contraluz; y las quimeras, portadas de periódicos.

Si gobernara el verso, la solidaridad no sería aspiración inalcanzable; dominaría la tolerancia los rincones del dogmatismo; el diálogo resolvería los conflictos; y la convivencia sería alimento diario compartido.

Si gobernara el verso, la generosidad sería bandera nacional; el entendimiento, Constitución popular; la sinceridad, enseña social; el humor, presea global; y la utopía, consigna ciudadana con aspiración a la felicidad colectiva.

Si gobernara el verso las guerras no formarían parte de la historia de la Humanidad; el cinismo, sería inalcanzable; la hambruna, palabra ignorada por el diccionario; y la paz, compañera inseparable del vecindario.

Si gobernara el verso no habría notarios que certificaran compromisos; ni letra pequeña en los contratos; ni fango en el lodazal de la corrupción; ni cinismo en los profetas; ni ingenuidad en el pueblo; ni mediocres en las Instituciones.

Por eso, los partidos políticos no incluyen al verso en sus listas electorales, negando el voto a los soñadores y optando por vivir la realidad de los escépticos, sabiendo que el verso los arrojaría del paraíso por frustrar la esperanza en un mundo feliz y hermanado que camine unido hacia la paz, la convivencia, el amor y la solidaridad.

AMANECE UN NUEVO DÍA

AMANECE UN NUEVO DÍA

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Amanece

Amanece un nuevo día desadormeciendo el letargo donde habitan pesadillas y quimeras que apenas pueden recordarse, cumpliendo la tarea cotidiana que a todos ocupa cuando ya se ha cumplido el tiempo concedido al sueño, abandonando en la almohada el descontrol de la razón sobre la realidad que conforma nuestra existencia.

Al despertar de la narcosis nocturna, aguardan impacientes en la antesala de la jornada las esperanzas diurnas, sabiendo que el nuevo día trae novedades inesperadas, sorpresas desprevenidas, ignorados sucesos y desconocidas peripecias, que justifican la aventura de la vida, pues nada sabemos de lo que espera en cada nuevo instante, al ser tan inesperada la historia personal de cada cual, como ilusionante el futuro que deseamos.

Quedan desperdigadas entre las sábanas los placenteros sueños, inquietantes pesadillas y esperanzas oníricas, abriéndonos la realidad su ventana cada día sin permitirnos ver más allá del paisaje que nos muestra en cada presente, velándonos el porvenir por mucho que nos empinemos para ver qué se esconde tras la tapia del próximo minuto.

Aunque el azar reserve a su voluntad el derecho de admisión negando asilo a las pitonisas y ocultando a las profecías la posibilidad de anticipar el futuro, no puede evitar que cada nuevo día se acerque a nosotros portando en la solapa la primicia de un pensamiento inédito, una cábala desconocida o la rama de un olivo con un verso suspendido en cada hoja, aliento de la jornada.

He abierto la jaula del invierno a mi jilguero para que vuele al encuentro del amor en esta primavera, pidiéndole a cambio que se acerque cada día a mi refugio íntimo con un poema de la mano, mientras el azar lo permita y el futuro sea algo diferente al punto negro en el destino que a todos nos espera.

APRECIO DE LO AUSENTE

APRECIO DE LO AUSENTE

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El aprecio de lo ausente y el desprecio a lo presente es una actitud humana universal muy generalizada, que afecta al comportamiento de ciertas personas en todas las latitudes, sin distinción de edad, sexo, cultura, riqueza o poder.

Estos seres aprecian la salud cuando la enfermedad llama a la puerta, por pequeña que sea la dolencia que los postra, aumentando proporcionalmente el aprecio al bienestar perdido cuanto mayor sea el malestar que afecta su salud.

Valoran la importancia del aire cuando éste les falta y su ausencia ahoga los pulmones, pero no lo tienen en cuenta en ninguna de las treinta mil inspiraciones que hacen cada día para sobrevivir gracias a él.

Tienen en cuenta el agua cuando la sed les reseca la lengua y la ausencia de manantiales predice la tragedia, pero hacen rutina inapreciable abrir el grifo doméstico para beber el líquido elemento ante la más leve llamada de la sed.

El cotidiano plato de comida en la mesa, pasa desapercibido para ellos por la usanza, y cobra su verdadera dimensión de subsistencia cuando les falta el pan de cada día y el hambre lleva sus pasos a los contenedores de basura y comedores sociales.

Sus quejas por las dificultades inherentes al trabajo diario, se transforman en lágrimas de impotencia y dolor en la cola del paro cuando el mercado laboral les cierra sus puertas y las ofertas de trabajo son quimeras sin futuro.

La costumbre al cariño familiar, a la palabra amable, al consejo oportuno, a la compañía diaria, a la lealtad incondicional y a la ayuda generosa, comienzan a valorarlo con devoción frustrada y fervoroso anhelo, a la vuelta del cementerio cuando abandonan entre los muertos a la persona amada.

Tenedlo en cuenta amigos, porque tras la despedida final de nada sirve salir con Marcel Proust de la mano en busca del tiempo perdido, ni se encuentra consuelo en el arrepentimiento por no haber hecho en la vida todo aquello que hubiera contribuido a la felicidad del difunto.

RETORNO A LA INFANCIA

RETORNO A LA INFANCIA

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Ayer he renovado el imposible deseo de volver a la infancia y en ella permanecer soñando el resto de días que me faltan para alcanzar el eterno descanso que a todos nos espera, sin posibilidad de redención ni milagro que alivie el empeño de la vida en dejarnos abandonados al pairo del olvido.

Viendo la cara de los niños observando a Sus Majestades venidos de Oriente, con los ojos deslumbrados por el brillo de sus pupilas, pensaba en las virtudes que guarda la primera edad que todos abandonamos, cayendo en manos de la irreversible madurez que, por inmadura, nos impide madurar en el amor y la solidaridad.

Volver a la infancia nos permitiría someter la razón a la sinrazón de la esperanza, imposible para los adultos, llevándonos a pedir cosas imposibles y conseguirlas. A mantener la capacidad de asombro ante las pequeñas cosas de cada día. A ser crédulos de imposibles quimeras; veraces, sin la picardía que guarda la adolescencia; y bondadosos, sin la maldad reservada a los mayores.

Necesitamos la sencillez, ingenuidad e indulgencia de los niños, para abandonar penas y rencores acumulados, llevándonos el olvido a la reconciliación inmediata tras una riña con nuestra yunta doméstica o laboral.

Humildes como ellos, para saber que solos y sin ayuda de demás no llegaremos a parte alguna ni conseguiremos lo que buscamos. Crédulos para dormir el sueño de la vida dejándonos mecer por cuentos que nada tienen que ver con la realidad. Y confiados, como ellos, en el vecino mayor que nos visite, para declararle con desvergüenza y sin preocupación nuestros sentimientos.

No se trata de aniñarse, ni de achicarse, sino de ir en pos de aquello que se desea sin medir el peligro que se corre para conseguirlo.

¿No será el regreso a la infancia perdida el camino a seguir para recuperar la esperanza?

REFORMA ELECTORAL

REFORMA ELECTORAL

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                                Ha tenido espacio en esta bitácora la decepción, el desencanto, la denuncia y el grito sordo de rebeldía ante la injusticia, el abuso y la explotación. Pero también los anhelos, esperanzas y quimeras han tenido cabida en este diario, porque soñar es gratis y no se ha de tener miedo a despertar a la realidad, por mucho que ésta escape a la consoladora ficción.

En este juego de anhelos inalcanzables me propongo sugerir unas pequeñas reformas en la ley electoral, recogiendo de la papelera política las propuestas que han ido enviando los ciudadanos al Parlamento, utilizadas por congresistas y senadores como guión para sus sainetes y aplausos de familiares y amigos.

Y lo hago ahora, cuando hace apenas unos meses que los nuevos ediles se han acomodado en los Concejos, los parlamentarios han ajustado los cinturones a los escaños y se ha dado el pistoletazo de salida a las elecciones andaluzas y asturianas, con ley vieja, en odre avinagrado por oxidaciones de esperanzas frustradas.

La reforma propuesta es simple y democrática, pero ilusoria porque en España la soberanía popular está secuestrada por una partitocracia que todo lo contamina:

  1. Votación directa de los ciudadanos a sus representantes.
  2. Sanciones penales por el incumplimiento de promesas electorales.
  3. Ocho años de permanencia máxima en la vida pública.
  4. Incremento salarial político del 15 % sobre el sueldo que se percibe.
  5. Expulsión de la vida pública del delincuente aunque haya prescrito el delito.
  6. Expulsión de la vida pública del delincuente aunque haya defecto de forma judicial.
  7. Dedicación exclusiva al cargo público que se ejerza.
  8. Control individualizado de la actividad política personal.
  9. Sustitución de quienes no superen la valoración ciudadana.
  10. Financiación de la campaña electoral por los candidatos.

11. ….. (Añadir más reformas, a voluntad)

DEMOCRACIA A LA ESPAÑOLA

DEMOCRACIA A LA ESPAÑOLA

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Durante años estuvimos justificando lagunas democráticas en el país, argumentando la bisoñez de nuestra democracia y los inevitables efectos colaterales derivados de los cuarenta años de dictadura que padecimos, pero ya no caben más disculpas ni retrasos.

Nuestros jóvenes y los adultos en primera madurez, han nacido y crecido en democracia y somos responsables los de mi generación de haberles ofrecido un sistema de gobierno que poco tiene que ver con la realidad que se vive en países democráticamente consolidados.

Basta comprobar la impunidad política, ética y judicial con que se mueven los dirigentes políticos, para certificar que la igualdad ante la ley, el compromiso moral con el pueblo y la renuncia al cargo, son quimeras inalcanzables en este país.

Basta contemplar la corrupta mancha de aceite que se extiende por la piel de toro, para solicitar que la indignación de los desfavorecidos y parados se derrame por encima de ella y ahogue en sangre la especulación, los abusos, las mentiras y las trampas.

Basta recordar nombres como Flick, KIO, Rumasa, Ibercorp, Urralburu, Salanueva, Roldán, Conde, Naseiro, Hormaechea, Pallerols, Villalonga, Forcem, Gescartera, y ver hoy inscritos en la punta del iceberg a Gürtel, Malaya, EREs, Matas, Palau, Pretoria, Campeón, Renedo, Berzosa y Urdangarín, para darnos cuenta, como dice la pancarta, que no hay suficiente pan para tanto chorizo suelto en un país que juega a ser democrático.

Basta oír a la infanta Pilar mandando callar a los vasallos de su hermano Juanito y culpando a los medios de comunicación de las fechorías de su sobrilítico Iñaki, para sentirnos despreciados como siervos medievales de la gleba.

Basta leer el programa electoral del PP, repasar las hemeroteca y pasear la vista por las videotecas para darnos cuenta del fraude electoral cometido por la gaviota, al prometer que no harían algunas cosas que están haciendo, dañando especialmente a los inocentes de la tragedia.

Basta recordar ciertas gestiones del anterior gobierno, evocar algunos ministros/as y contemplar las navajas que vuelan en Ferraz y Sevilla, para comprender lo que pasó el 20-N y disponernos a aceptar resignados el oscuro porvenir que nos espera con lo que está por venir del socialismo político profesional.

Basta ver tirados en estercoleros políticos valores democráticos como la honradez, igualdad, participación, transparencia, solidaridad, respeto, tolerancia y verdad, para confirmar sin error la degradación del sistema.

Basta comprobar la indiferencia con que una sociedad dormida y adocenada acepta resignadamente el despilfarro institucional, el abuso salarial de políticos y la incompetencia de los dirigentes, para certificar el cierre por defunción.

Basta reflexionar un par de minutos sobre la dimisión del presidente alemán Christian Wulff al apuntar hacia él la fiscalía de Hannover, para constatar el camino democrático que aún nos queda por recorrer.

Basta oír al Jefe del Estado apelar a razones judiciales y penales para acreditar la honestidad de cargos públicos y yernos, olvidando el clamor popular de los súbditos exigiendo testimonio ético, compromiso moral y honradez a la mujer del César.

QUEREMOS A LOS MEJORES

QUEREMOS A LOS MEJORES

Hay personas que mantienen las mismas utopías de siempre, como si las hojas de su calendario no conocieran el otoño y la verdad de la vida cotidiana siguiera ocupando el punto ciego de tu globo ocular, dando la espalda a la terca realidad.

Después de perder el pelo detrás de las orejas y chamuscar la cisura de Rolando de tanto pensar, he concluido que el mundo sería diferente si en todas las cúpulas del poder estuvieran los que deberían estar, y no la manada de centauros y centaúrides que hay bostezando, coceando y trapicheando en sillones institucionales, tapizados con gotas de sudor ajeno.

Conseguir que nos dirijan los mejores es la gran quimera en este país. Como lo son también la honestidad en la vida pública, la igualdad de oportunidades, el respeto a otras ideas, la libertad de opinión, la protección del débil, la independencia del poder judicial o la aplicación del principio fundamental de mérito y capacidad para seleccionar los candidatos que promocionan internamente en la administración pública  ¿Pero os habéis creído? Nada es como pensáis, ni como debería ser.

Si los puestos técnicos en la administración estuvieran ocupados por los más capacitados para ejercerlos, la prevaricación en las comisiones de selección no formarían parte de nuestras conversaciones diarias. Si los dirigentes políticos fueran seleccionados entre los ciudadanos más capaces y honrados, no estaríamos en el ranking  de países con más amiguismo y corrupción. Si todos los jefes de departamentos universitarios fueran como deberían ser, García Calvo nunca hubiera propuesto la demolición de la Universidad. Si los responsables educativos se parecieran algo a don Francisco Giner, otro gallo cantaría a nuestra educación. Si las autoridades locales imitaran el estilo de Filiberto Villalobos, habría mayor entendimiento ciudadano y menos crispación política. ¿Sigo?

Lo triste es que para ocupar un cargo en este país hay que dar muchas cabezadas al cabo del día, llevar durante años la cartera del jefe, reírle sus estúpidas gracias, soportar su mal humor, hacerle el trabajo sucio, tragar más sapos que las grullas y arrastrarse como culebras, si se pretende hacer en el futuro la tarea que ahora realiza el jefecillo de turno.

El trepa que busca acomodo en un cargo directivo debe hacer voto de obediencia a sus promotores como única forma de sobrevivir a su incurable, penosa y mutilante incompetencia natural. Ineptitud que debe ocultar a sus inferiores engolando la voz para darle más resonancia gutural, apelando al Boletín Oficial para ejercer el poder porque su liderazgo natural no alcanza la patatera rosquilla de su líder cósmico.

Estos dirigentes, que van acomodando en poltronas a los que sostienen con más fuerza entre sus dientes el carné del partido; y que silencian con amenazas subliminales a los disidentes, se equivocan pensando que ese es el mejor camino para hacer grande a la España que fingen defender, porque los discursos no engrandecen al país ni lo liberan de la mediocridad, algo que se consigue situando en puestos de gestión a los ciudadanos más competentes para ejercerlos, aunque no lleven rosas o gaviotas en la solapa.

Pero los que todavía seguimos creyendo en un país gobernado por los mejores, mantenemos en el pebetero de nuestra vida la antorcha de la esperanza y lucharemos por convertir en necesario lo que hoy se nos antoja inalcanzable quimera.