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EL ÍDOLO JUVENIL DE COSIDÓ

EL ÍDOLO JUVENIL DE COSIDÓ

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Mantienen los jóvenes la antigua costumbre de colgar en las paredes de su habitación algunos posters sobre personajes, hechos o ideas compartidas por ellos, siendo estampas de mi juventud: el abrazo ciudadano de amnistía, el Principito y dos pósters elaborados por mí con el “El viaje definitivo” de Juan Ramón y el “No volveré a ser joven” de Biedma, para recordarme que debía aprovechar la juventud viviéndola intensamente, junto a la frase “Todo es imperfecto”, para sosegar mi afán perfeccionista.

Otros jóvenes, en cambio, ponían su atención en determinados personajes que admiraban, convirtiéndolos en ídolos a seguir, ideologías a difundir y sentimientos que compartir, llevándose la palma el famoso retrato del Che Guevara que decoró tantas paredes juveniles en época de sequía de libertades.

Pues bien, hemos sabido por boca del politólogo Juan Carlos Monedero – compañero de estudios en la Facultad madrileña de Políticas del actual director general de la Policía -, que el joven Ignacio Cosidó tenía en su habitación un gran póster del caudillo Franco como ídolo en de juventud universitaria, según pudo constatar el ideólogo del 15-M en las visitas que hizo a don Ignacio en su casa.

Pero que ningún demócrata se alarme pensando en la perduración eterna del pensamiento franquista en la ideología del jefe policial, como demuestran sus actitudes de gobierno, propuestas legales y compromisos absolutamente democráticos y respetuosos con los derechos ciudadanos, según evidencian las actuaciones policiales, la Ley de Seguridad Ciudadana y los cuatro cambios que ha hecho del jefe de los policías anticorrupción hasta encontrar la persona apta para luchar contra ella.

A tales comportamientos democráticos se añade el cambio la dotación policial de pelotas de esponja a cambio de las duras bolas de goma que explotan globos oculares y vacían las cuencas de los ojos de rebeldes anarquistas que pretenden acabar con el sistema. La imposición de una policía más “patriótica” para defender la patria de los ataques internos llevados a cabo por antiespañoles que ocupan las calles pidiendo lo que no merecen. La detención de peligrosos agitadores piqueteros laborales Y el justo apresamiento de los desestabilizadores que llevan insignias republicanas en las solapas.

EXUPÉRY, UN DESAPARECIDO MÁS

EXUPÉRY, UN DESAPARECIDO MÁS

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Con el cuerpo dolorido por tantas fracturas debidas a los accidentes aéreos que tuvo, despegó el aviador Antoine Saint-Exupéry la noche del 31 de julio de 1944 con su caza bimotor P-38 Lightning desde una base aérea de Córcega y no volvió a saberse nada de él, suponiendo todos que su avión cayó al mar cerca de la bahía de Carqueiranne, donde quedaron sumergido para siempre los 44 años de su alcoholizado cuerpo sin vida, apareciendo en 1998 una pulsera de identidad con su nombre, en la isla de Riou, al sur de Marsella.

Un año antes de la triste desaparición de Exupéry, fue publicada su novela infantil para adultos “El principito”, ganándose el mérito de ser el libro francés más traducido y leído, con más de 140 millones de copias repartidas por el mundo, que han deleitado a quienes hemos leído este esperanzador cuento poético, ayudándonos a embellecer esta chapucera vida con los pequeños latidos ilusionantes que guarda entre sus páginas, con fondo de relato autobiográfico.

Saber, por ejemplo, que el tiempo dedicado a una rosa es lo que hace importante a ésta, nos invita a perder el tiempo con las personas que amamos para ganarle tiempo a la vida.

Desconocer por qué las rosas tienen espinas que para nada le sirven, elimina malos pensamientos, insanas intenciones y detestables deseos, que a nada bueno conducen.

Advertir que lo esencial es invisible a los ojos, nos ayuda a comprender la cantidad de ciegos descorazonados, menguados de alma y escasos de espíritu que hay en las cúpulas del poder.

Aceptar que sólo debemos pedir a cada cual lo que cada uno puede dar, refuerza la convicción en los deshumanizados Parlamentos y consejos de administración, que nos gobiernan.

Y adentrarnos en el  misterioso país de las lágrimas nos lleva a la empatía, impulsa la solidaridad y conduce al amor, porque seremos felices una hora antes de que llegue a la cita la persona amada que esperamos.

SIN PALABRAS

SIN PALABRAS

Así, sin palabras, me ha dejado un viejo amigo de cuyo nombre nunca voy a olvidarme, porque no hay suficientes voces en el diccionario para agradecer su gesto de afecto, su entrañable recuerdo y el desinterés con que ha dedicado su tiempo a quien nunca le ofreció nada.

Inestimable brote verde en tiempo seco de valores, cuando muchos pretenden comprar amistad en taquillas sin existencias ni restos de compañerismo. Apreciable cabo de luz en la penumbra de una hermandad deshabitada, cuando la generosidad huye espantada hacia el ocaso. Desprendida concesión que se niega a ser correspondida, cuando el intercambio mercantil de favores se oculta en las cloacas del interés mutuo y el mercadeo de amistades interesadas pretende, sin conseguirlo, oscurecer la fraternidad entre almas grandes ocupadas por sinceros afectos.

Sin esperarlo, ni presentirlo, ni merecerlo, ha entrado en mi vida el sencillo artesano con un hermoso canto a la amistad, al desprendimiento y al recuerdo de necesidades compartidas en un colpicio, del que sólo tengo memoria para recordar a quienes conmigo allí estuvieron, como es el caso de este corazón ambulante que desparrama su bondad por las calles de Madrid sin alardear de la generosidad que le sobra.

Agradezco las plumas de caña que conservaré sobre mi mesa de trabajo como una reliquia. Pero, sobre todo, agradeceré siempre junto Saint-Exupéry y su Principito las horas que me ha dedicado este amigo, porque es el tiempo que ha perdido elaborando las plumas lo que las hace importantes.