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Etiqueta: política

ACOSO LABORAL

ACOSO LABORAL

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El cobarde, injusto, abusivo y detestable acoso laboral del patrón a los subordinados, tiene como finalidad producir miedo en los trabajadores, para lograr el sometimiento incondicional de los asalariados a su voluntad o conseguir la renuncia de estos al puesto de trabajo.

Para alcanzar su objetivo, los acosadores utilizan sutiles métodos de hostigamiento y violencia psicológica, nunca siempre fáciles de demostrar, porque muchas agresiones se disfrazan con insinuaciones confusas, ambigüedades calculadas o amenazas privadas, sin testigos, ni grabaciones, ni documentos, que permitan demostrar el acoso, negado siempre por quienes lo practican.

El sueco Leymann optó en los años ochenta por llamar mobbing lo que no era más que persecución, dulcificando el término para limar las espinas de palabras como cazar, acorralar, cercar, intimidar o atenazar, que se clavan en el cuerpo y alma del 15 % de los trabajadores en activo, elevándose esta cifra en la mujeres.

Los jefes enmarcan el acoso en la legalidad, asignando al trabajador acosado objetivos difíciles de alcanzar, fijándole plazos imposibles de cumplir, dándole sobrecarga de tareas, rebajándolo de categoría profesional, modificándole sus responsabilidades, asignándole labores ingratas, discriminándolo en el trato personal, ninguneándolo, ocultándole información para inducirle al error, infravalorando su trabajo, bloqueando su carrera profesional o rechazando sistemáticamente sus ideas.

El acoso tiene su origen en causas muy diversas, que pueden ir desde la divergencia política, religiosa o sexual, hasta la negativa del trabajador a participar en acciones deshonestas, pasando por rebelarse ante la manipulación, tener otra nacionalidad o ponerse enfermo.

En todo caso, se trata de un abuso jerárquico que lleva al deterioro personal, desgaste profesional y quiebra psíquica del acosado, concluyendo en angustia, depresión, insomnio, irritabilidad, inseguridad, desestimación, quiebra familiar, paro y soledad irreparable, sin causa oficial que justifique la ruina personal del trabajador hostigado.

POLÍTICOS PROFESIONALES

POLÍTICOS PROFESIONALES

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Mientras el grueso de ciudadanos hacen su carrera profesional con sacrificio, ganándose el futuro trabajando duramente, otros se matriculan en las escuelas de alevines que los partidos políticos amamantan para nutrir sus filas, exigiéndoles simplemente lealtad a la organización, servidumbre al líder y paciencia en la espera a que el jefe los señale con su poderoso dedo, para sentarse veinte años en la poltrona.

El joven aspirante a un puesto de trabajo debe ganarse la vida opositando a plazas del Estado en dura competencia con el vecino o merecer un puesto en el mercado laboral demostrando competencia, abnegación y sacrificio. En cambio, al militante político juvenil le basta con genuflexionarse ante los patrones, rezar padresuyos al jefe, dar cabezadas doctrinales, repetir consignas y hacer diariamente sesiones de besaculos.

La modorra, gandulería, mentiras, verborrea, sueldos y privilegios de la casta política está llegando a una bajeza moral rayana en el pecado original, con descarados insultos a la inteligencia ciudadana y perversiones políticas ofensivas para la democracia, por obra y gracia de la abyección a que han llegado los partidos políticos, entregados a profesionales del oficio electorero que han hecho oficio de la política, presentándose ante los electores con hiriente desvergüenza.

         Mientras esta taifa de vividores ejercen la carrera política paseando su grotesca vanidad por las tribunas, los ciudadanos honrados se abstienen de participar en el juego electoral, sin percatarse que su implicación en el gobierno es el único medio de acabar con los polítiqueros, electoreros, partideros y tramperos, que se ofrecen a ellos en las elecciones para gobernarlos y administrar sus bienes, cuando en realidad sólo les interesa administrar los propios, aprovechando la extrema depresión de espíritu y escasa conciencia pública común que reina en el país.

PARIDAD

PARIDAD

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No hablo de la paridad como inversión de coordenadas espaciales, ni entendida como corrección de errores en una transmisión, o comparación de algo con otra cosa, o igualdad de cosas entre sí o relación de una moneda con el patrón monetario internacional vigente, que sería lo normal, como dictan las normas y academias. No.

Me refiero a la paridad de género en política, término empleado por los sabiondos mandatarios para expresar la igualdad de miembros, – y miembras, claro -, en las Instituciones públicas. Es decir, que haya matemáticamente tantos hombres como mujeres en gobiernos, parlamentos, diputaciones, concejos, parques de bomberos, cuerpos de seguridad, lavanderías, viajes espaciales, faros costeros, colas del paro y paritorios. Bueno, no, en paritorios no, mientras los hombres no puedan dar a luz.

Esto significa que muchas mujeres con demostrada competencia profesional, inteligencia probada, manifiesta capacidad de trabajo y honradez contrastada, no podrán ofrecer sus servicios a la comunidad porque la paridad política exige dar paso a hombres con evidentes condiciones inferiores para ejercer el trabajo correspondiente, porque la matemática exigida por la paridad impone su presencia, sin dotar de competencia a los elegidos, y va siendo hora de que una mujer presida el Gobierno de España, algo que no ha sucedido desde la extinción de los dinosaurios.

La incuestionable igualdad de género no debe confundirse con la paridad política, ni la igualdad de oportunidades despistarse con el reparto matemático de poder, basado en criterios numéricos y no competenciales, para seleccionar a las personas que deben realizar tareas que afectan al colectivo, donde la falta de cualidades para ello perjudica gravemente a los ciudadanos.

No creo que la gestión de la sociedad sea una cuestión que deba dirimirse a partir del género estadístico, igualando faldas y calzoncillos en las tribunas públicas, sino apelando a los valores de cada cual, dando primacía al talento individual, la honestidad particular, la competencia laboral, la integridad personal y la honradez profesional, pero estoy convencido que si el resultado de este cóctel se hubiera inclinado a lo largo de la historia a favor de las mujeres hubiéramos tenido menos guerras, más concordia, superior bienestar y mayor progreso.

Decía Borges con desacierto para unos, fortuna para otros e indiferencia para la mayoría, que la democracia es un abuso de la estadística, replicándole Carlyle en parecidos términos, afirmando que era el caos provisto de urnas electorales.  Yo creo que la paridad política basada en el género sexual va más allá, haciendo de la igualdad un esperpento.

SEUDOCRACIA CAPITALISTA

SEUDOCRACIA CAPITALISTA

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Los hechos que se están produciendo en los últimos años demuestran una incompatibilidad manifiesta entre capitalismo y democracia, aunque teóricos atufados por ilusiones ópticas políticas digan lo contrario y algunos países con pedigrí de autenticidad democrática ocupen posiciones destacadas en el ranking de países capitalistas.

La poderosa influencia del mundo financiero en las decisiones gubernamentales, evidencia de manera clara y contundente que no es el pueblo quien ejerce la soberanía como predicen las reglas de la democracia, sino los mercados financieros que marcan el rumbo a seguir en los países, porque el mundo se encuentra en manos del más voraz capitalismo.

La lista de los milmillonarios que publica la revista Forbes nos permite ver que 1.426 milmillonarios acumulan un patrimonio de ¡5,4 billones de dólares! Algo que contrasta con el informe de la FAO de 2012, donde se denuncia que un 12,5% de la población mundial, correspondiente a ¡870 millones de personas! no tienen un mendrugo de pan que llevarse a la boca. Esto no sucedería si realmente el pueblo gobernara su destino en un mundo verdaderamente democrático.

En estos años de crueles recortes a la población, dictados por el mundo financiero, los sacrificios derivados de la política de austeridad no han llamado a la puerta de las 210.000 personas que han incrementado la lista de los ricos con 800.000 millones de dólares en el último año, constatando que capitalismo y democracia van por caminos diferentes. A esto se añade el informe de la Organización Internacional del Trabajo anunciando que la tasa de paro en el mundo se incrementará en 5,1 millones de parados, llegando a 205 millones en 2014.

Ante el fracaso democrático provocado por el capitalismo financiero globalizado, tenemos que sublevarnos los ciudadanos para llevar la democracia a sus orígenes, devolviendo al pueblo el poder usurpado por las élites económicas que rigen la vida ciudadana en falsas democracias de teatro, escaparate y bisutería.

CLASE DE CULTURA POLÍTICA DESPRECIABLE

CLASE DE CULTURA POLÍTICA DESPRECIABLE

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Es conocido por todos que el saber no ocupa lugar en las estanterías mentales, que las enseñanzas no tienen precio dado su alto valor y que el aprendizaje es inagotable porque como dice el castellano refrán “no te acostarás sin saber una cosa más”.

Eso nos ha ocurrido a muchos ciudadanos que ayer asistimos como televidentes a la clase privada de política parda que el antiguo alcalde de Madrid, ¿señor? Álvarez del Manzano dio a novicia Ana Botella, para exculparse de los doce mil euros en clases de golf que pagó el Consistorio madrileño al matrimonio Aznar.

Es difícil encontrar una frase que defina de forma tan clara y contundente la situación actual de mentira institucional y corrupción moral dominante en la clase política española como la pronunciada por Manzano, aconsejando a Botella lo que debía hacer ante el abuso cometido: “Tú di que eso es falso”.

Algo que traducido al lenguaje ciudadano sería: «Miente, Ana, que no te pasará nada aunque se descubra la verdad porque estos son imbéciles, tu impunidad está garantizada, nadie va a denunciarte, los tribunales carecen de pruebas y la dimisión no está contemplada en nuestro código antiético político».

Al ver caer el manzanazo inmoral del señor Manzano, Newton no hubiera propuesto la Ley de Gravitación Universal,  sino la del Éxito Político con Mentiras, cuyo enunciado sería: “Los políticos y los cargos públicos se atraen con una fuerza que es directamente proporcional a las mentiras pronunciadas e inversamente proporcional a la inteligencia de los votantes”, es decir, el cargo público será tanto mayor cuanto mayor sea el engaño y menor el entendimiento colectivo.

OPOSICIÓN POLÍTICA

OPOSICIÓN POLÍTICA

Hay un comportamiento democrático obvio para los ciudadanos, que ciertos políticos  se niegan a practicar, mirando más para su futuro que al del partido y la sociedad a la que dicen servir en todas sus soflamas. Me refiero al fundamental papel de oposición que debe existir para que funcione bien la democracia, aunque algunos no acaben de digerirlo y prefieren moverse en el filo de lo imposible, haciendo temblar el sistema.

Este comportamiento nada tiene que ver con la verdadera oposición política, tan necesaria en un Estado plural. Oposición política que se sitúa en la subestructura democrática para intentar cambiar lo que proceda y hacerse con el poder en el futuro, respetando las reglas de juego. Es obligación de la oposición presentar un programa alternativo al que esté aplicando el partido en el poder; y su deber, defenderlo con hechos. Algo difícil cuando ya se ha estado en el gobierno y no se ha hecho lo que se dice que se haría si se volviera al poder.

No es posible hacer oposición cuando se ha perdido credibilidad y confianza. Cuando el vocerío interno impide oír los mensajes externos. Cuando los codazos en los pasillos obstaculizan ir codo a codo con los compañeros. Cuando la autocrítica no forma parte de la doctrina. Cuando las actitudes han borrado eternos valores del diccionario ideológico. Cuando los jóvenes envejecen aspirando sustituir a megaterios encadenados a la poltrona. Cuando los fracasos electorales son culpa de la epistemología opcipital adventicia que determina la hectodérmica e hipostásica neuralgia escafoidal del Rhinopithecus strykeri…

Entonces no queda otro remedio que marcharse a casa y dejar paso a los que pueden renovar la esperanza, antes de que sea demasiado tarde, pues en política no basta tener razón si los resultados electorales dicen lo contrario y las encuestas los confirman.

23 – F

23 – F

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Bueno

Los convocantes de las manifestaciones que hoy van a celebrarse nos piden que acudamos a ellas para luchar contra el paro y la corrupción, con la misma fuerza que rechazamos hace hoy 32 años los vesánicos disparos que hicieron al techo del Congreso algunos tricornios enajenados, entre los miles de mentes sanas que forman tan prestigioso cuerpo de seguridad del Estado.

Años convulsos aquellos en que los etarras y las luchas ucedistas internas despertaron el ánimo de algunos salvapatrias herederos directos del franquismo, como puede suceder ahora con demagogos populistas que brotasen en tierra indignada, regados por la cobardía política de quienes someten la voluntad popular a la ambición de los consejos de administración de las entidades financieras y no miran de frente la corrupción política.

Con los pies en el suelo, pisando el fango y sin apelar al catastrofismo, vemos que se está formando un peligroso cóctel social de consecuencias imprevisibles donde se mezclan gotas de incompetencia política, con chorritos de injusticia social, cucharadas de corrupción y litros de cinismo, junto a cisternas de indignación ciudadana y paro laboral, que pueden ser preludio de inevitable desobediencia civil por parte de las fuerzas del orden, los sanitarios, jueces, funcionarios, honrados militantes políticos, bomberos, profesores, cerrajeros y gente de buen vivir.

Hace 32 años nos sublevamos contra el esperpento golpista protagonizado por un puñado de visionarios, y hoy levantamos hoces y guadañas de indignación contra el abuso, desprecio y ruina que sufren los inocentes de la tragedia, mientras los causantes de ella se pasean por la cubierta de barcos que navegan a toda vela por encima de la miseria rumbo a paraísos financieros, sin percibir los tijeretazos sociales y sacrificios que reciben injustamente quienes no provocaron el naufragio.