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Etiqueta: polichinelas

EMBAUCADORAS LUCES Y ESCAPARATES

EMBAUCADORAS LUCES Y ESCAPARATES

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Ya lucen arcos multicolores las calles con caprichosas formas, jugueteo de campanas, espirales, palmeras y nevadas lágrimas cayendo desdibujadas en la niebla, junto a luminosos escaparates comerciales seduciendo con guiños las voluntades de infantes, jóvenes y adultos, que rompen a golpes antojadizos la hucha extraordinaria de Navidad.

Se avecinan días consumistas, herederos directos del sempiterno gasto navideño, albaceas de antiguas bonanzas económicas y testaferros de créditos bancarios para alcanzar lo inalcanzable con escalera prestada, pretexto de veleidades propias de tiempos bíblicos de vacas gordas.

Están llamando a la puerta las mojigangas, los protocolarios deseos de felicidad y las teatrales escenas navideñas con figurantes ridículos y extravagantes alardeos de solidaridad, mientras la realidad desnuda de la miseria merodea los arrabales, zulos y chabolas, soportando el desprecio de los escaparates.

Banal consumismo que nos invade en tiempos de penuria para tantos frustrados vecinos, sin opción a participar en el teatro de vanidades, donde muchos se deslizan por el tobogán sobreabundante del despilfarro con crampones familiares, dispuestos a subir la pared congelada que acecha tras el dominico Raimundo de Peñafort.

La prestigiosa dramaturgia hispana se encontrará en pocos días afectada por febril ataque de compulsivo dispendio, sin moderación, cordura, ni estilo, porque los genes y hábitos adquiridos durante años obligan a ello, aunque muchos terminen colgados del abismo en la vertical de enero.

Pocos detectarán las “morcillas” en los textos publicitarios, porque lo más real será el espectáculo de títeres y marionetas que representaran a diario quienes se dejan manipular por los tramoyistas que mueven entre bambalinas los hilos de sus incondicionales polichinelas.

CANTOS DE SIRENAS Y SIRENOS

CANTOS DE SIRENAS Y SIRENOS

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bueno

Las míticas divinidades marinas, hijas del dios-río Aqueloo y de Melpómene, representadas como hermosas mujeres con cola de pez, llamadas sirenas, se han transformado en seres humanos de ambos sexos, que han cambiado la cola por una piel de cordero para mantener su capacidad embaucadora sobre la ciudadanía marinera que rema en la bodega del barco, mientras ellos toman piña colada al sol en la cubierta.

Las sirenas Agláope, Leucosia, Radne, Molpe y Teles tienen hoy en los carteles electorales apellidos conocidos por todos los vecinos, que no merecen ser nombrados para evitar que el maleficio nos alcance, sabiendo que su voz y sus cantos siguen atrayendo a los navegantes ingenuos que caen en sus redes, fruto de la amnesia colectiva.

Estamos en periodo de convicción, embeleso y seducción, ocupando los días con cantos de sirenas y sirenos que llegan desde las tribunas políticas, anunciando promesas virtuales y falsas situaciones de futuro, trabadas con discursos palabreros y gestos histriónicos, propios de polichinelas y muñecos de un guiñol, frívolos, incontinentes, falsos y dicharacheros.

En vísperas de elecciones debemos taparnos los oídos con cera de memoria, atarnos a la realidad del palo mayor recordando lo sucedido en los últimos cuatro años y remar contra el engaño que tantas veces nos ha hecho naufragar, mientras sirenas y sirenos navegan sobre los restos de la indignación que flotan en el océano de la farsa.

ANTÍDOTO CULTURAL

ANTÍDOTO CULTURAL

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La cultura es el mejor antídoto contra los males que afligen a la sociedad, y el más eficaz tratamiento para evitar manipulaciones mentales, salvar epidemias ideológicas, superar contaminaciones integristas y ver con claridad el camino en medio del bosque informativo que nos rodea, amenazando con anular nuestra personalidad, mutilando criterios propios y haciendo de nosotros polichinelas en manos de los usurpadores.

La cultura es como un fósil que debemos rescatar del olvido y regar cada día para que reverdezca, progrese, crezca, nos dé sombra y proteja de las mentiras institucionales que caen como chuzos de punta sobre la ignorancia, evitando también el naufragio de la erudición en la adversidad, embravecida por desgraciados vientos y tempestades obsesivas que anulan la capacidad de discernir.

La cultura ni se compra, ni se vende, ni se alquila, ni se presta, ni se hereda. Tampoco se encuentra en páginas sobradas de datos, ni en legajos cargados de información o archivos enquistados de historia muerta. La cultura se alimenta en soledad con reflexión personal y crecimiento interno, manteniendo la mente en calma y el espíritu despierto, porque forma parte de nosotros mismos, nos define, da vida, impulsa y libera.

Es la cultura esencia que aromatiza el conocimiento. Cortafríos de la torpeza. Despertador de manipulaciones. Detectora de mentiras. Perfume sanador de ventanillas comerciales enquistadas de codicia. Caudal de sangre renovada que canaliza flujos de libertad. Brebaje que volatiliza el analfabetismo. Néctar del espíritu que alimenta la civilidad. Elixir que destila redención. Y ambrosía que libera de la ignorancia.