La salida de humo blanco por la chimenea virtual de la Moncloa, anunció en vísperas de Navidad que teníamos nuevo Gobierno. Es decir, que un grupo de ciudadanos abnegados, pertenecientes al Partido Popular, habían decidido sacrificar sus vidas por nosotros, entregándose a la causa del bien común, sin ambiciones particulares de poder, dinero o influencia.
Gracias, pues, a ellos, por ello, en medio de la emoción conmovida en este primer día de del año, cuando estamos en el «inicio del inicio» de la que se nos viene encima, porque este año nuevo presagia verdaderamente vida nueva para todos.
Si me prometen ustedes que no van a reírse, les cuento lo que siento y pienso, sabiendo de antemano que sus carcajadas van a oírse en la cima del Aconcagua. Pero, créanme, a partir de hoy, los ciudadanos cataremos las decisiones del nuevo gobierno con la emoción que se cata un vino de apariencia noble y elevada acidez volátil, conscientes que un grupo de generosos y esforzados vecinos, van a dejarse la piel en el empeño, para que todos vivamos mejor.
A partir de hoy, la política servicial recuperará el espacio que lleva perdido desde hace veinte siglos, ocupando la vocación política el lugar correspondiente.
A partir de hoy, la honestidad del gobierno nos redimirá de los estercoleros, y el sabor aterciopelado de la honradez nos hará olvidar la corrupción.
A partir de hoy, paladearemos la templanza de los regidores, su respetuosa compostura y la prudencia de sus juicios.
A partir de hoy, disfrutaremos con su neutralidad de criterio, la neutralidad de sus juicios y la sinceridad de sus discursos.
A partir de hoy, la vocación de servicio al Estado brillará por encima de los intereses partidistas del grupo gobernante.
A partir de hoy, el sectarismo institucional será una página olvidada en las conciencias, en los libros de texto y en las hemerotecas.
A partir de hoy la educación pública ocupará el lugar que le corresponde y se hará realidad el acceso gratuito a la cultura de los ciudadanos menos favorecidos.
A partir de hoy, los multimillonarios tendrán que ajustarse los machos, porque ha llegado el tío Mariano con especiales impuestos para ellos.
A partir de hoy, los especuladores de la miseria, usureros bancarios y políticos corruptos, comenzarán a desfilar por los tribunales de la justicia.
A partir de hoy, la libertad de opinión y la información veraz será el norte y guía de los medios de comunicación tutelados por el gobierno.
A partir de hoy, seremos tratados como ciudadanos adultos, siendo informados de las razones que impulsan las decisiones del Gobierno.
A partir de hoy, el acceso a cargos institucionales, se hará en función del mérito y capacidad de los aspirantes, sin necesidad de llevar en la boca el carnet del partido.
A partir de hoy, la sanidad pública contará con los recursos humanos y materiales necesarios para velar con garantías por nuestra salud.
A partir de hoy, los brotes verdes se transformarán el bosque floridos donde todos cantaremos a corro y a la crisis le daremos con los huesos en las narices.
A partir de hoy, el crecimiento será imparable, no habrá paro, los pájaros cantarán, las nubes se levantarán y caerán chaparrones de azúcar y turrones.
A partir de hoy, la ética pública ocupará finalmente el lugar que le corresponde y los impostores huirán despavoridos con el rabo entre las piernas.
A partir de hoy pasarán a galeras los trileros políticos, embaucadores de pacotilla y charlatanes de la nada, que intentan confundir nuestro sentido común.
A partir de hoy, brindaremos con los ministros que pretenden contagiarnos un estado de delirio caracterizado por soñar con la posible ilusión de vivir en un país próspero, esforzado, solidario, culto y honrado, que algunos deslenguados se empeñan en condenar a cadena perpetua.
¡Ay, a partir de hoy, amigos!, a partir de hoy….
(Estoy oyendo carcajadas, y les recuerdo que están incumplido su promesa)