Navegando por
Etiqueta: Orense

CASTIGO A LOS APLAUSEROS

CASTIGO A LOS APLAUSEROS

Captura de pantalla 2014-08-01 a la(s) 21.40.36

A la nueva Ley de Seguridad Ciudadana le sobran inclementes condenas a ciudadanos que van detrás de las pancartas pidiendo trabajo, justicia, sanidad y educación, por una parte, y le faltan por otra, severos castigos para los cómplices de corruptos que aplauden a estos a las puertas de los juzgados, los vitorean por la calle, minimizan sus abusos y piden su indulto en la Moncloa.

El articulado de esta Ley debe incorporar la identificación policial, detención y aporreamiento de los aplauseros, entendiendo que se trata de mercenarios comprados para el vasallaje o cómplices de las fechorías realizadas por los condenados aplaudidos, pues los sinvergüenzas solo pueden ser apoyados por mesnaderos ocasionales y asalariados que se han beneficiado de sus corruptelas.

De no ser esto así, habitaríamos en un país aquejado por una grave enfermedad mental incurable, porque solo la esquizofrenia social y el masoquismo personal puede llevar a los ciudadanos a vitorear públicamente a quienes han dilapidado su dinero, impagado lo que ellos pagan, metido mano en la hucha común, practicado nepotismo o abusado del amiguismo con descarado cinismo, en perjuicio de los trisómicos sociales que les aplauden.

Quienes piden el indulto del condenado Fabra no pueden ser otros que los beneficiados de sus corruptelas o los bipolares. Los que aplauden a Messi al ser condenado por defraudador son mercenarios o imbéciles esféricos que pagan con su escaso salario los servicios públicos que el jugador disfruta sin pagar la cuota que le corresponde. Los charangueros que acompañan al trombonero Baltar por las calles de Orense, forzosamente han de ser algunos de los cientos que enchufó en la Diputación. Y los firmantes de la petición de indulto para el “minutero” Chema del Nido son los que mucho tienen que agradecerle.

Cuesta entender que ciudadanos demócratas con cariotipo sin alteraciones cromosómicas, sean palmeros de sinvergüenzas que les han despreciado con sus trampas, empobrecido con sus corruptelas, humillado con abusos de poder y engañado con falsas promesas en los procesos electorales, por lo que todos los cómplices y beneficiados aplauseros deben pasar por los banquillos.

DESDE GALLAECIA

DESDE GALLAECIA

Vine a Galicia sabiendo que el pueblo español dormía en la indiferencia, los obreros sufrían pisotones, los estudiantes recibían porrazos y los parados lloraban lágrimas de impotencia, mientras los empresarios sonreían en sus despachos, los banqueros esquilmaban las cajas de las Cajas, la justicia corría velos muy tupidos y los electoreros seguían a lo suyo, que nada tenía que ver con lo nuestro.

En esta tierra que ahora habito las cosas no son diferentes, pero el reparto urbano de quehaceres, sueños, celos, aguas, plegarias y placeres permite decir que Vigo trabaja, Lugo duerme, Pontevedra envidia, Orense puentea, Santiago reza y Coruña se divierte.

El cansancio de Dios al concluir la creación del mundo hizo posible el milagro de las rías gallegas sin tenerlo previsto, al apoyar su mano abierta sobre la tierra recién creada, abriendo en ella con sus dedos surcos por donde el agua penetra tierra adentro. Luego sacudió el creador su mano embarrada para librarse del fango, haciendo involuntariamente posible el prodigio de las islas Cíes, Oms, Sálvora, Cortegada, Arosa, Sisargas y Malveiras.

Pero quienes han agitado mi conciencia amodorrada por la rutina, removido el espíritu adormecido por la lluvia y excitado el ánimo aletargado, han sido siete pescadores a los que he visto inmóviles tirar juntos con fuerza de unas redes pletóricas de escamas. Ejemplo de esfuerzo común para conquistar la vida. Solidario empeño que hace posible la supervivencia.

Testimonio vivo de que juntos podemos pescar y meter en una red a depredadores, politiqueros, defraudadores, usureros, eclesiasteros y otras especies afines, para arrojarlos al mar por no dar la medida ética y solidaria que la convivencia social exige a quienes gobiernan el futuro de sus vecinos.