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DISCIPLINA VS. CONCIENCIA

DISCIPLINA VS. CONCIENCIA

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Se reúne hoy el máximo órgano del Partido Socialista entre Congresos, para decidir sobre la actitud que estarán hipotéticamente obligados a mantener los 84 diputados de su Grupo Parlamentario, con el fin de favorecer o evitar el acceso de Rajoy a la presidencia del Gobierno.

Esas doscientas y pico de personas que forman el “Parlamento Socialista”, -“pico” porque nadie sabe el número exacto de ellas al desconocerse quienes forman parte de él-, pretenden usurpar la voluntad de los representantes del pueblo que los eligieron, defraudando –de fraude- a sus militantes y decepcionando a los votantes que depositaron la confianza en los ciudadanos que los representan en el Congreso.

La actual situación va más allá de la coyuntura en la cual nos encontramos, obligándonos a reflexionar sobre un problema de mayor calado, que afecta a todos los partidos políticos y limita la libertad personal, en una democracia cuyos pilar básico es precisamente el respeto a las opciones individuales.

Someter la conciencia personal de cada cual a la disciplina impuesta por el partido es la mayor claudicación moral que sufre quien esa sumisión practica, y representa una mutilación de la voluntad individual intolerable para las personas que aspiran a conciencia plena con absoluta libertad.

Una cosa es definir la política general del Partido entre Congresos, elaborar programas electorales, ratificar estatutos, convocar primarias y congresos, aprobar presupuestos, fijar cuotas y designar candidatos, y otra muy distinta capar voluntades, violar opiniones, emascular criterios, cercenar opciones y mutilar empeños de los miembros de una organización, obligándoles a tomar decisiones contrarias al dictado de su conciencia, porque es una intolerable amputación de la más íntima libertad personal.

Imponer la disciplina externa a la conciencia privada es el camino más directo a la decepción y el abandono de quienes aspiran a personalidad propia y conciencia plena de sus actos fuera del redil, donde quedan corderos resignados y silenciosos que caminan hacia el matadero de su propia identidad personal, diluida en colectiva masa amorfa, cumpliendo mandatos contrarios a su propio juicio.

LIBERTAD

LIBERTAD

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De todos los valores sociales, tal vez el más preciado sea el de la libertad personal, a pesar de que algunos dirigentes políticos y laborales pretendan resucitar la Inquisitio Haereticae Pravitatis Sanctum Officium, porque el temor a la libertad forma parte de su clave genética y fue un ingrediente básico de la leche que mamaron.

Cabe la rebeldía ante caprichosas decisiones de los patrones y la desobediencia a órdenes externas con santidad «caminera de Obra», si la claudicación implica renunciar a la propia conciencia y libertad de pensamiento, condenando la inteligencia que capacita para reflexionar y tomar decisiones personales.

El jefe temeroso de la opinión ajena está inhabilitado para el liderazgo que ostenta, por la inseguridad que demuestra en sí mismo y el miedo evidente a perder el poder que mantiene artificialmente a golpes de mano sobre la voluntad de los subordinados. El líder emocionalmente estable e intelectualmente formado, rebate y contrarresta con argumentos y acciones las censuras recibidas; pero los inseguros piden inmediatamente el bolígrafo para tachar de la lista al discrepante, porque estos cabecillas suelen disponer de un servicio de palistas dispuestos a enterrar disidencias y disidentes en la fosa del olvido.

Renunciar a la propia conciencia, amordazar la libertad de opinión y someter la voluntad a caprichos ajenos, cumpliendo dictados contrarios a sentimientos propios, silenciando pensamientos, traicionando creencias personales y vendiendo el alma al postor para alcanzar el poder, mejorar la cuenta corriente o evitar un castigo, es preludio de fracaso moral irreparable.

Se llama orejisano al animal que no tiene marca de propiedad en ninguna parte de su cuerpo, pero no abundan en la sociedad los bípedos humanos orejisanos, mantenedores de la independencia sarabaíta y rebeldes a la disciplina cenobita, que aspiran a conservar intacta su libertad, sin señal alguna, sosteniendo como irrenunciable la individualidad, el albedrío y la conciencia.

HIJOS ASILVESTRADOS DE PADRES DESPREOCUPADOS

HIJOS ASILVESTRADOS DE PADRES DESPREOCUPADOS

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Con respeto y delicadeza, invitó el propietario de un bar a un grupo despreocupado de padres a que abandonaran el recinto donde cerveceaban, porque sus asilvestrados hijos molestaban al resto de clientes con sus gritos, disputas, galopadas, llantos y alborotos,

La expulsión del local, provocó el enfado de los papás que se fueron airados y con cajas destempladas, sin comprender lo que entendería cualquier bípedo racional con el mínimo sentido para darse cuenta que la libertad de cada cual no puede sobrepasar la linde del vecino.

Como sufridor de tal circunstancia y testigo de otras parecidas, entre las que se cuentan el atropello con un carro guiado por un niño en el supermercado que casi deja sin tobillo a una señora, o el balonazo que recibió un caballero que estaba sentado en una terraza de verano, propinado por un niño que jugaba al fútbol entre las mesas, me autorizan a dejar en esta página dos reflexiones:

Las normas son expresiones coactivas justificadas por el valor que las sustenta, siendo en este caso la convivencia social el soporte de la norma, primando el cumplimiento de la misma con el razonamiento y la persuasión hasta donde sea posible, tratando de evitar el conductismo para evitar comportamientos socialmente indeseables.

Por otro lado, los irresponsables pequeños vándalos que van atropellando derechos ajenos en lugares públicos no tienen otra culpa que la de ser hijos de sus padres, máximos responsables de la educación moral, cívica, intelectual y social de los hijos, a quienes la ley nada les exige al respecto.

FELIZ ENCUENTRO

FELIZ ENCUENTRO

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Consultaba nuestro hombre documentos en un archivo junto a otros investigadores, cuando puso su mirada en él una mujer, antes de abrir el cuaderno de notas donde apuntar los datos que buscaba, disimulando la vista alrededor del lugar elegido para trabajar con gestos indescifrables que retenían su atención, más allá de la tarea que allí había reunido casualmente a los dos.

Retiró la vista del rostro de la mujer para continuar el trabajo, pero su instinto percibió la atrapadora mirada femenina, quedando irremediablemente sometido a los ojos que insistentemente le miraban con un descaro que aumentó su timidez, obligándole a una entrega mayor en la transcripción del manuscrito que tenía entre manos.

Mirando sin mirar; hablando sin hablar; gesticulando sin moverse; y esperando sin esperar nada, fue atraído irremediablemente por ella, con los sentidos en punto muerto y licuando el pensamiento, mientras intentaba concentrarse en localizar la fecha que buscaba, sin prevenir que iba a encontrarse con recuerdos inolvidables en aquel inesperado encuentro.

Debió de pasar más tiempo de los pocos segundos percibidos por él, cuando se le acercó la mujer y sentándose a su lado le preguntó con voz evocadora si era él quien ella suponía que era, respondiendo el hombre con un titubeo que la hizo sonreír y a él enrojecer, sin atreverse a decir más palabras que su dudosa respuesta.

Le pidió salir fuera de la sala para hablar con más libertad, y sin dudarlo se fue tras ella, magnetizado por una curiosidad inquietante y atracción inexplicable que le alteraba el pulso y entorpecía sus pasos, ante la mirada indiferente de los cuatro investigadores que continuaron en su puestos, desinteresados por lo que a ellos le sucedía.

Al salir, ella encendió el cigarro y comenzó a expresarle la mayor gratitud que imaginarse pueda, imposible de reproducir, porque el sentimiento de afecto expresado por aquella mujer rozaba la amistad más pura, que se hizo recuerdo imborrable en el alma de aquel hombre, aunque él ya se hubiera olvidado de aquella alumna, para quien fue, sin pretenderlo, guía de su vocación poética, estímulo para su vida, memoria en sus hijos, voz de conciencia limpia, actitud honrada y ejemplo de fortaleza para luchar en la vida, según palabras de la mujer.

Guardad, amigos, estas confidencias, porque si no las hubiera escrito hoy con prisa emocionada, jamás hubieran visto la luz en esta bitácora.

LEÑA AL MONO

LEÑA AL MONO

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Wood to the monkey, dicen los ingleses para definir uno de los más degradantes deportes nacionales, practicado en la piel de toro por una minoría de cavernícolas desde que Caín miró de reojo a su hermano Abel, sin que este se diera cuenta de los garrotazos que se les venían encima a la gran mayoría de abelitas, propinados por el detestable y espinoso cainismo de los cardos envenenados.

Dar “caña” a todo lo que se mueva en dirección contraria al pensamiento propio; apalear el honor del vecino que sostiene pensamiento divergente; zaherir a quien se asoma por la ventana opuesta al balcón del inquisidor; y golpear impunemente la honestidad del discrepante con ensañamiento, es quehacer propio de quienes han borrado las palabras respeto y tolerancia de sus comportamientos, queriendo imponer el pensamiento único.

“Leña al mono, que es de goma” es lo que están haciendo algunos con una persona que ha optado por afiliarse al partido político de su preferencia, convencido de haber tomado una decisión personal acertada, por mucho que los escasos habitantes de la caverna hayan salido con sus garrotes a la luz, aprovechando la libertad que pretenden hurtar a los demás.

José Julio Rodríguez Fernández no merece las descalificaciones, desprecios, insultos y vejaciones que está sufriendo, por haberse unido a un círculo de Podemos, tras abandonar una ejemplar vida militar, convencido que puede continuar sirviendo a la patria en otro ámbito diferente al que ha dedicado 46 años de su vida.

Respeto, por favor, a las personas por mucho que sus ideas disten de las nuestras; sus comportamientos no coincidan con los nuestros; sus opciones vitales no sean las nuestras; y sus opiniones diverjan de lo que pensamos, porque solo desde la tolerancia alcanzaremos la paz social que deseamos.

Discrepemos dialécticamente de las ideas no coincidentes con las nuestras y defendamos tenazmente el pensamiento propio, pero respetemos a las personas y evitemos los insultos personales y las descalificaciones ad hominem, recordando lo que Sandro Pertini le gritó a un diputado en el Congreso italiano: “Combato sus ideas porque son diferentes a las mías, pero estoy dispuesto a dar mi vida para que usted pueda expresar libremente sus ideas”.

GUATEQUE

GUATEQUE

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De-dónde-proviene-el-término-‘guateque’-utilizado-en-los-años-60-para-referirse-a-una-fiesta

En época de ropa zurcida, discos solicitados en emisoras, “seiscientos” domingueros, rosario en familia, amenaza judeo-masónica-marxista, prietas las filas, aceite de ricino, pantalones bombachos y sexo encarcelado, irrumpió el guateque con fuerza irreprimible y canciones en pick-ut, regadas con limonada agitada por calenturas propias de la vida sexual que despertaba.

Sustituyeron las salas de baile y se anticiparon a las discotecas, aquellos guateques en salones domésticos, terrazas vecinales, sótanos furtivos o locales de alquiler, donde despertábamos a novedades primeras, descubriendo mitades de un todo incompleto, en horas indecisas y ausentes del primer capítulo de la historia.

Punto de encuentro del primer encuentro con la novedad primera y esperanzas desprevenidas al caerse las primeras hojas del calendario adolescente, descalzando la incertidumbre para que las dudas salieran de puntillas por la puerta de servicio, venciendo la represión de los púlpitos y la inclemencia de los confesonarios.

Vino a cada cual de nosotros aquella canción que ahora nos devuelve la memoria azul, cuando nuestra manos tomaban temblorosas la cintura de mimbre en medio de una ciudad solitaria que no iba más allá de los límites estrechos y velados del salón, donde se desencadenaban las melodías, incertidumbres y agitaciones.

Caricia de talles, manos descuidadas sobre otras manos y contactos a media luz con sordina, preludio de temores alados por el roce furtivo de unos pechos, quebrantando el frágil límite de lo prohibido, cuando los labios descubrían la novedad delgada de otros labios, y el desasosiego nocturno inquietaba los corazones agitados.

Era, pues, el guateque el camino que tomaba el disimulo hacia la libertad del aire, para dar paso al primer paso anticipado de certidumbre en otra realidad más alentadora que el devocionario, en medio de entumecidos menesteres escolares y  estremecimientos juveniles.