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PAPELES, CORREOS Y RECIBOS

PAPELES, CORREOS Y RECIBOS

Bárcenas

Hablar en España de “papeles”, en estos momentos, tiene más peligro para algunos dirigentes populares que meterse en la bañera con un Gremlin, porque los dichosos “papeles” son algo más que pasta vegetal molida y blanqueada, sustitutiva de los papiros egipcios por los chinos.

Mencionar los correos del tránsfuga pesetero, hace templar a los altos empresarios del finiquito en diferido, ese famoso monólogo de la señora Cospedal que ha batido todos los récords imaginables de audiencia sin haber pasado por el Club de la Comedia.

Y citar los recibos de dinero negro firmados en blanco por los receptores de cantidades milenarias, hace temblar a muchos que ocuparon sillones, según palabras del guardahucha popular más popular de todos los impopulares que pastaron en Génova, salpicando de corrupción a los honrados militantes que no pisaban la sede reformada ennegrecidamente.

Papeles, correos y recibos conforman la amenaza que el señor Bárcenas ha lanzado contra los beneficiarios del reparto, tras conocerse que el Juzgado de lo Social número 31 de Madrid ha rechazado la demanda con la que el ex guardaperras del PP pretendía reincorporarse de nuevo a su puesto de trabajo en el partido.

Este dividuo, por divisible moral, considera que las sucesivas cúpulas del PP no se pueden ir de rositas, mientras él paga los platos rotos y los militantes honrados soportan con resignación el cilicio impuesto por muchos de sus dirigentes, trileros que persisten en insultar el sentido común de los ciudadanos.

¿Hay en el país algún ciudadano que no dé validez y veracidad a los “papeles”, correos y recibís que guarda el tesorero responsable de llevar las cuentas por mandato de los dirigentes del partido? ¿Los beneficiarios de los “sobres” pueden negar delante del espejo la realidad con el dinero en la mano?

Con las respuestas a estas preguntas sobre la mesa, los ciudadanos no podemos aceptar que el resultado final de tal expolio, tal estafa, tal mentira y corrupción quede impune por una sentencia que absuelva a los nominados en los papeles, correos y recibos, por falta de pruebas o vaya usted a saber qué rendija legal les permita escapar con el dinero por la gatera.

FILÁNTROPOS

FILÁNTROPOS

Filántropo

Orgullo de ser español es lo que siento en este momento, como no lo había sentido en ninguno de los muchos años que he pasado allende nuestras fronteras, donde lo español que pasaba por la puerta de mi casa o a través de la pantalla de televisión me hacía incorporar del asiento, cargado de morriña territorial, afectiva, cultural, lingüística y gastronómica.

Pero nunca pensé que sentiría tanto orgullo de ser español como ahora siento leyendo el auto del juez Ruz, al comprobar que España es un país lleno de filántropos, es decir, de personas distinguidas por el amor ciego a sus semejantes y por las obras que realizan en bien de la comunidad a la que pertenecen.

Filántropos que donan millones de euros a las organizaciones políticas, sin recibir nada a cambio, sabiendo que se trata de cofradías al servicio de los ciudadanos, con gran sacrificio personal de sus miembros, que son paradigma de trabajo, renuncia, esfuerzo y generosidad, con quebranto propio, a favor de sus vecinos

Orgulloso estoy de ver en mi tierra lo que no he observado en ningún país de Europa, lugares donde nadie entrega dinero a los partidos políticos gratuitamente, como lo hacen aquí generosamente muchos honrados y generosos empresarios solo por altruismo y solidaridad, para que las organizaciones políticas cumpla las funciones caritativas y humanitarias que les corresponden.

Lo lamentable del auto dictado por el juez es que no se premie a los dirigentes de los partidos, por dar a sus administradores, gerentes y tesoreros las órdenes de socorrerse a sí mismos y a los militantes necesitados de ayuda económica, renunciando los jefes a percibirlas por la rígida honestidad que acredita sus ejemplares comportamientos.

Líderes tan dedicados a su profética misión, que ignoran cuanto sucede a la puerta de sus despachos, en los pasillos, salas de reuniones, conserjerías, escaleras y vestíbulos, ni saben lo que autorizan, firman y ordenan a los organizadores de cursos de formación, a los tesoreros y empresarios que tiran el tabique que les separa de las secretarias.