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Etiqueta: José Antonio

JORNADA DE ANIVERSARIOS

JORNADA DE ANIVERSARIOS

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Un día como hoy de 1936 disparos madrugadores proyectaron la sangre del jefe falangista sobre la pared de la cárcel alicantina, y 39 años después moría en la cama el generalisísimo Franco, mientras los Populares festejaban el mismo día de 2011 su incuestionable victoria en las urnas con vítores, cantos y banderas genovesas, de sabidas consecuencias para los beneficiados y perjudicados por el escrutinio.

Hoy, un año más, nostálgicos y críticos del antiguo régimen, ocuparan los medios de comunicación, “hunos” para censurar al máximo protagonista de la gran matanza fratricida, dictador que durante 40 años amordazó España y la llevó a un retraso del que todavía arrastramos las consecuencias; y “hotros” elogiarán al salvador de España y de la civilización cristiana.

Serán pocos los que recuerden que también este mismo día de 1936, murió el anarquista Durruti al frente de su belicosa columna miliciana; el médico nacionalista Santiago Brouard desapareció del mapa a manos del GAL en 1984; y el diputado Josu Mugoruza cinco años después en la misma fecha, y no por casualidad cronológica.

Para compensar tan tiroteada efemérides, recordemos que un día como hoy de 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de los Derechos del Niño, reconociendo:

El derecho a la igualdad, sin distinción de raza, religión, idioma, nacionalidad, sexo, opinión política.

El derecho a tener una protección especial para el desarrollo físico, mental y social.

El derecho a un nombre y a una nacionalidad desde su nacimiento.

El derecho a una alimentación, vivienda y atención médica adecuada.

El derecho a una educación y a un tratamiento especial para aquellos niños que sufren alguna discapacidad mental o física.

El derecho a la comprensión y al amor de los padres y de la sociedad.

El derecho a actividades recreativas y a una educación gratuita.

El derecho a estar entre los primeros en recibir ayuda en cualquier circunstancia.

El derecho a la protección contra cualquier forma de abandono, crueldad y explotación.

El derecho a ser criado con un espíritu de comprensión sexual, tolerancia, amistad entre los pueblos y hermandad universal.

PROCESO DE NÚREMBERG

PROCESO DE NÚREMBERG

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Mientras los medios de comunicación recuerdan que hace hoy tres años los populares arrasaron en las urnas,  setenta y ocho años que murió el líder falangista José Antonio y treinta y nueve años que el generalísimo Franco dejó pacíficamente su vida en una habitación del pazífico hospital madrileño para irse a descansar al católico valle de los muertos junto a miles de caídos en la contienda bélica ganada por él, yo prefiero recordar que un día como hoy de 1945 comenzó en la ciudad alemana de Núremberg el juicio a los nazis vencidos en la segunda gran barbarie mundial.

Diecisiete naciones acordaron procesar y juzgar a veintiún representantes del Tercer Reich responsables de la muerte de millones de ciudadanos, con la ausencia del jefe Hitler que decidió irse de este mundo por la puerta de atrás pegándose un tiro en la misma cabeza donde brotaron sus maléficas ideas, desparramando los sesos por distintas partes del planeta, sin que los terrícolas hayan escarmentado, y sigan a tiro limpio unos contra otros, en distintas partes del satélite solar.

El resultado final de nueve meses de interrogatorios y testimonios, fue que once de los acusados marcharon en fila india camino del patíbulo, siete durmieron durante años en la cárcel y tres de ellos pudieron seguir paseando libremente por las calles alemanas, arrastrando su mala conciencia.

Pero la noticia más sorprendente que ahora percibimos con perspectiva histórica, no fueron las sentencias judiciales, sino que el genocida Stalin fuera el promotor del juicio, en contra de la opinión de Churchill y Roosevelt que optaban por fusilar a todos los criminales nazis de forma directa e inmediata.

Nuremberg fue lugar elegido por exclusión de los demás, pues era el único palacio de Justicia alemán que reunía las condiciones para el juicio tras la contienda, ya que todos los demás estaban en ruinas o inhabilitados para albergar semejante juicio.