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JOAQUÍN COSTA

JOAQUÍN COSTA

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Costa

En tiempos de corrupción, es buen día para recordar que hoy se cumplen ciento quince años de la muerte de un gran regeneracionista que intentó poner un poco de orden en la España finisecular del siglo XVIII y primeros balbuceos de la siguiente centena, aunque el empeño de Joaquín Costa se viera frustrado por codiciosas actitudes, mentiras interpuestas, cinismo institucional y greña política, que concluiría veinticinco años después de su muerte en incivil guerra fratricida.

Pretendió Joaquín Costa cerrar a cal y canto el sepulcro del Cid y abrir el de don Quijote para que este cabalgara por la sociedad a lomos de un compromiso honrado que todavía esperamos cumpla su oficio en despachos oficiales, consejos de administración, cumbres mundiales y centros de poder donde se ventila en futuro de los ciudadanos.

De poco sirvieron los esfuerzos de este montisonense, y nada queda de su ideario regeneracionista en los momentos actuales, cuando seguimos necesitando las reformas propuestas por este krausista que pretendió hacer de la enseñanza una palanca revitalizadora de la sociedad, consciente de que solo la cultura en libertad puede salvar a los pueblos.

Criticado por unos y otros, con acusaciones duras por ambas partes, esto no le impidió exigir el abaratamiento de los alimentos básicos, pedir la mejora de las comunicaciones viales, dar la tierra a quien la trabaja, dignificar la judicatura, municipalizar los servicios públicos y cambiar a los gobernantes que ejercieron el poder durante los últimos veinticinco años.

Jurista, notario y abogado del Estado que terminó ejerciendo la abogacía antes de que una esclerosis lateral amiotrófica de juventud se lo llevara por delante el 8 de febrero de 1911, dejando huérfana la ambicionada regeneración social pretendida por este republicano quijotesco que luchó incansable contra el pétreo molino de viento de una sociedad dormida, conformista y resignada a su suerte, regida por ciudadanos incapacitados para ejercer el poder que le dieron las urnas.

«HUNOS » Y «HOTROS» CON EL MAESTRO

«HUNOS » Y «HOTROS» CON EL MAESTRO

No me corresponde a mí hablar de la presentación que ayer hicimos de mi último libro, pero tengo la obligación de difundir en este blog el acuerdo común de todos los amigos que han enviado correos electrónicos a mi buzón, uniendo a su felicitación por el éxito del acto, la satisfacción que han sentido al ver compartir bancadas en el salón universitario a políticos de distinto signo, en plena campaña electoral.

Pero creo obligado decir a los remitentes, que las felicitaciones por haber conseguido reunirlos a todos no es mérito personal que deban atribuirme a mí, sino al profesor y rector ayer homenajeado. Es él quien merece los beneplácitos, aplausos y agradecimientos, porque a él corresponden en el 75 aniversario de su muerte.

Ahora sólo cabe esperar que el objetivo tantas veces deseado por el maestro de ver luchar juntos por España a “hunos” (sangre) y “hotros” (pus), se haga realidad, por encima de protocolos, partidos políticos y compromisos sociales, especialmente en estos momentos de hundimiento moral por la crisis. Estado de ánimo semejante al que vivió Unamuno con motivo de los desastres coloniales del 98, y al estado de corrupción y caciquismo que reinaba entonces en España.

Es hora que el enfrentamiento entre las dos Españas no vuelva a helar el corazón de los españolitos  que vienen al mundo, dando razón a los versos de don Antonio. Es el momento de guardar con siete llaves en los libros de arte el duelo a garrotazos de don Francisco.

Si el regeneracionismo de Joaquín Costa removió entonces la conciencia política y alentó el compromiso ciudadano con el esfuerzo común, tal vez ahora debamos unir todas las manos para levantar juntos la bandera de la esperanza y luchar hermanados por ahogar la crisis, antes de que ella nos asfixie.

Deseo que los testimonios recibidos en mi correo, – compartidos por mí – se hagan realidad, para que todos comprendamos que nunca como ahora, la unión debe darnos la fuerza que necesitamos.