RODRÍGUEZ, EL BIEN COMIDO
Dice el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid que está dispuesto a dimitir, porque a la política ya llegó comido y no la necesita para vivir, aunque no explica por qué lleva 31 años acomodando sus hermosas posaderas en diferentes sillones políticos recibiendo dinero de los contribuyentes, mientras llama mentirosa a la pobre sanitaria que se debate entre la vida y la muerte, culpándola de su desgracia.
¡Qué desvergüenza, Dios! Qué prepotencia, qué falta de autocrítica, qué forma de insultar a la paciente, qué insulto más descarado a los ciudadanos y ciudadanas que llevamos años soportando mentiras, abusos y faltas de respeto por parte de algunos dirigentes populares, sin que semejantes actitudes se vean reflejadas en las encuestas de opinión.
Tiene razón don Francisco Javier Rodríguez Rodríguez al decir que no se necesita hacer un máster para aprender a ponerse el traje sanitario de protección contra el maldito virus del ébola, pretendiendo con ello descalificar a los especialistas que han considerado insuficiente el tiempo dedicado a la formación para realizar esa tarea.
Pero olvida decir que para ser el máximo responsable sanitario de una comunidad sí se necesita hacer un máster en respeto ciudadano, tener el doctorado en autocrítica, haber hecho un curso acelerado de sentido común, ser licenciado en humildad, tener la diplomatura en responsabilidad social y acreditar un nivel mínimo de sensibilidad humana.
Sorprende que un facultativo expedientado en los años noventa por su mala gestión del servicio de urgencias en un hospital de Madrid, sea nombrado años después máximo responsables de los servicios sanitarios de la comunidad madrileña.