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ESO, INSTINTO BÁSICO

ESO, INSTINTO BÁSICO

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Poco esfuerzo mental se necesita para comprender que los instintos son pautas de comportamiento que, en los animales, contribuyen a la conservación de la vida del individuo, aunque este juego de palabras que los académicos se han sacado de la manga no aclare a qué se refieren los sabios que han llegado a tal definición sobre aquello que determina el comportamiento humano.

Sobrevivir y reproducirse, es decir, comer y copular, son las dos funciones instintivas básicas que realiza el ser humano siempre que puede, porque en ellas se fundamenta la perduración personal y de la especie, produciendo ambas acciones indescriptible placer a las personas que las practican.

El irracional, antihumano, contranatural y conculcado voto de castidad impuesto a religiosos, religiosas y laicos votivos es, además, contrario al mandato divino de “creced y multiplicaos” y al deseo de Jesús que eligió al casado San Pedro como apóstol cabecera (Mc. 1, 29-31), demostrando la experiencia que puede más el instinto de reproducción en muchos clérigos y monjas, que las normas religiosas y los mandatos eclesiásticos.

El gozoso afán de los humanos por practicar el sexo, pocas veces se ejerce con intención de reproducir la especie, sino de obtener el gratificante goce carnal que produce, al que los seres racionales nos entregamos con oficio y gusto en todo tiempo, para diferenciarnos de los irracionales que solo practican el coito en época de celo.

DEL INSTINTO AL CELEBATOCIDIO

DEL INSTINTO AL CELEBATOCIDIO

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Entendiendo el instinto como conjunto de pautas de reacción que, en los animales, contribuyen a la conservación de la especie, parece claro que el celibato sacerdotal acabará desterrado de los mandamientos religiosos terrenales, por mandato superior del instinto reproductor.

Al empuje natural que tira del hombre con más fuerza que dos carretas y con superior firmeza a las maromas de los barcos, no cabe oponer resistencia porque la naturaleza humana hace imposible todo esfuerzo por permitir al serrucho mental hacer de la virginidad virtud, gustosamente aceptada y con firmeza practicada.

Mucho esfuerzo mental se necesita para entender algo que la razón no acepta y la naturaleza humana rechaza, poniendo puertas al mar del vigor promovido y creado por el Dios que predican quienes pretenden inhabilitar el propósito de quien otorgó a los seres vivos la capacidad de reproducirse, gozando al mismo tiempo de un placer terrenal de complacencia indiscutible.

El irracional y conculcado voto de religiosos y religiosas, profesionales de la virtud, al mandato divino de “creced y multiplicaos” hace pensar que puede más el instinto de reproducción en clérigos y monjas, que los mandatos eclesiásticos traducidos en voto de castidad, como si la pureza evangélica tuviera algo que ver con la abstinencia sexual.

Deseo de copular que se encuentra más desarrollado en los animales racionales que en el resto de seres vivos, pues los irracionales semovientes solo practican sexo en época de celo, a diferencia de los humanos que somos incansables en el oficio, sin intención de perpetuar la especie.

Esto explica la impotencia del celibato para dominar el instinto natural de las personas a unirse en feliz cópula, compartiendo con seres de su misma especie el placer de la carne, tan denostado en la doctrina eclesial, aunque los impositores de la norma hayan sido en muchos casos los primeros en conculcarla, como nos cuenta la historia.

FANATISMO NECIO

FANATISMO NECIO

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En el marco de las tradicionales cenas estivales que celebramos los amigos cada año de casa en casa, tras disfrutar de una partida de mus con bromas incluidas, tocó ayer el turno a una terraza que enarbolaba cara al sol la bandera española.

Abundante cena ofrecida por el anfitrión del festejo y copas a granel para acompañantes de los sufridos conductores, que sin envidia alguna veíamos como pasaba la botella de licor entre los copilotos que libaban con placer la copa refrigerada de alcohol.

Luego, en la sobremesa, ocupó el espacio central de la conversación la dichosa crisis, y al españolito que esto firma se le quedó helado el corazón como a Machado, al ver la defensa que hizo de “su” España, – la suya y del partido que defiende con su vida -, uno de los amigos.

Pensaba yo durante el debate, que los políticos y sus partidos no merecían el tiempo que les estábamos dedicando y menos el acaloramiento de un contertulio, porque cuando se somete la amistad a la política se deteriora una sin beneficio de la otra.

Cuando la pasión irracional por un partido político ahoga la capacidad de pensar, la inteligencia sale por la ventana.

 Cuando se niega lo evidente por defender lo indefendible, la evolución de la especie humana camina en sentido contrario.

 Cuando se habla por boca ajena repitiendo lo que no se entiende, se corre en riesgo de invertir el orden de las palabras.

Cuando de dedica todo el tiempo a la propia cepa, se corre el riesgo de llegar tarde a la vendimia común.

Cuando se confunde lealtad con entreguismo y se mezcla confianza con ceguera, la resultante suelen ser unas gotas de frustración, mucha tristeza y total decepción.

 Cuando se desfila con la bandera de la obtusa fidelidad mirando sólo para un lado, acaba uno dándose contra el poste

Cuando se declara la incondicionalidad y servidumbre a una ideología que nada beneficia a los aplauseros, la idiotez sustituye a la razón, es difícil compartir acuerdos, imposible dialogar y conviene buscar de inmediato la puerta de servicio.