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FRASEOLOGÍA POLÍTICA

FRASEOLOGÍA POLÍTICA

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Pido a los lectores de este blog que me ayuden con sus aportaciones a redactar un diccionario de fraseología política, que pueda ser de utilidad para los ingenuos ciudadanos que todavía atienden cantos de sirena donde no hay más que ronquidos de sueños fatuos mezclados con irracionales sonidos emitidos por gargantas anquilosadas en épocas de exterminio medieval.

Todo pudo comenzar en 2008, cuando el señor Zapatero llamó antipatriotas y catastrofistas a quienes alertaban de la profunda crisis que se nos venía encima, nominada el 9 de mayo por él mismo como “desaceleración transitoria”.

Histórica fue la intervención de Cospedal el 25 de febrero de 2013, que ha pasado al libro Guinness del cinismo político, cuando llamó “indemnización en diferido” la justificación para que su partido siguiera pagando durante dos años sueldos millonarios al tesorero Bárcenas.

Desde la Zarzuela se explican los divorcios y las separaciones matrimoniales de la realeza española, diciendo que se trata de “ceses temporales de convivencia”, aunque hayan tenido que ampliar los marcos de las puertas para dar paso a las cornamentas y hacer obra en las paredes donde empotrar cajas de seguridad blindadas.

La salida de jóvenes españoles a otros países por falta de futuro en la tierra que les ha visto nacer, fue definida por la ministra Fátima Báñez como “movilidad exterior”, reservando el estatuto de emigrados a los subsaharianos que huyen de la hambruna hacia la tierra prometida.

El independentista Artur Mas llamó “ticket moderador sanitario”, lo que es una cuota de incremento de pago que deben hacer los catalanes cada vez que visitan al médico de cabecera, compran medicinas, ingresan en un centro sanitario público o acuden al servicio de urgencia hospitalaria.

Si los recortes presupuestarios son “reformas estructurales”; la subida del IRPF, “recargo temporal de solidaridad”; las rebajas de salarios, “devaluaciones competitivas”; y la amnistía fiscal, “tributación de rectas no declaradas”; entonces las manifestaciones ciudadanas serán “actuaciones obligadas en defensa propia por la supervivencia”.

TEMBLAD, TEMBLAD AMIGOS

TEMBLAD, TEMBLAD AMIGOS

En la precampaña de las elecciones que le llevaron a la Moncloa, Rajoy dijo a los españoles en Soutomaior que no subiría los impuestos y que fortalecería la educación y la sanidad. Un año después, en el comienzo de la precampaña gallega y vasca, afirmaba ayer en el mismo escenario que las cosas estarán mejor en junio de 2013.

 Temblad, pues, amigos porque eso significa que en el verano de 2013 la mayoría de ciudadanos que sobrevivan a la que nos espera a partir del 21 de octubre, – un segundo después que se cierren las urnas -, estarán mucho peor de lo que ahora están.

No es que yo tenga especiales dotes de profeta. Hasta el más lerdo del país sabe que esa es realidad que nos espera, a juzgar por los sucesivos incumplimientos y engaños del presidente, haciendo lo contrario de lo que prometió hacer.

Recordad que en diciembre dijo: “No subiré los impuestos porque eso se traduciría en más paro y recesión”. Once días después subía el IRPF y el IBI, incrementando ahora el IVA, lo que significa, según sus palabras, que pretende aumentar el paro y la recesión.

Prometió que el PP no abarataría el despido. Y el propio Luis de Guindos calificó de “extremadamente agresiva” la reforma laboral que impuso a los trabajadores quien dijo que no haría tal cosa.

Tras calificar de frívola “ocurrencia” la amnistía fiscal propuesta por el de León y considerar un “grave error” el impuesto de sociedades, tuvo Rajoy la misma ocurrencia y cometió idéntico error al criticado por él.

Juró ante los santos evangelios de la verdad que iba a meter la tijera a todo, menos a la sanidad, la educación y las pensiones. ¿Alguien sabe qué hizo después?

 La justificación que ha dado el presidente a los incumplimientos de promesas y mentiras electorales es que ha tenido que hacer lo contrario a lo prometido porque no ha tenido más remedio, pero que lo ha hecho como Dios manda, aunque haya otros remedios y Dios no le haya mandado nada.

A pesar de ello, los ciudadanos acudirán a las urnas el día 21 de octubre con la papeleta del partido correspondiente en el bolsillo, convencidos del engaño que les espera, y serán minoría los que voten en blanco para botar de una vez a los políticos de todos los colores que están denigrando la democracia con insultos a la inteligencia ciudadana y mentiras que ofenden al más elemental común sentido.