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RES-PÚBLICA

RES-PÚBLICA

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Con voz engolada y a micrófono pelado, hablaba un tertuliano sobre algo desconocido para él, como le sucede habitualmente, sin que el moderador le pusiera un esparadrapo en la boca al identificar República con izquierda y caos, debido a la deformada educación escolar recibida con añadido de inoculación genética, confundiendo régimen con gobierno.

República viene de res-pública, es decir, cosa del pueblo. O si se prefiere, participación del pueblo en la gestión de aquello que le pertenece, por decirlo de otra manera. Vamos, que la gente decide quien debe sentarse en el sillón; a diferencia de Monarquía donde la jefatura del Estado es ejercida por una persona con carácter ¡vitalicio y hereditario!.

La asociación hecha por este tertuliano es una falacia, pues la República no es más que una organización del Estado cuya máxima autoridad es elegida libremente por los ciudadanos, como sucede en Alemania, Francia, Italia, Portugal, Austria, Grecia, Irlanda, Finlandia, República Checa, Estados Unidos y tantos otros países republicanos, una vez superada la Edad Media y conocidas las nefastas consecuencias que ha tenido la Monarquía para los ciudadanos en algunos momentos de la moderna historia.

Ahí están para demostrarlo Fernando VII, Isabel, Carlos II y mismísimo bisabuelo de Felipe VI, que abandonó su arbitraje apoyando los sectores más conservadores del ejército hasta llegar al Directorio militar, preludio de lo que vendría después, que terminaría con el bypasseador Juan Carlos, de quien hablará la historia cuando el tiempo lo autorice.

EL RECHONCHO MARIDERO

EL RECHONCHO MARIDERO

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Seis esposas tuvo el rechoncho casadero rey de Inglaterra y señor de Irlanda, monarca absolutista que envió en un paquete a la Iglesia Católica hacia Roma por no concederle el divorcio con su española esposa, erigiéndose él mismo en jefe supremo de la Iglesia anglicana, porque el tal Enrique VIII no tenía escrúpulos para quitarse de encima todo lo que hiciera sombra a su grasienta corpulencia real, incluidas las brujas que enviaba al matadero.

La primera mujer en acompañarle al tálamo nupcial fue la hija pequeña de los Reyes Católicos, Catalina de Aragón. Matrimonio anulado mediante ley parlamentaria exigida por el monarca, utilizando como pretexto la incapacidad de Cati para darle un hijo varón como heredero al trono, cuando en realidad fue por el guiño que aceptó la hermosa dama de compañía de su esposa, la cortesana Ana Bolena, que se dejó embridar en la cama por el garañón real.

No supo bien la moza donde se metía con tal marido, pues pasados tres años de fogoso maridaje con el susodicho enrique VIII, este decidió cortarle la cabeza por incestuosa, adúltera e incapaz de engendrar varón, casándose con Juana Seymour, también cortesana que le dio un hijo, muerto prematuramente.

Con Ana de Cléveris estuvo casado seis meses sin consumación matrimonial ni reinado, por lo que fue llamada «Hermana del Rey», antes de que este se acercara a Catalina Howard, prima de Ana Bolena y “rosa sin espinas” que siguió los pasos de su parienta, siendo decapitada en la Torre de Londres tras hacer varios ensayos sobre el madero la noche anterior a su despedida final. Fue su sexta esposa la tercera Catalina, conocida como “Catarina”, siendo Enrique VIII el tercero de sus cuatro maridos y la única que sobrevivió al regordete monarca anglicano.

A tan legítimas esposas, añadió el semental real varias concubinas, entre las que destacaron su cuñada María Bolena y la madre de su primer hijo varón, Isabel Blount. Historias de alcobas infieles, decapitaciones caprichosas, intrigas palaciegas y abusos reales, que bien merecen un recuerdo en este país de reyes, princesas, infantas, aristócratas, cortesanos, palmeros y pesebreros.

 

AMELIA EARHART

AMELIA EARHART

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El 20 de mayo de 1932, la norteamericana Earhart se puso el casco en las pistas de Harbor Grace para tomar los mandos del Lockheed Vega 5B de color rojo, con el que cruzaría el océano Atlántico en vuelo solitario desde Terranova a Irlanda en 15 horas, pasando a la historia de la Humanidad como la primera mujer que realizó tal proeza.

Ese fue el resultado de un empeño, pero no le resultó fácil cumplir su objetivo, pues para ello tuvo que vencer la fatiga, el riesgo de un tanque averiado, la rotura del fuselaje que produjo llamas cerca del motor y la formación de hielo en las alas que precipitó el avión en caída imparable desde 3.000 pies, llegando a rozar las olas del océano.

Tales fueron los problemas, que desistió de aterrizar en París como había previsto, posando el pájaro volador en el pastizal de Gallegher, una granja cerca de Derry, descrito por ella con estas palabras: “Tras haber asustado a la mayoría de las vacas del pueblo, aterricé en el patio trastero de un granjero”.

Luego vinieron los premios y otras hazañas menores, hasta su misteriosa desaparición en el océano Pacífico, intentando rodear la Tierra, porque nada se supo cierto, estableciéndose como hipótesis que el aeroplano cayó a 70 millas de la isla Howland. El presidente Roosevelt ordenó su búsqueda con 9 barcos y 66 aviones, en una operación que costó de 4 millones de dólares, sin éxito alguno, construyéndose un faro en 1938 en la isla para honrar su memoria.

En carta a su marido George Putnam, le dijo: “Debes saber que soy consciente de los peligros, pero quiero hacerlo porque lo deseo. Las mujeres debemos intentar hacer cosas como lo han hecho los hombres”.

VENGAR AL LUSITANIA

VENGAR AL LUSITANIA

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El transatlántico británico de pasajeros Lusitania zarpó de Nueva York rumbo a Liverpool con munición clandestina en sus bodegas para luchar contra los alemanes en la Primera Guerra Mundial, encontrándose en su camino con un torpedo alemán que lo hundió en el mar de Irlanda donde le esperaba agazapado y en silencio el submarino alemán U20, el 7 de mayo de 1915.

La muerte de 128 norteamericanos junto a centenares de inocentes pasajeros, exaltó los ánimos del pueblo yanqui que indignado exigió “vengar al Lusitania”, convirtiendo este grito en lema de la nación entera, obligando al presidente Woodrow Wilson a leer ante los representantes del pueblo americano su famoso “Mensaje de Guerra al Congreso”, en abril de 1917.

Propuso a los congresistas abandonar la neutralidad oficial mantenida hasta entonces por la diplomacia americana y unirse a los aliados cuatro días después para combatir la ambición Alemana de meterse al mundo en el bolsillo, a tiro limpio y sin medir las consecuencias.

Algo parecido a lo que hoy pretende hacer la señora Merkel, diseminando bombas racimo de recortes por toda Europa, cañonazos de intereses bancarios a la deuda de los países y misiles de largo alcance dirigidos a la línea de flotación del estado de bienestar de millones de ciudadanos, que terminarán naufragando donde navegan usureros capitalistas financieros en veleros de recreo.