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GARGANTILLAS DE SAN BLAS

GARGANTILLAS DE SAN BLAS

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En Salamanca es tiempo de “Gargantillas de San Blas”, el mismo Blas que nos aventura cada año nieves y tardías primaveras si las cigüeñas no retornan a los campanarios en estos días, algo que carece ya de validez porque en el presente año las cicónidas no han emigrado a tierras cálidas del sur.

Pero vayamos con las “gargantillas” que piden a San Blas la salvación de catarros y gargantas en memoria del prodigio obrado por el santo al retirar milagrosamente una espina de pescado de la faringe de un niño, que hubiera muerto ahogado si Blas de Sebaste no hubiera intervenido.

En memoria de ello se venden “gargantillas” a ingenuos creyentes que pretenden evitar con ese timo las afecciones de garganta, manteniendo las coloreadas cintas rodeando el cuello hasta ser quemadas el miércoles de ceniza, tras recibir las bendiciones parroquiales de pastores de la Iglesia dispuestos a realizar tan milagrosos menesteres.

Debo decir que conmigo nunca funcionó el invento durante los años infantiles en que mi cuello estuvo rodeado por el fetiche. Era mi entrañable abuela la que introducía cada año en un sobre postal la milagrera gargantilla y me la enviaba al Infanta para evitarme los inevitables ataques de fiebre con que las anginas me castigaban en invierno. Calentura que soportaba a pie firme para evitar caer en manos del sanador Cayetano o de las “señoras” de la enfermería.

CARTA AL PRESIDENTE

CARTA AL PRESIDENTE

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Mi respetado presidente:

Le escribo esta carta abierta en mi bitácora como desahogo de conciencia personal, sabiendo que mis palabras no van a llegar a su destino, ni pasarán de los amigos que visitan esta casa virtual que ya les pertenece.

Me dirijo a usted motivado por el hundimiento personal al que me han llevado las fechorías de su multimillonario tesorero Bárcenas, acrecentado por el desconocimiento que usted ha declarado tener de sus truhanerías, porque es difícil creer que un registrador de propiedades no registrara los bienes ajenos que tenía en su propia casa, ni llevara contabilidad de los sobres que desaparecían del cajón de su mesa. Discúlpeme, señor, pero no le creo, aunque mantenga la esperanzadora certeza de que usted no se ha llevado ni un lápiz que no le perteneciera.

Ni pícaros ni tontos merecen mi aprecio, pero si tengo que elegir entre ambos me quedo con los granujas porque los imbéciles no tiene redención, y debe ser usted muy necio para no darse cuenta de la mierda que ha pasado diariamente durante años por la puerta de su despacho, o muy cínico para negar lo que todos creemos.

Le pido, señor, que no insulte más nuestro sentido común porque estamos hartos de mentiras, falsas promesas, incumplimientos de contratos electorales y recortes. Le pido en nombre de millones de ciudadanos, que corte de una vez esta sangría de dolor, decepción y frustración que tenemos, porque de lo contrario todos nos arrepentiremos de lo que pueda suceder, y no merecerá usted el perdón por el naufragio.

Le pido que aproveche la oportunidad única que le brinda la historia para hacer justamente lo contrario de lo que está haciendo, esperando que su conciencia camine en sentido opuesto al nos obliga a marchar a los inocentes de la tragedia.

Le pido que elimine privilegios de los que menos sufren las medidas que usted aplica, porque les sobra todo aquello que les falta a quienes su Gobierno está reduciendo a la nada material, nulidad social, ruina personal y hundimiento familiar.

Le pido que exija sacrificios a los depredadores del reino, dirigiendo la tijera hacia quienes disponen de más tela económica que cortar, y deje en paz con su mendrugo de pan a los que sólo reclaman sobrevivir.

Le pido que evite especulaciones abusivas de usureros sin escrúpulos, más preocupados por la eslora de su barco que por los masivos desahucios que imponen a los desvalidos, sin mover una pestaña.

Le pido que aumente la carga impositiva a los propietarios de las grandes fortunas del país, exigiéndoles una mayor contribución, evitando que sean los indefensos ciudadanos quienes alimenten la caja común, mientras los defraudadores toman piña colada en paraísos fiscales.

Le pido que elimine las subvenciones oficiales a organizaciones de libre afiliación, como son los partidos políticos, sindicatos, iglesia y patronal, empleando esos millones de euros en beneficio del pueblo, su legítimo propietario.

Le pido que rebaje los sueldos y privilegios de políticos profesionales, eliminando de sus cargos a los incompetentes que van por las alfombras oficiales con el carnet del partido en la boca como único mérito para gobernarnos, por mucho que miren al cielo, enviándoles a sus puestos originales de trabajo donde realizarían un servicio más eficaz a la patria que dicen amar y defender.

Le pido que acabe con los herejes políticos y corruptos que infestan los partidos; que ejemplarice la vida pública; y que no juegue a la sumisión del timorato. Niéguese a la obediencia debida. Declárese insumiso a todo aquello que cause dolor a sus convecinos. Rechace el saludo de los mediocres. Evite la vulgaridad política, y pasará a la historia como el gobernante que liberó a su país del lodazal en que estaba enfangado por obra y gracia de los corruptos y el capitalismo feroz que terminarán por devorarlo todo.

Si se niega a liberarnos, la moral pública no se abrirá paso entre la mierda que nos rodea para reflotar el país sobre la voraz arena movediza que terminará engulléndonos a todos irremediablemente, incluido usted y todo su séquito, como ocurrió en las revoluciones de 1879, 1917, 1948 y 1959.

Ahora o nunca llegarán al pueblo soberano estas gracias que esperamos del presidente. Tenga la seguridad de que si en estos momentos de dolor resignado, indignada frustración, decepcionante futuro, inmerecido castigo y sufrimiento injusto, usted se empecina en seguir por el camino del hundimiento social, nadie va a rescatarnos del pozo deprimente donde nos entramos.

SANTOS INOCENTES

SANTOS INOCENTES

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Mientras la liturgia católica recuerda hoy la condena a muerte decretada por Herodes contra los inocentes niños menores de dos años nacidos en Belén de Judea, nosotros evocamos solidariamente a quienes buscan comida en los contenedores, esperan en el corredor de la muerte por falta de tratamiento médico o sobreviven dependiendo de la generosidad ajena.

La diferencia entre ambas conmemoraciones es que la segunda es tan real como la propia angustia de los condenados, y la primera se debe a la imaginación del evangelista Mateo, que confundió la supuesta salvación del niño Moisés con una hipotética matanza desconocida por todos los historiadores, incluido el romano Flavio Josefo, que no menciona matanza infantil alguna en su Historia de Judea.

Sería testimonialmente ejemplar que la Iglesia incluyera en su hagiografía a los actuales santos inocentes que naufragan en la pobreza, lamiendo cortezas de hambre y dejando su vida en desahucios inmisericordes sin haber cometido delito alguno, mientras la jerarquía eclesiástica bendice los manteles que comparte con los responsables de la tragedia, sin redimir de la hambruna a quienes tienen hambre de pan y sed de justicia.

Es hora de ver a capelos y mitras comprometerse con el evangelio que predican, salvando a los inocentes de la condena. Es hora de ver las púrpuras detrás de las pancartas pidiendo la redención de los inocentes. Es hora de convertir el cíngulo de castidad en látigo para echar del templo a los mercaderes. Es hora de remangarse el alba y ponerse manos a la obra redentora de miseria. Es hora, de canonizar a los santos inocentes que sufren persecución injusta por la justicia.

¿CÓMO LO CONTARÁ LA HISTORIA?

¿CÓMO LO CONTARÁ LA HISTORIA?

Hoy, que la fortuna tocará el timbre de unos pocos agraciados con las bolitas de la lotería, mientras la pobreza continuará dando rotundos aldabonazos en las puertas resquebrajadas de la mayoría silenciosa, me gustaría saber cómo contará la historia el origen de la crisis que estamos sufriendo, a quiénes culpará de la misma, qué juicio merecerá la actitud del Gobierno y cuál será la repuesta final que dará el pueblo, después de permanecer en silencio sufriendo castigo con la resignación de carneros moribundos.

Me gustaría saber qué dirán los futuros manuales de sociología sobre la parálisis ciudadana que nos impide llevar la revolución popular más allá de las pancartas, las protestas y los gritos callejeros.

Me gustaría saber el análisis que harán los psicólogos sobre los bloqueos mentales de ciudadanos que les impiden llegar a la insumisión, pretestando obediencia debida a órdenes que van en contra de su conciencia.

Me gustaría saber si la Iglesia pedirá perdón en el siglo venidero por dejar a un lado el evangelio liberador de la hambruna y ocuparse del matrimonio homosexual, olvidando la misión que su Dios le tiene encomendada.

Desconociendo estas respuestas, me gustaría que existiera el infierno porque eso consolaría la indignación popular, sabiendo que politiqueros, estafadores, usureros y corruptos, recibirían el castigo del fuego eterno, por mucho que ahora se den golpes de pecho en los reclinatorios, con la bendición de una Iglesia que mira para otro lado, mientras toma chocolate con churros en casa de los depredadores.

DÍA DE TODOS LOS MÁRTIRES SOCIALES

DÍA DE TODOS LOS MÁRTIRES SOCIALES

Mientras la Iglesia Católica recuerda hoy a todos los santos que no figuran en el santoral, los laicos indignados se homenajean a ellos mismos celebrando la fiesta de todos los mártires anónimos, como liturgia preparatoria a la gran ceremonia que están preparando para el día 14 con todos los sacrificados de Europa.

Víctimas inocentes que están sufriendo injusto castigo en silencio, heridos de muerte tras los visillos de sus casas, esperando con resignación de corderos que los matarifes financieros sin escrúpulos, escoltados por sus cómplices políticos, los lleven del ronzal al matadero.

Si Bonifacio IV tuvo tiempo para acordarse de los santos anónimos de la cristiandad, también los desfavorecidos anónimos de la sociedad tienen derecho a disfrutar su merecido día por la acreditada santidad y paciencia demostrada, quedándose en casa rezando maldiciones con el rosario de recortes sociales  en la mano.

Estos mártires sociales anónimos que Rajoy incluyó ofensivamente en su lista sin pedirles permiso, tiene una magnífica ocasión de salir a la calle dentro de unos días para romperle la estadística al Gran Hermano Fulero que los tuvo engañados durante meses con falsas promesas electorales, hasta ocupar el trono de la farsa.

AGRADECIDOS A LA IGLESIA

AGRADECIDOS A LA IGLESIA

Debatía amigablemente con un amigo sobre las fechorías perpetradas por la Iglesia a lo largo de la historia y la inverosimilitud de sus dogmas, sin poder convencerle con mis argumentos, sino todo lo contrario. Fue él quien logró llevarme al redil del Mal Pastor al persuadirme con su falta de razones de lo contrario que él pensaba y confirmar mis convicciones.

Uno de sus más firmes argumentos era que debíamos estar agradecidos a la Iglesia por el cambio  que había dado, pues hoy ya no quemaban a nadie en la hoguera, como le sucedió a la pobre María Pampana que ardió viva en la pira inquisitorial por comer una gallina en Cuaresma. Vaya, pues, mi agradecimiento por lo buena, generosa y santa que es la Iglesia. Me refiero a la Iglesia institucional, claro, no a la Iglesia Cuerpo Místico, ni a las nobles ovejas que pastan solidaridad evangélica, renuncia, sacrificio y entrega al prójimo, entre las que se encuentra, por ejemplo, mi querida sor Raquel.

No obstante, quedaron algunas cuestiones por aclarar que recibirán luz en próximos encuentros, como puede ser la necesidad de identificar ya de una vez el lugar donde está el cuerpo de la Virgen desde que María subió en cuerpo y alma al cielo, sin ayuda de propulsores que la sacaran de la órbita terrestre.

Quedamos también emplazados para hablar de los ángeles, arcángeles, querubines, serafines, tronos, dominaciones, poderes, potestades, santos espíritus, palomas y demonios. También dejamos pendiente conversar sobre dogmas que repugnan a la razón y de otras cosas por el estilo que dentro de mil años serán vistas como los dólmenes y menhires  que hoy contemplamos los terrícolas.

Si el tiempo lo permite, le pediré igualmente que me diga dónde se encuentra el infierno y la forma de saber quiénes están allí, para hacerme una idea de los amigos que me esperan en tan cálido lugar, porque una vida eterna en solitario y ardiendo, estimula poco la espera y resulta escasamente placentero.

En resumen, voy a pedirle que me aclare, explique y justifique, aquello imposible de entender, aclarar y razonar, fuera de la fe que todo lo justifica, demuestra y evidencia, por muy irracionales que sean las verdades que defiende.

¡Ah!, se me olvidaba: quien esto firma fue monaguillo, catequista, comulgante diario, predicador en iglesias, profesor de Cursillos de Cristiandad, ponente en jornadas eclesiásticas y lector empedernido de Caffarena, Rahner, Cardedal, Sobrino, Miret, Alegría, Llanos, Arias, Roncalli, Jaspers, Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo el de Tarso y muchos otros, en tiempos pasados.

TERRORISMO IMPUNE

TERRORISMO IMPUNE

Los ciudadanos que maldicen el terrorismo sangriento, continúan poniendo su  dinero en manos de multimillonarios de levita que ejercen el pestilente terrorismo bancario que ha arruinado los bolsillos de los impositores.

El gobierno que abomina el terrorismo pistolero, pervierte la política económica esquilmando las huchas de los vecinos para entregar el dinero a los terroristas de guante blanco que toman con ellos chocolate con churros por las tardes.

La Iglesia que condena el terrorismo violento, bendice en sus ceremonias litúrgicas a los depredadores bancarios que se dan golpes de pechos en los reclinatorios, mientras el pueblo tirita de frío alrededor de la iglesia esperando la excomulgación de los usureros.

Los fiscales que imputan delitos a los matarifes del tiro en la nuca, no fiscalizan graves acciones punibles de especuladores sin escrúpulos que han llevado a los ciudadanos de este país a una crisis sin precedentes en la historia.

Los policías que persiguen a los asesinos de policías y reprimen brutalmente a ciudadanos que piden pan, trabajo y justicia, no investigan ni ponen ante los jueces a los terroristas bancarios que se han llevado por delante la dignidad del pueblo que paga su sueldo.

Los políticos que vituperan el terrorismo de capucha y bomba lapa, otorgan medallas y aplauden en actos oficiales a los estafadores bancarios, esperando obtener de ellos los beneficios que no llegan a los votantes.

Los periodistas que agotan la tinta de sus bolígrafos censurando a quienes doblegan con sangre la voluntad popular, no tienen problemas en elogiar a los terroristas bancarios que van por las ciudades dejando familias en la calle y robándole el pan a los huérfanos.

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