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SINWERTGÜENZA

SINWERTGÜENZA

Siendo ya tertuliano en tertulias innombrables, el sociólogo Wert exhibió una desvergüenza acreedora de duras calificaciones por su falta de vergüenza. Vamos, que este ministro pilarista en más de una ocasión demostró ser un sinvergüenza, es decir, un hombre sin vergüenza, un atrevido, para entendernos, un osado o si preferís, un descarado.

Lo que desconocíamos quienes cambiábamos de canal cada vez que aparecía en televisión, era la ambición por incluir su nombre en el libro Guinness de los records como el peor ministro de educación de la historia de España, por gracia de su propia gracia, para desgracia nuestra.

Desde su estreno ministerial, leyendo públicamente y con descaro las páginas de un libro sobre educación para la ciudadanía, que no era tal libro de texto sobre educación para la ciudadanía, hasta ayer que por primera vez en la historia los 79 rectores de nuestras Universidades – todos, «hunos y hotros» -, le han dado con las puertas en las narices no acudiendo a la reunión del Consejo de Universidades, este personaje no ha dejado de dar golpes en la herradura.

Un hombre que quiere hablar, pero no negociar; que entiende las peticiones como chantajes; que falta descaradamente al respeto a los profesionales de la enseñanza; que ofende con sus declaraciones; que desprecia la comunidad universitaria; que incumple reglamentos; y que se quita el zapato para golpear en la mesa emulando a Kruschev, imponiendo sus disparates, no puede seguir al frente de un ministerio tan importante para el porvenir de España, en beneficio de la salud mental de la población y del futuro de la juventud.

Esperemos que Rajoy le quite pronto la cartera a este sociólogo, como hizo Arias con el ministro de Carrero autor del disparatado “calendario juliano”, porque es muy peligroso poner tijeras en manos de insensatos que pueden terminar clavándolas en la yugular de la educación, cortando por lo sano el más elemental sentido común.

TREPAS

TREPAS

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Viendo cómo van asentándose muchos incompetentes en rentables poltronas, sin más mérito acreditado que transportar la cartera del jefe y aplaudir sus disparates, caprichos y despilfarros, no queda otra opción que denunciar a los trepas que buscan acomodo en sillones oficiales haciendo voto de obediencia a sus promotores como única forma de sobrevivir a su incurable y penosa incompetencia natural.

Ineptitud que ocultan a sus subordinados estirando el cuello, sacando pecho y engolando la voz para darle más resonancia gutural, apelando al Boletín Oficial para hacerse obedecer porque su liderazgo natural no alcanza siquiera la patatera rosquilla.

Los trepas ven las Instituciones como tetas donde mamar hasta saciarse y confunden estatura con grandeza, mientras se acomodan en cargos públicos apretando entre sus dientes el carné del partido. Son ellos quienes silencian con amenazas subliminales a los disidentes, al tiempo que se autoproclaman paladines de la libertad en sus discursos y defensores del progreso de la patria, sin percibir que el nepotismo no engrandece al país ni lo libera de la mediocridad, porque esto es algo que se consigue situando en puestos de gestión a los ciudadanos más competentes para ejercerlos, aunque no lleven rosas en la mano ni gaviotas en la solapa.

Lo triste es que no hay forma de romper este vicioso círculo de ineptos que nos rodea y escapar de él. “Hunos” y “hotros” pretenden que nos interesemos más por defender su dedocracia que por hacer real la democracia. Pero los que todavía seguimos creyendo en un país gobernado por los mejores, mantenemos en el pebetero de nuestra vida la antorcha de la esperanza y lucharemos por convertir en necesario lo que hoy se nos antoja inalcanzable quimera.

DON MANUEL

DON MANUEL

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Recibo un correo de mi querida Sofía, amiga que abandonó su Galicia natal para dejarse la piel en Bolivia liberando de la miseria a los desfavorecidos hundidos en la pobreza. Me pide Sofi que dedique un artículo a la memoria de Manuel Fraga y voy a hacerlo, sabiendo que mis palabras van a decepcionarla, porque sé lo que piensa del personaje y los piropos que le dedica, como yo hice hasta los meses de su arrepentimiento.

Siempre he dicho lo que pienso sin esconderme y ahora tampoco voy a fingir la voz, aunque me lleve un arañazo por olvidarme de Grimau, de Ruano, de Montejurra , de las víctimas del franquismo y de los cinco obreros muertos en Vitoria cuando Fraga era responsable de la cartera de Gobernación.

Puse 788 páginas de un libro al servicio de los últimos años de la vida de Unamuno, por entender que en ellos se encontraba el verdadero Unamuno, el hombre sedimentado por la experiencia de vida después de muchos vaivenes, quehaceres, dudas, ilusiones, decepciones, errores, esperanzas, disgustos, dolores, sudores, pesares, aplausos y silbidos. Y eso voy a hacer con Manuel Fraga Iribarne.

Mi discrepancia ideológica con él me lleva a rechazar su posición política, pero mi vocación al esfuerzo me impide negar su singular capacidad de trabajo. Mi crítica a “hunos” y “hotros” siempre que han sometido los intereses comunes al bien propio, me acerca al hombre que nos pidió a todos tirar juntos del carro. Mi relación sincera con personas de izquierda y derecha me lleva a felicitar a Fraga en la presentación que hizo de Carrillo en el Club Siglo XXI, dándole a la derecha más rancia un ejemplo de convivencia que reforzó abrazando a Fidel Castro. Y su concepto del Estado convendría que fuera imitado por políticos de pacotilla y politiqueros.

Lo siento, Sofía, pero el último Fraga nada se parecía al “amo de la calle”, ni al enemigo del marxismo, ni al látigo del separatismo, ni al ciclón del insulto y el despotismo. Fue protagonista de las tres etapas más complejas de la moderna historia de España: el franquismo, la transición y la democracia. Intelectual venido a político que llegó a ser el político más intelectual. Franquista que reformó el franquismo desde dentro. Verdadero animal político, megaterio que pasó más de sesenta años dedicado a la vida pública, con tiempo para eliminar la censura previa y llenar el país de Paradores, impulsando nuestra mejor industria, sin llevarse ni un duro que no le perteneciese.

Observando a sus alevines, es obligado recordar a quien dijo “verdades sin condón”; a quien pidió ser recordado como «un hombre de bien»; a quien puso el mayor empeño en «unir y no desunir»; a quien un año antes de morir “pidió perdón a todos” por sus errores, complicidades y omisiones.

UNAMUNO EN EL RECUERDO

UNAMUNO EN EL RECUERDO


Tal día como hoy, a las cuatro de la tarde del jueves 31 de diciembre de 1936, caía herido de muerte sobre la camilla de su casa don Miguel de Unamuno y Jugo, a causa de “mal de España”, aunque el doctor Adolfo Núñez certificara su muerte por una hemorragia bulbar que se lo llevó sin previo aviso.

Ese día enmudeció una de las voces más sabias de nuestra historia, un socialista con ideario político sin ataduras, un intelectual comprometido con la liberación de obreros y campesinos, un republicano decepcionado con los gobiernos republicanos, un padre espiritual de sus alumnos y un profesor excepcional que hoy estaría a la cabeza de todas las manifestaciones, sosteniendo la pancarta a favor de la enseñanza pública.

A este personaje, que supo conciliar la bondad doméstica con la firmeza paterna; la lealtad política y la noble censura; la benevolencia en la cátedra y la exigencia de trabajo; la formación de espíritus rebeldes y la disciplina escolástica; el rigor académico y la tolerancia de errores, rendimos con esta página un homenaje filial de respeto, admiración y cariño.

A este luchador por la patria,  político honrado, profesor ejemplar y rector diligente, que supo ser a la vez maestro y discípulo. Hombre sabio, rebelde, honrado, generoso, inconformista, sincero, familiar, incomprendido y, sobre todo, leal a sí mismo, a su familia, a su profesión y a sus amigos, cuya memoria todavía hoy se disputan hunos y hotros, va dedicado con profunda gratitud por su legado este recuerdo.

A quien fue Catedrático de la Universidad de Salamanca, Rector vitalicio de la misma, Diputado nacional en las Cortes Constituyentes de la segunda República, Concejal electo del Ayuntamiento de Salamanca, Alcalde honorario perpetuo del mismo, Presidente del Consejo de Instrucción, Ciudadano de Honor de la República, Doctor Honoris Causa por las Universidades de Oxford y Grenoble; Presidente de la Liga de Derechos del Hombre; Presidente de la Junta de Defensa de los Derechos Humanos; Candidato a Premio Nobel; Presidente del Ateneo; Presidente del Casino; Presidente de la Federación Obrera; novelista, poeta, dramaturgo, ensayista, filósofo, articulista, crítico literario, prologuista y dibujante, lo evocamos hoy en esta humilde bitácora al cumplirse el setenta y cinco aniversario de su muerte.

A este luchador contra todo y contra todos, incomprendido de todos, víctima mortal de la guerra y protagonista sin pretenderlo de la tragedia griega que le tocó vivir entre dos cruentas guerras civiles, vaya este abrazo filial hasta el nicho donde descansa su cuerpo cansado de tanto bregar, mientras su alma deambula por los corredores de un misterioso hogar, sin encontrar respuesta a los interrogantes que atormentaron su vida.

CESARISMO

CESARISMO

Muchos males que suceden en la política española se deben al cesarismo que invade ministerios, gobiernos autonómicos, diputaciones, ayuntamientos y partidos políticos.

Este es uno de los riesgos que tiene la democracia. Yo creo que todo comenzó cuando Napoleón pretendió justificar sus actuaciones amparándose en el poder otorgado por el pueblo, con su organización jerárquica incluida.

En terminología weberiana, esto nos ha llevado a los famosos “líderes carismáticos”, aunque ni sean líderes ni tengan carisma, que se emborrachan de un poder que desborda con creces el otorgado por las urnas, jaleados mediáticamente por sujetos que ponen su asnal debajo del olivo para recoger el fruto que caiga cuando el caporal comience a varear las ramas. Nos conviene un liderazgo social digno, pero el despotismo es incompatible con la esencia democrática.

Este bonapartismo caló fácilmente en Alemania e Italia, y se ha extendido como una epidemia a las democracias inglesa, americana y española. La consecuencia nefasta de esta perversión democrática es la impunidad del poderoso, fruto del reconocimiento que los dominados le otorgan, atribuyéndole supuestas cualidades sobrenaturales para dirigirlos. Tanto poder en manos del guía disgrega al Estado de la sociedad, al gobernante de los ciudadanos, al dirigente de los militantes y al alcalde de los vecinos.

Cuando la autocracia toma cuerpo en un partido político, la democracia interna huye despavorida por la ventana, dejando en manos del autócrata el futuro del partido. A partir de aquí se anula el debate interno, la crítica pasa a galeras y se trepana el cerebro de los afiliados hasta llegar al pensamiento único. Es entonces cuando el cesarismo alcanza su perfección logrando que la voluntad del césar sea la voluntad de todos, porque todos quieren ver su nombre escrito en la bitácora del autócrata.

Tanto “hunos” como “hotros” han culminado el autoritarismo canonizando políticamente a sus líderes y anulando la propia voluntad al imponerse como norte la obediencia debida. Mínimo ideario que consolida el poder absoluto de los cortijeros y su infalibilidad. Esta identificación de poder y verdad excluye toda discusión y alienta la sumisión incondicional de los subordinados a la voluntad de los patriarcas.

Así, las tímidas voces que expresan pensamientos divergentes, son acalladas por el griterío de la manada que sigue ciega la voz de su amo. Algo de esto le pasó a los sensatos “roedores” del partido que no fueron capaces de controlar el ardor guerrero del santo patrón, de la misma forma que nadie critica ahora sus desmanes, caprichos, rabietas y desatinos. No porque sean torpes o ciegos, sino porque los caudillos y sus cuerpos de guardia se encargan de seleccionar las fotografías.

DIEZ REFLEXIONES EN MEDIO DE LA RESACA

DIEZ REFLEXIONES EN MEDIO DE LA RESACA

– Algo debe tener el 20 de noviembre para convertirse en fecha inolvidable de «hunos » y «hotros». Los primeros recordarán siempre su mayor fracaso electoral; y los segundos, la muerte ese mismo día de sus dos líderes más importantes del siglo XX.

– Felipe abandonó la Secretaría General del partido en junio de 1997 tras el fracaso electoral. Joaquín Almunia dimitió en el 2000 al obtener el PP la mayoría absoluta. En cambio, Rubalcaba pide un congreso sin despedirse, ¿con la pretensión de ser investido secretario general por el mismo dedo que le designó candidato?.

– Cuesta creer que el PP vaya a gobernar para todos los españoles como dice su presidente, dé las mismas oportunidades a todos los españoles y permita que se difunda información veraz y objetiva a todos los españoles, desde los medios de comunicación pagados por todos los españoles.

– Tal vez, los “hotros” no sean tan tontos, tan malos y tan inútiles, como pregonan algunos sectarios militantes de los “hunos”, que desdeñan la autocrítica interna pensando que la culpa está en la acera de enfrente o en la crisis.

– Pedir que a partir de ahora todos los partidos vayan juntos de la mano apoyando las gestiones del gobierno, es una insolencia por parte de quien se ha pasado ocho años poniendo palos en la rueda del gobierno.

– El intrahistórico cesarismo de los “hunos” ha llevado a los “brutos” del pueblo a retirar de la peana, una vez más, al santo que veneraban únicamente los incondicionales palmeros de su partido.

– Echando un vistazo a la historia más inmediata del país, hay que ser muy ingenuo para creerse que poniendo el bastón de mando en manos de los “hotros” van a fortalecerse los valores democráticos, en Estado docente y la sanidad pública.

– Criticar durante muchos años a los del “hotro” bando por el inmovilismo de sus militantes en sillones y coches oficiales, no es actitud que favorezca el voto cuando se reproducen los mismos comportamientos que se han criticado.

– Perder 4.300.000 votos en las elecciones exige una inmediata catarsis interna y la sustitución fulminante de los líderes que han dirigido el timón de la nave hacia un naufragio electoral de tales dimensiones.

– A primera hora de la mañana, en cuanto abran los comercios, iré a comprarme un buen cinturón de cuero con hebillas de frustración para ajustarme los pantalones, en previsión de los ajustes que se avecinan.

«HUNOS » Y «HOTROS» CON EL MAESTRO

«HUNOS » Y «HOTROS» CON EL MAESTRO

No me corresponde a mí hablar de la presentación que ayer hicimos de mi último libro, pero tengo la obligación de difundir en este blog el acuerdo común de todos los amigos que han enviado correos electrónicos a mi buzón, uniendo a su felicitación por el éxito del acto, la satisfacción que han sentido al ver compartir bancadas en el salón universitario a políticos de distinto signo, en plena campaña electoral.

Pero creo obligado decir a los remitentes, que las felicitaciones por haber conseguido reunirlos a todos no es mérito personal que deban atribuirme a mí, sino al profesor y rector ayer homenajeado. Es él quien merece los beneplácitos, aplausos y agradecimientos, porque a él corresponden en el 75 aniversario de su muerte.

Ahora sólo cabe esperar que el objetivo tantas veces deseado por el maestro de ver luchar juntos por España a “hunos” (sangre) y “hotros” (pus), se haga realidad, por encima de protocolos, partidos políticos y compromisos sociales, especialmente en estos momentos de hundimiento moral por la crisis. Estado de ánimo semejante al que vivió Unamuno con motivo de los desastres coloniales del 98, y al estado de corrupción y caciquismo que reinaba entonces en España.

Es hora que el enfrentamiento entre las dos Españas no vuelva a helar el corazón de los españolitos  que vienen al mundo, dando razón a los versos de don Antonio. Es el momento de guardar con siete llaves en los libros de arte el duelo a garrotazos de don Francisco.

Si el regeneracionismo de Joaquín Costa removió entonces la conciencia política y alentó el compromiso ciudadano con el esfuerzo común, tal vez ahora debamos unir todas las manos para levantar juntos la bandera de la esperanza y luchar hermanados por ahogar la crisis, antes de que ella nos asfixie.

Deseo que los testimonios recibidos en mi correo, – compartidos por mí – se hagan realidad, para que todos comprendamos que nunca como ahora, la unión debe darnos la fuerza que necesitamos.