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Etiqueta: honestidad

LA MUERTE DEL GRILLO

LA MUERTE DEL GRILLO

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No le deis más vueltas, amigos. Todas nuestra desgracias politiqueras vienen por la muerte del grillo, -de Pepito me refiero, claro-, no del insecto ortóptero de la familia grilloidea que adormecía nuestros sueños urbanos infantiles en las noches estivales, cuando al fresco en tajuelas y con botijo, oíamos cantar las horas al sereno.

El grillo de Collodi al que me refiero, inseparable amigo de Pinocho, era el norte que orientaba sus pasos hacia la honestidad, al ser la conciencia del muñeco que le permitía distinguir lo bueno de lo malo, obligándole a realizar lo hacedero por su bondad y despreciar lo vicioso por su maldad.

Con la muerte de Pepito Grillo la conciencia ha desaparecido de ciertos espíritus politiqueros que rigen Instituciones públicas, haciendo que la nariz de tales pinochetes crezca y crezca de día en día con sus mentiras, hasta alcanzar la cumbre de la cucaña a la que ascienden por sus narices, para no emplear otros nombres alusivos a depósitos genitales de ambos sexos.

Sin Pepito Grillo en el cerebro, los despepitados electoreros se van descerebrando paulatinamente, infectados por un virus más dañino que el astrológico cangrejo, con la diferencia de que este microorganismo proteínico y nucleico acabará vencido, mientras la enfermiza epidemia de codicioso poder se expande irremediablemente por los sillones amenazando con atrofiar las meninges ciudadanas de un pueblo harto de cambalaches, mercadeo, prepotencia y cinismo, propiciado por incapaces holgazanes que llevan meses cobrando suculentos sueldos, sin dar un palo al gua, salvo los chapuzones que disfrutan en piscinas privadas y salados mares, camuflados en playas para evitar ser descubiertos y abucheados por los vecinos de su sombrilla.

IN MEMORIAM

IN MEMORIAM

Por inseparable que sea la muerte de la vida y fatal consecuencia de la misma, no es posible acomodarse a ella ni hacerla compañera, porque su negra voluntad se impone al inalcanzable anhelo de inmortalidad, dándonos improvisadamente manotazos que hacen rodar lágrimas desconsoladas, mientras despedimos en el andén a los seres queridos que inician el eterno viaje a lo desconocido.

Nueva cruz se ha clavado en el cementerio de la memoria donde guardo desde niño los recuerdos de todas las personas convividas que han ocupado un espacio en mi corazón mientras aquí estuvieron, como es el caso de Manolo a quien agradezco cuanto de él he recibido en los felices años de fraternal amistad compartida en comidas, partidas de mus, viajes, meriendas y tertulias aderezadas con vino tinto, queso semicurado del Abadengo, longaniza y manzanas asadas en el entrañable rincón de su cocina.

Hombre sencillo, discreto y humano, profundamente humano, viajero incansable durante noventa y cinco años por bienaventurados senderos de la vida, que seguirá peregrinando en la memoria de quienes caminamos con él algunos trancos de la vida, junto a los seis descendiente que comparten su sangre con la de Ana María, sin otro oficio que entablillarnos hasta ser abducidos por el eterno olvido.

Custodios de su memoria y herederos de su bondad, quedan sus hijos entre nosotros como testimonio de fraternal unión amamantada en felices jornadas juveniles de Brincones, haciendo que el alma familiar que los vivificó hoy se torne asidero de recuerdos donde abrazarse, sustentado en feliz memoria las fotografías en sepia del hogar cristiano donde quedaron impregnados de valores eternos que garantizan su felicidad.

Fue Manolo galeno artesanal y profesor diastólico con palpitaciones solidarias.Testimonio de generosidad caritativa como virtud teologal, bondad machadiana, patriarca amparador, sonrisa permanente, holgado corazón y natural talento, que el pasado miércoles perdió su órdago con la vida porque esta le hizo seña falsa sin previo aviso, cortándole las venas con un naipe.

Doblan hoy para todos sus alumnos las campanas, congregándolos en el aula donde el doctor Sendín les mostró el primer electrocardiograma que hubo en Salamanca, recordando que pidieron sus consejos los mejores colegas que había en la ciudad, incluyendo su maestro Querol a quien Manolo vio sufrir por la muerte de un hijo, con dolor mayor que si le “arrancaran un brazo de cuajo”, como tantas veces recordaba el amigo que nos ha dejado mudos.

Pierde la Medicina salmantina una página viva de su historia moderna, sin que nadie se diera por enterado de ello mientras el doctor Sendín estuvo entre nosotros, porque su discreción, voluntad de anonimato y falta de protagonismo, le impidió hacerse merecedor del homenaje que sus colegas le negaron.

Con su partida, han quedado huérfanos los naipes y las fichas de dominó; huérfanos el Casino de su recreo; las “lámparas” con el zumo de tomate; huérfanos el caldo y “chato” de vino de la Fifi; huérfana la piscina y el bastón; huérfanos los trofeos de caza, … y huérfanos los gorriones que acudían cada mañana a buscar el pan de cada día, cuando veían aparecer a Manolo por su parcela en Santa Marta.

Este hijo de Lumbrales, emigró Vitigudino arriba a la capital de la provincia, sin abandonar la humildad de su origen y la discreción de la tierra que le vio nacer. Orgulloso de las raíces, supo incardinar a sus hijos con la vieja casona familiar donde vivieron inolvidables verdes años sin otra aspiración que hacer de la felicidad costumbre, entre juegos infantiles, agitación doméstica y trotes callejeros, que hoy su nietita mantiene a caballo con la vela encendida por lomas y praderas brinconesas, donde sosiegan el alma los que llegan del bullicio urbano buscando entre sus paredes el reposo que les niega la gran ciudad.

Reservado benefactor, siempre mantuvo oculta en el silencio la catedral que se construyó con su dinero en la lejana ciudad congolesa de Goma. Y nada dijo de los dos orfanatos con ciento veinte niños recogidos de las calles y en manos de la exmonja Albera, mantenidos con los euros enviados silenciosamente por don Manuel, sin que su mano derecha supiera lo que hacía la izquierda.

Dejamos en esta carta de despedida el sentimiento de gratitud a Manolo por su amistad, su testimonio humano, su ejemplo de generosidad, sentido del humor, compromiso familiar, humilde sabiduría, tolerancia y capacidad para mirar hacia otro lado cuando hacerlo de frente inquietaba su alma con riesgo de llevarle a un conflicto indeseable para este hombre de paz, conciliación, honestidad y verdad, uniendo a la gratitud por tanta donación, el deseo de que se haya encontrado finalmente con el rostro de Dios, tan anhelado por él.

FILÁNTROPOS

FILÁNTROPOS

Filántropo

Orgullo de ser español es lo que siento en este momento, como no lo había sentido en ninguno de los muchos años que he pasado allende nuestras fronteras, donde lo español que pasaba por la puerta de mi casa o a través de la pantalla de televisión me hacía incorporar del asiento, cargado de morriña territorial, afectiva, cultural, lingüística y gastronómica.

Pero nunca pensé que sentiría tanto orgullo de ser español como ahora siento leyendo el auto del juez Ruz, al comprobar que España es un país lleno de filántropos, es decir, de personas distinguidas por el amor ciego a sus semejantes y por las obras que realizan en bien de la comunidad a la que pertenecen.

Filántropos que donan millones de euros a las organizaciones políticas, sin recibir nada a cambio, sabiendo que se trata de cofradías al servicio de los ciudadanos, con gran sacrificio personal de sus miembros, que son paradigma de trabajo, renuncia, esfuerzo y generosidad, con quebranto propio, a favor de sus vecinos

Orgulloso estoy de ver en mi tierra lo que no he observado en ningún país de Europa, lugares donde nadie entrega dinero a los partidos políticos gratuitamente, como lo hacen aquí generosamente muchos honrados y generosos empresarios solo por altruismo y solidaridad, para que las organizaciones políticas cumpla las funciones caritativas y humanitarias que les corresponden.

Lo lamentable del auto dictado por el juez es que no se premie a los dirigentes de los partidos, por dar a sus administradores, gerentes y tesoreros las órdenes de socorrerse a sí mismos y a los militantes necesitados de ayuda económica, renunciando los jefes a percibirlas por la rígida honestidad que acredita sus ejemplares comportamientos.

Líderes tan dedicados a su profética misión, que ignoran cuanto sucede a la puerta de sus despachos, en los pasillos, salas de reuniones, conserjerías, escaleras y vestíbulos, ni saben lo que autorizan, firman y ordenan a los organizadores de cursos de formación, a los tesoreros y empresarios que tiran el tabique que les separa de las secretarias.

DEFENDER LO EVIDENTE, AGOTA

DEFENDER LO EVIDENTE, AGOTA

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Camiliño solía decir que en España vence el que resiste, acabando el luchador cansado de tanto golpearse contra el resistente muro que oponen los que se limitan a soportar pasivamente los envites que contra ellos lanzan tenaces batalladores enarbolando el ariete de la honestidad y la verdad, contra falsarios, corruptos y estafadores.

Cansa defender aquello que se defiende solo. Agota el esfuerzo de argumentar lo que no necesita argumentos. Desalienta el escaso resultado del trabajo llevado a cabo contra el sentido común. Hastía la aparente sordera de quienes no necesitan audífonos. Y debilita el ánimo saber de antemano que todo intento de conseguir un objetivo deseable por la mayoría, es baldío.

Conviene advertir a los demás sobre aquello que ignoran, pero es inútil informar a los oyentes sobre lo que saben de antemano. Es obligado prevenir de los riesgos que tiene mantener ciertos comportamientos, pero es inútil convencer de inevitables peligros a quienes saben las consecuencias de sus acciones.

¿A qué conduce pedir insistentemente honestidad a los políticos, si ellos mismos saben que deben tenerla? ¿Qué novedad aporta a los jueces hablarles de la independencia judicial? ¿Para qué sirve recordarle a los periodistas el código ético que llevan impreso en su carnet?

Toda lucha emprendida para defender lo evidente acaba con el defensor por el suelo, cansado de luchar contra el muro invisible levantado por la resistencia pasiva de quienes van por la vida con cara de póker, aparentando desconocer lo que llevan impreso en su ADN, porque la ley natural que dio origen a mandamientos bíblicos es conocida por todos los humanos, aunque sean pocos quienes los cumplan en beneficio del prójimo.

CASO ERREJÓN

CASO ERREJÓN

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Un buen amigo me pide opinión pública sobre el «caso Errejón», pensando que voy a decir lo que espera que diga cuando en realidad mi pensamiento está muy alejado del suyo en esta cuestión, aunque coincidamos con el proyecto «renovador, rompedor y limpiador» de Podemos, como le sucede a más ciudadanos cada día, según reflejan las encuestas.

En contra de lo niegan muchas incondicionales voces, hay «caso Errejón» porque la tozudez de los hechos impide escamotear una realidad que está sobre la mesa social con el peso específico que corresponde a quienes han hecho de la honestidad bandera, erigiéndose en adalides de una administración pública honrada y limpia hasta el último de sus rincones.

A quienes seguimos ilusionados con los postulados defendidos por la organización política Podemos, manteniendo la esperanza en que sus principios acaben imponiéndose en la sociedad española, nos sorprende la torpeza intelectual y política de sus líderes al infravalorar la persecución a que estarían sometidos por todos los poderes reales y fácticos implantados entre nosotros.

Dicho esto, cierto es que la apertura de veda a la caza Podemos está siendo desmedida, pero no es menos cierto que al final los detractores han acabado cazando pieza.

Cierto es que no pueden compararse los graves casos de corrupción con lo sucedido a Errejón, pero es falso que se trate simplemente de un “papelito”.

Cierto es que el castigo mediático es desproporcionado, pero también es verdad que no se trata de una fantasmagórica confabulación judeo-masónico-marxista.

Cierto es que todo podría haberse arreglado sin el exceso de confianza demostrado, pero no es menos cierto que en la Universidad huele a podrido.

Cierto es que existen corruptelas mayores, pero no pueden minimizarse las corruptelillas, porque son el comienzo de las grandes trampas y fraudes.

Cierto es que las Instituciones necesitan ser barridas de porquería moral, pero antes hay que coger la escoba y barrer la casa propia de cada cual.

Cierto es que satisface ver la altura a que Podemos ha puesto el listón de la honestidad, pero la mujer del César ha de parecer honrada, además de serlo.

Cierto es que los aspirantes a gobernarnos deben exigir el máximo compromiso a los demás partidos, pero sin aplicar rebajas o descuentos a las exigencias propias.

Cierto es el mayor daño que reporta la viga en el ojo ajeno, pero también perjudica la paja en el propio, cuando se ha confiado en la vista del afectado.

Cierto es que el director del proyecto autorizó verbalmente la ausencia, pero también es verdad que el amiguismo con Montero desacredita el permiso oral.

Cierto es que otros partidos tienen más mierda que ocultar, pero ese argumento justificativo es inaceptable en políticos a quienes se supone honradez y altura política.

El doble incumplimiento de contrato de Íñigo Errejón, por no estar en su puesto de trabajo, ni tener compatibilidad con su responsabilidad política en Podemos, no es asunto menor, ni cuestión de papelitos. Y quienes podemos votar a Podemos pedimos respuesta del partido acorde con lo que todos esperamos de ellos para la redención de este país.

Nos conformamos con que Errejón hubiera dicho: “Es mía la responsabilidad de haber incumplido un trámite administrativo de obligado cumplimiento que rectificaré de forma inmediata, asumiendo las consecuencias que de ello se deriven y lamento el involuntario daño político que mi negligencia haya podido ocasionar a Podemos”. Y punto.

HONRADEZ PÚBLICA

HONRADEZ PÚBLICA

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Nuestro mayor problema político-social es la falta de escrúpulos morales y honradez personal de muchos delincuentes que nos gobiernan, acrecentado por la impunidad que les ampara en sus propios partidos y en las sedes judiciales, obligándonos a denunciar esta situación una vez más, sin esperanza alguna de enmendar la deshonestidad exhibida con descaro por dirigentes políticos, sociales, laborales y económicos.

No son las leyes, ni los procesos electorales, ni la división de poderes, ni la participación ciudadana, quienes sostienen, dan vida y purifican la democracia, sino la honradez ejemplarizante de quienes llevan el rumbo de la nación en cualquiera de las diecisiete latitudes que conforman el territorio llamado España.

La decencia política es el filtro democrático que elimina todas las impurezas que el sistema tiene en suspensión, enturbiando la convivencia y provocando turbulencias que impiden el flujo laminar de relaciones humanas tan necesarias en toda colectivo se seres racionales por herencia, pero honrados por voluntad propia, sin aspiraciones escatológicas.

La justicia moral no siempre va hermanada con las leyes ordinarias, pero es legítima hija de la honradez, que lleva a la rectitud en los comportamientos, a la limpieza de intenciones, a la pulcritud mental y al sostenimiento de actitudes serviciales en beneficio de la comunidad que ha puesto la confianza en manos de sus representantes.

Implica la honradez un compromiso firme con la verdad, con uno mismo, con las demás personas y con el proyecto que lleva a las promesas ofrecidas, evitando engaños, falsificaciones, y autocomplacencias en una falsa realidad virtual que solo existe en la mente de los desleales estafadores.

La honestidad conduce invariablemente a la empatía que lleva a la comprensión y al esfuerzo solidario para reparar daños, aliviar dolores, reconfortar el ánimo, sanar el cuerpo y nutrir de cultura la ignorancia de quien vino al mundo en paradero ignorado por el alfabeto, la penicilina y el trigo.

TODO POR UNA LENTEJA

TODO POR UNA LENTEJA

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Entre las aleccionadoras historias que describe la Biblia, recordamos hoy el pasaje del Génesis en el cual la ambición material de Esaú le lleva a vender la primogenitura a su hermano Jacob por un simple plato de lentejas, engañando a su padre Isaac por añadidura.

Relato bíblico que hoy está más presente que nunca en nuestra sociedad, pero con menos legumbres, y cambiando primogenitura por dignidad, ya que basta con ofrecer una sola lenteja al inmoral conseguidor, para que este ponga su honor a los pies del peticionario y conceda el beneficio solicitado.

Por una miserable lens culinaris pueden hoy obtenerse favores a cambio de valores que nunca se vendieron en taquilla alguna, sin percibir la degradación ética del intercambio, porque el verdadero problema que tenemos en España no es económico, ni social, ni laboral, sino ético, por la falta de honradez y ausencia de dignidad que campea por instituciones públicas, sindicatos, redacciones de periódicos, programas televisivos y gremios profesionales.

La deuda pública, el engaño de las preferentes, la quiebra de las huchas de ahorro, los inhumanos desahucios y la decapitación del estado del bienestar, tienen su origen en la falta de higiene mental, urbanidad moral, conciencia social, honestidad personal y decencia política.

Los ciudadanos estamos soportando la tiranía de los florentinos, con una elegancia, resignación, pulcritud y educación, que envalentona a los groseros gestores que van desparramando el serrín de sus cabezas y el polvo de sus venas, por las instituciones públicas, sin percibir el riesgo de incendio que corren como un polizonte se infiltre en ellas con un bidón de gasolina en la mano.