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MÉRITO DEL PUEBLO

MÉRITO DEL PUEBLO

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Cuando todos los gobiernos, cancillerías, políticos, sindicalistas y ciudadanos han desgastado sus manos aplaudiendo al hombre que hizo posible el milagro en Uruguay, yo me inclino reverencial ante el pueblo que lo eligió para ello, porque es del pueblo el mérito de la resurrección en ese país, por su inteligencia y capacidad para votar al líder que los condujo al lugar donde aspiraban todos llegar.

Dejadme que os hable de este sencillo pueblo republicano formado por tres millones y medio de personas, que habita una pequeña región tres veces inferior a la España en el cono sur americano, con clima templado apto para la ganadería y la agricultura, con el más bajo nivel de analfabetos de toda Latinoamérica, que tiene el privilegio de ser el segundo menos corrupto y el tercero con mayor desarrollo humano.

Dejadme que os hable de un pueblo que tiene la más equitativa distribución de ingresos, el Producto Interior Bruto más elevado por habitante, el cuarto con la más alta esperanza de vida, el más pacífico, uno de los más verdes del mundo, donde mejor se vive del cono sur y el más democrático, bautizado por los indígenas con el guaraní nombre de Uruguay

Dejadme que os hable de la sabiduría de un pueblo que supo elegir al dirigente más elogiado en todas las latitudes. Un pueblo sabio, templado, prudente y con memoria colectiva para no dejarse embaucar con cantos de sirena electorales. Un pueblo feliz, agradecido, leal y envidiado por quienes habitamos en la piel de toro, buscando entre nosotros un Pepe Mújica que nos libere de la politiquería, la corrupción y la mentira.

AUTONOMÍAS

AUTONOMÍAS

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Camino de casa, me detuve ayer a charlar con mi estimado amigo Felipe que me dio su opinión sobre el reparto territorial, afirmando que las autonomías eran culpables de la ruina del país, porque no han cumplido debidamente su objetivo fundacional, multiplicando infructuosamente el gasto público en beneficio de los pescadeiros que se han forrado en ese río revuelto, despilfarrando al mismo tiempo los bienes ajenos.

Según este indignado amigo, habría que borrar del mapa todas las autonomías surgidas en aquel aciago y presuroso reparto de la tarta territorial, devolviéndolas todas al redil nacional, no por su condición borreguil sino para corregir los problemas y la ruina que han generado.

Opina este colega que las autonomías han vaciado la caja común en edificios, sueldos, dietas, despachos, consejeros, parlamentarios, asesores, funcionarios, coches, chóferes, guardaespaldas, etc., sumando con ello la carga impositiva a los ciudadano, el despilfarro, la multiplicidad de parlamentos, el exceso de gobiernos, la masificación de funcionarios y el mangoneo en los «Bancos autonómicos», llamados eufemísticamente Cajas de Ahorro.

Excesivo gasto -según él- inmoral abuso, robo institucionalizado y politiqueo de la peor calaña, que ha pervertido el objetivo de servicio y respeto a la idiosincrasia regional pregonado por los patrocinadores del reparto, en su intento de retomar los debates parlamentarios republicanos, interrumpidos por la salvaje guerra incivil.

Considera este amigo, que los miles de millones de euros invertidos en las autonomías hubieran estado mejor empleados en promover empresas, mejorar infraestructuras, fomentar el empleo, incrementar el bienestar ciudadano, crear hospitales y levantar centros educativos, siendo ahora la situación distinta para todos los ciudadanos que habitan en esas zonas geográficas de la piel de toro.

Al final de la conversación, Felipe preguntó: ¿Dime, Paco, quiénes se han beneficiado realmente de la política autonómica? Respondiendo él mismo a la pregunta de forma clara y contundente: los vecinos politicolistos y su corifeo de líquenes a los que se añadieron algas y hongos para aprovecharse de ello, parasitando al pueblo.

Esta fue su opinión, para sorpresa del bloguero que la difunde.

QUINTO MUNDO

QUINTO MUNDO

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Gobiernos, instituciones políticas, religiones, asociaciones obreras, centros educativos, entidades financieras, agrupaciones vecinales, bomberos, vecinos, repartidores de pizzas y mi perra Kala, tienen claro qué son, quiénes son y dónde están los cuatro primeros mundos, pero nada saben sobre el paradero del quinto mundo, aunque pasen a su lado cada día.

Encontramos al primer mundo asentado en países con elevados estándares de vida, diluyéndose el segundo mundo socialista en las páginas de la historia junto a los países emergentes, para dar paso al tercero mundo en la banda periférica del subdesarrollo, el analfabetismo y el hambre, diferenciándose del cuarto mundo en que éste añade un espacio de marginalidad y desprecio, donde la desprotección, el riesgo social y la quiebra sanitaria hacen una gran morgue en los países que lo integran, como Zambia, Haití, Sudán o Etiopía.

Pero, ¿dónde se encuentra el quinto mundo? ¿qué parámetros lo definen? ¿cómo identificarlo? ¿cuáles son sus señas de identidad? ¿qué personas habitan ese territorio? Pues sabed que el quinto mundo – como el reino de Dios – se encuentra entre nosotros, ocupando un amplio espacio de marginalidad, pobreza y mendicidad, inmerso en el primer mundo que se protege de él aislándolo en guetos alambrados de invisible y muda miseria, porque el Gran Hermano impide sus gritos de protesta con mordazas, cauteriza sus cuerdas vocales y encadena sus manos para que no empuñe los garrotes.

Forman el quinto mundo ancianos desamparados, jóvenes desprotegidos, familias desamparadas, personas sin hogar, parados a la intemperie, enfermos abandonados, madres desesperadas, trabajadores explotados, inmigrantes despreciados y viudas enlagrimadas,  constituyendo una mayoría absoluta que vive anestesiada y sin respuesta, ignorando que la unión de todos derribaría las tapias del gueto social en el que sobremueren.

El quinto mundo es vecino del primero en el espacio, pero viven tan alejados sus corazones que a los privilegiados no les llegan los latidos de los desfavorecidos. Forman dos razas sociales distintas con intereses opuestos, pues mientras una de ellas aspira a multiplicar su patrimonio sin esfuerzo y a corto plazo, la otra sólo pretende subsistir con mendrugos de pan, aspirinas, cartillas de racionamiento y palilleros escolares en tinteros de porcelana.

PARIDAD

PARIDAD

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No hablo de la paridad como inversión de coordenadas espaciales, ni entendida como corrección de errores en una transmisión, o comparación de algo con otra cosa, o igualdad de cosas entre sí o relación de una moneda con el patrón monetario internacional vigente, que sería lo normal, como dictan las normas y academias. No.

Me refiero a la paridad de género en política, término empleado por los sabiondos mandatarios para expresar la igualdad de miembros, – y miembras, claro -, en las Instituciones públicas. Es decir, que haya matemáticamente tantos hombres como mujeres en gobiernos, parlamentos, diputaciones, concejos, parques de bomberos, cuerpos de seguridad, lavanderías, viajes espaciales, faros costeros, colas del paro y paritorios. Bueno, no, en paritorios no, mientras los hombres no puedan dar a luz.

Esto significa que muchas mujeres con demostrada competencia profesional, inteligencia probada, manifiesta capacidad de trabajo y honradez contrastada, no podrán ofrecer sus servicios a la comunidad porque la paridad política exige dar paso a hombres con evidentes condiciones inferiores para ejercer el trabajo correspondiente, porque la matemática exigida por la paridad impone su presencia, sin dotar de competencia a los elegidos, y va siendo hora de que una mujer presida el Gobierno de España, algo que no ha sucedido desde la extinción de los dinosaurios.

La incuestionable igualdad de género no debe confundirse con la paridad política, ni la igualdad de oportunidades despistarse con el reparto matemático de poder, basado en criterios numéricos y no competenciales, para seleccionar a las personas que deben realizar tareas que afectan al colectivo, donde la falta de cualidades para ello perjudica gravemente a los ciudadanos.

No creo que la gestión de la sociedad sea una cuestión que deba dirimirse a partir del género estadístico, igualando faldas y calzoncillos en las tribunas públicas, sino apelando a los valores de cada cual, dando primacía al talento individual, la honestidad particular, la competencia laboral, la integridad personal y la honradez profesional, pero estoy convencido que si el resultado de este cóctel se hubiera inclinado a lo largo de la historia a favor de las mujeres hubiéramos tenido menos guerras, más concordia, superior bienestar y mayor progreso.

Decía Borges con desacierto para unos, fortuna para otros e indiferencia para la mayoría, que la democracia es un abuso de la estadística, replicándole Carlyle en parecidos términos, afirmando que era el caos provisto de urnas electorales.  Yo creo que la paridad política basada en el género sexual va más allá, haciendo de la igualdad un esperpento.

¿CÓMO LO CONTARÁ LA HISTORIA?

¿CÓMO LO CONTARÁ LA HISTORIA?

Hoy, que la fortuna tocará el timbre de unos pocos agraciados con las bolitas de la lotería, mientras la pobreza continuará dando rotundos aldabonazos en las puertas resquebrajadas de la mayoría silenciosa, me gustaría saber cómo contará la historia el origen de la crisis que estamos sufriendo, a quiénes culpará de la misma, qué juicio merecerá la actitud del Gobierno y cuál será la repuesta final que dará el pueblo, después de permanecer en silencio sufriendo castigo con la resignación de carneros moribundos.

Me gustaría saber qué dirán los futuros manuales de sociología sobre la parálisis ciudadana que nos impide llevar la revolución popular más allá de las pancartas, las protestas y los gritos callejeros.

Me gustaría saber el análisis que harán los psicólogos sobre los bloqueos mentales de ciudadanos que les impiden llegar a la insumisión, pretestando obediencia debida a órdenes que van en contra de su conciencia.

Me gustaría saber si la Iglesia pedirá perdón en el siglo venidero por dejar a un lado el evangelio liberador de la hambruna y ocuparse del matrimonio homosexual, olvidando la misión que su Dios le tiene encomendada.

Desconociendo estas respuestas, me gustaría que existiera el infierno porque eso consolaría la indignación popular, sabiendo que politiqueros, estafadores, usureros y corruptos, recibirían el castigo del fuego eterno, por mucho que ahora se den golpes de pecho en los reclinatorios, con la bendición de una Iglesia que mira para otro lado, mientras toma chocolate con churros en casa de los depredadores.

PRIMER BROTE NEGRO

PRIMER BROTE NEGRO

 La torpe visión de la realidad, unida a la pasividad y falta de capacidad de los gobiernos a lo largo de la historia para captar la situación real de los países que gobernaban, ha llevado en varias ocasiones a violentas revoluciones que podrían haberse evitado si quienes ocupaban las cúpulas del poder hubieran realizado los cambios que demandaban los ciudadanos.

En un Estado de Derecho, las leyes son el armazón que sostiene la estructura organizativa del mismo, pero cuando el hambre llama a la puerta y la supervivencia familiar depende de un mendrugo de pan que no llega, la legalidad huye por la ventana. Cuando el hambre provoca el llanto de los hijos y la angustia es la oración de cada día, no cabe la resignación.

Hemos visto el primer brote negro en Andalucía y la respuesta del Gobierno no ha sido atajar las causas que han llevado a la rebelión, sino condenar a galeras a los rebeldes, haciendo un alarde de ceguera poco común, si tenemos en cuenta que un periódico ha publicado los resultados de una encuesta en la que el 89,5 % de ciudadanos aprueban la incautación de alimentos que han hecho los Robín Hoods del SAT.

Vergüenza nacional que a todos avergüenza menos a los sinvergüenzas que ahora claman justicia represiva sin tener en cuenta que la supervivencia no entiende de leyes cuando el estado de necesidad exige alimento, sin importarle en camino a seguir para evitar la hambruma.