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Etiqueta: España

¿CUÁL ES EL ERROR COMETIDO?

¿CUÁL ES EL ERROR COMETIDO?

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La excepcionalidad de algo que debería ser normal en la vida política, ha provocado el aplauso de quienes han consolado su decepción monárquica con inexistentes disculpas de un rey, pues no ha pedido perdón ni ha explicitado los errores cometidos.

Al declarar el monarca que siente lo sucedido sin aclarar qué ha pasado y confesando al mismo tiempo la comisión de un error ocultando cuál ha sido la equivocación, anula el valor que pudiera tener el propósito de enmienda prometido al pueblo.

La obviedad de algo no consuela la razón al tratarse de una verdad evidente, pues el error es una cualidad del ser humano. Todos erramos, incluidos reyes, papas y dogmáticos fundamentalistas. Por eso, el reconocimiento genérico de haber consumado una falta carece de validez, si no va acompañado de la explicitación del delito cometido.

Lo que deseamos saber los súbditos es el desmán que el rey considera haber perpetrado, no la aceptación abstracta de un error, porque eso ya lo sabemos, sin que nos lo diga con voz aparentemente arrepentida, aconsejándole pensar antes de actuar y no disparar sin haber apuntado antes, por mucha afición que se tenga a la caza.

¿Se ha equivocado el rey por recrearse matando animales durante toda su vida o por privar de la vida en este caso a una especie protegida?

¿Se ha equivocado el rey por irse a la caza de un paquidermo en lejano país o por aceptar la invitación de un empresario con negocios en España?

¿Se ha equivocado el rey por ocultar a los vasallos sus andanzas y cacerías o por tropezar con un escalón y caerse al suelo a las cuatro de la mañana?

¿Se ha equivocado el rey por decir que los jóvenes parados le quitan el sueño o por transgredir el “comportamiento ejemplar” que pide a los demás?

¿Se ha equivocado el rey por aceptar el premio a la caza del oso pardo o por operarse en un hospital privado inalcanzable a los fieles tributarios?

Mientras el rey no confiese el error que considera haber cometido, seguiremos sin saber cuál es la falta que ha prometido no volver a cometer. Pero me temo que eso nunca lo sabremos porque la renovada adhesión monárquica de políticos, tertulianos y columnistas, nos impedirá conocer la respuesta.

¡MUERA LA PEPA!

¡MUERA LA PEPA!

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Eso, ¡muera la pepa!, ¡que muera!, y que muera ya de una vez. Pero no la Pepa constitucional que vitoreaban clandestinamente los liberales dos años después de votada la Carta Magna el 19 de marzo de 1812, para evitar que el abyecto felón del Fernando les cortara el gañote y arrojará a los pies de los Hijos de San Luis.

No, esa no. Esa que resucite hoy en España al cumplir los 200 años de su nacimiento, para orientar el camino de su hija póstuma nacida en 1978, que va por la piel de toro más perdida que Belén Esteban en una biblioteca.

¡Muera la pepa!, ¡pues claro! Pero la pepa del abuso y el desorden. La pepa que gobierna en los consejos de administración y en los despachos oficiales. La pepa del despilfarro, el descontrol y la impunidad. La pepa por la que trepan los indeseables sin escrúpulos, los que ascienden pisando a los demás como si fueran peldaños.

Esa pepa que no hace pupa al Papa. La pepa que baila con especuladores, que tima a jubilados, que explota a los subempleados, que amarga la vida a los parados y se sienta en la mesa a papear con pregoneros de la catástrofe.

Muera la pepa del bullanguero jolgorio institucional, del sonoro desbarajuste ministerial, de la preocupante incomprensión judicial, del aceitoso despotismo social, de la negra porra policial, del premeditado engaño contractual, de la frecuente manipulación colegial, de la indeseable reforma laboral, del calculado silencio episcopal y del excesivo abuso patronal.

Que muera la pepa, para que la Pepa pueda vivir.

DIGODIEGO POLÍTICO INOLVIDABLE, YA OLVIDADO

DIGODIEGO POLÍTICO INOLVIDABLE, YA OLVIDADO

Es oficio de políticos decir Diego, donde antes se dijo digo, o al revés. Cambio actitudinal intencionado que se hace con ánimo de engañar al personal para conseguir privilegios y favores que de otra forma serían imposibles de alcanzar.

Digodiegos que forman parte inseparable de la actividad política,  utilizados en mítines electorales, promesas de gobierno y adhesiones incondicionales, para tranquilizar a quien corresponda, acompañados siempre de justificaciones que sólo aceptan los beneficiarios del cambio.

Entre todos los digodiegos de la actual historia de España, destacan dos de ellos, – que se encierran en uno como los mandamientos -, por la tolerancia con que los ciudadanos hemos aceptado el trueque, sin percibir las consecuencias del mismo ni reparar en el sujeto protagonista del engaño.

Invito a los lectores del blog a descubrir el personaje que se oculta tras las declaraciones que vienen a continuación, hechas cuando el dictador paseaba con sus botas y espuelas por la piel de toro, mientras el Villa Giralda se negaban a aceptar la defenestración del legítimo heredero.

El general Franco es, verdaderamente, una figura decisiva, históricamente y políticamente para España. Él es uno de los que nos sacó y resolvió nuestra guerra de 1936. Después de esto, él jugó un papel político para sacarnos de la Segunda Guerra Mundial. Y por esto, durante nuestros últimos 30 años, él ha sentado las bases para el desarrollo de hoy en día, tal como usted mismo puede constatar. Franco es para mí un ejemplo viviente, día a día, por su desempeño patriótico al servicio de España y, por esto, yo le tengo un gran afecto y admiración.

Quienes duden sobre el autor de estas palabras y no hayan dado con la respuesta, pueden encontrarla en: http://www.youtube.com/watch?v=M6x4KDhSynU

Adulaciones lógicas si tenemos en cuenta que nuestro hombre había jurado adhesión incondicional al dictador y a los Principios del Movimiento Nacional, sustitutivos de la Constitución votada por los españoles en 1931, legitimando al mismo tiempo el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, ante la indignación del auténtico heredero a la corona de España, como pueden ver los lectores en este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=Od01GvIdS_s

Digodiegos olvidados y testimonio histórico que confirma sin paliativos la herencia recibida y sus vínculos con una monarquía que Franco dejó atada y bien atada, sin que nadie hasta hoy haya podido desatarla, por mucho que turbios negocios, amores descarriados, malas compañías, opacidad en cuentas y yernos desaprensivos, lo hayan intentado.

RESISTIR, ¿HASTA CUÁNDO?

RESISTIR, ¿HASTA CUÁNDO?

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Camiliño, nuestro último premio Nobel, solía decir que en España el que resiste, gana. O, lo que es igual, en España gana el que resiste ¿Qué os parece? Lo pregunto convencido que la resistencia de cada cual es diferente, pues no todos estamos en las mismas condiciones ni tenemos el mismo aguante.

Pero hoy la resistencia puede tocar fondo antes que la crisis, haciendo de ésta el ariete que tire abajo el sistema, por difícil que parezca, ya que el aguante colectivo exige aglutinar muchas resistencias, evitar deserciones, desterrar aburrimientos y combatir hastíos, ahogando la impotencia en el esfuerzo de quienes soportan indignados los hechos que desaprueban.

La gran incógnita es saber hasta cuándo seguiremos llevando con resignación la penosa situación donde nos han metido los que no pasan por ella, caracterizada por un estado anímico de frustración, unido en ocasiones a la carencia de recursos económicos básicos, necesarios para subsistir.

Tal situación exige a los ciudadanos tener una capacidad de resistencia poco común, para seguir soportando decisiones arbitrarias en muchos casos, injustificadas en otros, desacertadas casi siempre y nunca ejemplarizantes, tomadas por líderes que caminan desorientados entre espesos árboles que les impiden ver el bosque donde todos estamos perdidos.

En esta jornada de reflexión invito a reflexionar a los futuros padres de la patria sobre algo tan simple como que el pueblo estará dispuesto a resistir los sacrificios que sean necesarios, si ellos son los primeros sacrificados. Que resistiremos lo que se nos venga encima si ellos entregan sus privilegios a la caja común de resistencia. Que rehusamos favores merecidos si ellos renuncian a beneficios inalcanzables para nosotros. Y que estamos dispuestos a ir con alpargatas, si ellos son los primeros que salen a la calle sin paraguas dispuestos a soportar el pedrisco que a todos nos está cayendo.

En caso contrario, la resignación de los indignados que hacen cola a la puerta de los “indignados” se tornara en rebeldía y la resistencia ciudadana tendrá fecha de caducidad inmediata.