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REPTILES HUMANOS

REPTILES HUMANOS

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Los reptiles humanos han existido siempre, pasean hoy por las mismas aceras que lo hacen las personas y en el futuro seguirán respirando el aire que inspirarán sus vecinos, porque reptar en la sociedad es un despreciable oficio hijo de la ambición, pariente de la indignidad, hermano gemelo de la miseria y amigo inseparable de la codicia, ejercido por despreciables reptadores.

Los reptiles disponen de fondos económicos que roban y guardan en las alcantarillas, desde que Otto von Bismarck les enseñó el camino a seguir disponiendo del dinero robado a los enemigos en la guerra, que utilizaba para financiar la propaganda a su favor y silenciar a los críticos, que llamaba reptiles.

Esos fondos de reptiles toman forma cuando algunos ladronzuelos meten mano en la caja pública, llevándose a casa el dinero de prejubilaciones y EREs. o alivian de peso las cajas fuertes que guardan los fondos secretos que la policía emplea, presuntamente, en pagar a delatores y cosas por estilo.

Pero el juez Elpidio Silva nos habla de otro tipo de reptiles humanos, antes de recibir el varapalo que le espera debido a la querella que ha interpuesto la fiscalía contra él por encerrar a Blesa, escribiendo su señoría en el twiter: “Ni Luzbel, ni líderes hercúleos, el triunfo del mal requiere reptiles colaborando, irrelevantes, múltiples ciempiés penetrando por doquier”.

Ahora falta que nos diga los nombres de esos reptiles que hacen triunfar el mal y los  apellidos de los ciempiés  que penetran por doquier, sin que sepamos dónde acomodan.

HARTAZGO

HARTAZGO

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Ignoran los políticos que la paciencia tiene un límite y la indignación varias puertas de salida que todas confluyen en la revolución. También desconocen que un pueblo herido es más peligroso que los pumas, que la impunidad puede llevar a la desobediencia civil y que  la sordera política frente al clamor popular puede llevar a las barricadas.

La pasividad de los políticos recreándose en sus privilegios y enterrando la corrupción para que nadie sepa que se esconde tras la niebla de Pallerols, Malaya, EREs., Bárcenas, sobres, Berzosa, Amy, Alcorcón, Pitiusa, Millet, etc., puede terminar obligándoles a cavar su propia fosa por orden de los capataces ciudadanos, hartos de tanto recorte, desahucio y corrupción, como escenificó Ada Colau ante la Comisión de Economía del Congreso.

Nuestros padres putativos, acompañados de los mandamases ejecutivos, presidentes financieros y líderes ferrazgenoveses, llevan demasiado tiempo provocando al populacho con su indolencia, y el populacho ha comenzado a desempolvar las guillotinas revolucionarias y afilar las hoces insurrectas, para cortar de un tajo los recortes, la impunidad, los engaños y las estafas.

Aviso a navegantes políticos: cambien ustedes el rumbo de la nave nacional y pongan proa hacia la ejemplaridad moral, para evitar un motín a bordo que les lleve a la bodega donde las vías de agua que están ustedes abriendo terminen por hacernos naufragar a todos en este mar de miseria humana que están fabricando.

ASCO DE SER HOMBRE

ASCO DE SER HOMBRE

Poco antes de morir, en plena contienda incivil, Unamuno escribió unas notas sobre la revolución y la guerra que tituló El resentimiento trágico de la vida. Páginas escritas con dolor, en las que criticaba agriamente a «hunos» y «hotros», describiendo el sentimiento que le provocaba tanta barbarie con la frase que da título a mi bitácora de hoy: «¡Da asco ser hombre!»

No es la la lluvia gallega de estos días, responsable de que mi estado de ánimo vaya naufragando por los charcos. Son las noticias que llegan a mi mesa las que agitan el espíritu y encolerizan el teclado del ordenador, para sangrar la decepción y desahogar el alma, en un momento en que muchos están comiéndose los cables de la luz por falta de alimento, como Charlot devoraba una de sus botas en “La quimera del oro”.

La especulación feroz de la necesidad ajena. El insaciable apetito de riqueza de los que van sobrados. El avance imparable de la pobreza y el paro. La falta de solidaridad. La corrupción Malaya. Los EREs. falsos andaluces aliñados con narices de platino. La mancha de aceite del caso Gürtel que amenaza con  llegar desde Gata a Finisterre. El piélago de Baleares con Matas matando ilusiones. El Palau de Cataluña con sus desviaciones de Palacio. El caso Pretoria con apretados millones en cada “pelotazo”. Los cadáveres de niños mutilados en Siria. La muerte por hambruna en el cuerno africano. Los mendigos que mueren de frío en las calles del mundo. El deshonesto remate a la portería real del yernísimo. La macabra especulación del Deutsche Bank jugando con la muerte de los ancianos. Y los cadáveres de niños abandonados en las calles de Al Houla por la más abominable crueldad contra indefensos ciudadanos.

Añadimos sueldos e indemnizaciones millonarias a incompetentes banqueros, pagados con dinero de los desahuciados. Enfermos que se mueren en las listas de espera de hospitales. Emigrantes limpiando los salivazos de la xenofobia. Opacos paraísos fiscales que guardan fortunas privadas superiores al presupuesto de algunos países. Intercambios de armas por drogas. Y privilegiados lujos del norte humillando la miseria sureña.

Horribles muertes de hambre, sangrías de animales, torturas indiscriminadas, órdenes que envían a jóvenes al matadero y jefes religiosos que predican amor fraterno con casullas bordadas en oro y anillos de esmeraldas, mientras guardan tesoros incompatibles con la doctrina que proclaman defender.

Además, gozamos de un fraude fiscal que limpio y blanqueado eliminaría el hambre en el mundo. Se explota a los indefensos y se desprecia a los marginados, son estafados los ignorantes, aumentan los abusos de poder, proliferan pederastas en acción y se comercia con personas.

El gasto militar, es decir, el dinero que empleamos en matarnos unos a otros asciende a 1.464.000.000.000 millones de dólares, cantidad suficiente para que todos los humanos que habitamos el planeta en 2012, tuviéramos la calidad de vida que cabe esperar dentro de cien años al selecto grupo de privilegiados.

Tal vez, algunos lectores no estén de acuerdo con el sentimiento expresado por Unamuno, pero sabed que más de uno de vuestros vecinos sienten ascos de la especie humana a la que pertenece, única que mata a sus semejantes por ambición de poder y dinero, al tiempo que se autoproclama racional.