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YERNÍSIMOS

YERNÍSIMOS

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Aparte de la amistad, el poder y la complicidad que unió los dos últimos Jefes del Estado español, tuvieron otro punto en común que fortaleció sus lazos paterno-filiales, pues tuvieron yernos que les provocaron insomnio y fatigas.

Quebrantos que fueron mayores en el General que en el monarca, porque el dolor causado por el zumarragano a su real suegro no lo sabremos hasta que la historia aclare qué hubo realmente detrás de la fotografía que el deportista iba mostrando a los corruptibles gestores del patrimonio común.

No estaba previsto que ambos mandatarios compartieran los quebraderos de cabeza causados por los desaprensivos yernos, ya que el marido de Carmencita nada tuvo que envidiar al esposo de Cristina, ni siquiera en el título nobiliario, pues si el cirujano fue marqués, el jugador de balonmano llegó a duque.

Prepotentes, cínicos, estafadores y abusones, los yernísimos camparon por sus respetos en las Instituciones y despachos sin miramiento alguno al pueblo que dirigían sus suegros, con un desprecio a los súbditos impropio de aristócratas convictos y creyentes que se comían los santos por la peana.

Lo penoso de estos ciudadanos, venidos a más por sus obras en el lecho marital, gracias del altar y por patronazgo de los respectivos jefes, es que ambos fueron codiciosos, falsos como billetes de dos euros, estafadores, ambiciosas braguetas y desobedientes a los suegros, porque el de Villaverde y el de Palma abusaron del poder otorgado por el fajín y la corona más allá de lo autorizado en el Pardo y la Zarzuela.

RETRATO DE PAREJA

RETRATO DE PAREJA

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La exhibición de poderío público y desprecio legal mostrado por el duque consorte de la cómplice duquesa, no debe quedar impune por mucho que ambos nieguen la realidad que confirman los hechos descubiertos por el socio, los gendarmes, la oficina tributaria y los medios de comunicación.

Sólo la osadía y el descaro de este sujeto puede llevarle a cometer acciones como la reflejada en la fotografía. Sin su impunidad y prepotencia es difícil entender el comportamiento de una persona que sabiéndose vigilada veinticinco horas al día por cámaras de televisión y objetivos fotográficos, infringe la ley para dejar claro quién es quién ante la justicia y los agentes de tráfico.

No sé si este documento gráfico tiene valor legal, pero le sobra argumento moral para condenar al jugador de balonmano a doscientos latigazos de críticas y tres puntos de sutura en el cascarón de galápago que oculta sus fechorías, trampas, estafas y mentiras, en caso de que ningún fiscal proponga la sanción de 200 euros y tres puntos de carnet, con que este infractor debe ser castigado por la ley.

Pero lo más importante es que nunca una foto mostró tan claramente la estrategia que está siguiendo la pareja: él con el timón en la mano incumpliendo la ley hablando por teléfono y ella copilotando a su lado y haciendo lo mismo que él, pero sin enterarse que su marido está defraudando la norma que todos debemos cumplir menos el suegro, por ser constitucionalmente inviolable.

EL INCOMPRENDIDO URDANGARÍN

EL INCOMPRENDIDO URDANGARÍN

Las declaraciones hechas por el abogado del yernísimo, Pascual Vives, han producido un alboroto injustificado porque nadie ha comprendido las lógicas razones que han enojado al marido de la infanta Cristina de Borbón.

Al parecer el señor Urdangarín está indignado por lo que está sucediendo, y tiene sobrados argumentos para ello, aunque la cortedad mental de los ciudadanos les impida comprenderlo y se hayan irritado sin razones justificadas.

Igualmente, se ha  puesto en guardia  el colectivo de incultos “indignados” al descubrir un topo entre sus filas, pidiendo el linchamiento del duque, sin percibir que es uno de sus más prestigiosos militantes.

Torpes tertulianos de las ondas también se han añadido a la lista de encolerizados, llevando de la mano a lerdos columnistas periodísticos, mientras los políticos siguen confiando en la justicia, sin tirarse a la piscina.

Nadie comprende que el señor Urdangarín esté indignado porque su suegro haya borrado de las fotografías su atlético talle, sin permitirle exhibir sus abdominales, tan firmes y duros como su cara.

El yernísimo está indignado porque su cuñado le ha negado el saludo después de enseñarle a jugar al balonmano y adiestrarle en técnicas de supervivencia política cuando el suelo está resbaladizo por la mierda que uno mismo destila.

El duque consorte está indignado porque su esposa permanece en paradero desconocido sin dar la cara por él, pretendiendo hacer creer a los súbditos de su padre que ha compartido colchón con el indignado, pero no su opinión.

El consejero y presidente de la Comisión de Asuntos Públicos de Telefónica para Latinoamérica y Estados Unidos está indignado porque teme que la empresa deje de pagarle el millón de euros anuales y el costoso alquiler del lujoso palacete colonial que habita en Washington.

El presidente del Instituto Nóos esta indignado porque le han pillado con las manos en la caja institucional que alimentamos todos los españoles, sin dejarle terminar la faena que había comenzado hace años.

El yernísimo esta indignado con las declaraciones de Spottorno porque él no es “más o menos tonto”, sino listillo, muy listillo, como están poniendo al descubierto los malvados medios de comunicación, verdaderos responsables de todas sus fechorías.