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EL TALISMÁN DE PABLO

EL TALISMÁN DE PABLO

El “poderoso” Turrión y su homónimo ferrolano Posse fundador del PSOE, se diferencian nominalmente por el apellido materno, presentándose el primero ante el público con pelo largo y raquítico bigote para distinguirse del padre de la UGT, que lucía generoso mostacho con bucle y pelo corto sin coleta que permitiera a los opositores identificarle por su larga cola, espalda abajo.

Pero no reside en la coleta de Pablo la fuerza de tan joven profesor, como le sucedía al bíblico Sansón; ni es su punto débil el talón, como le pasaba al mitológico Aquiles. No.

El marido de Irene tiene siempre un talismán en la mano con poderes mágicos que le otorga empuje, templanza y sabiduría, cuando le enfoca una cámara de televisión o vuela la alcachofa periodística hacia su boca, porque sin ese fetiche sería incapaz de articular palabra o resistir la desenergetización de Dalila Montero.

Semejante amuleto protector es un elemento básico de escritura en forma de bolígrafo, rotulador o lápiz, comprado en el supermercado Alcampo, donde se vende en lotes de cincuenta por paquete, de diferentes colores y con fácil descapuchamiento, que protege la punta de la sequedad intelectual que rodeó a su propietario al confundir el plató de Piqueras con el de Sálvame, para contar intimidades impropias de su condición y talento, hablando de la recuperación de sus mellizos, Leo y Manuel.

Pues bien, si Pablo hace girar entre sus dedos el alargado bolígrafo sobre su eje, no hay peligro; es para aquietar los nervios, simulando envolver hebras vegetales en papel fino como sustituto de lo apetecible. Tiene más peligro cuando empuña el tótem en la izquierda internacionalizando una canción revolucionaria.

Si Pablo pasa el cilindrín despreocupadamente de una mano a otra, tampoco es anticipo de puntillazo; simplemente está jugando con él, sin concentrarse en las preguntas, aunque ponga cara de póker en cada una de ellas.

Si Pablo sostiene el fetiche entre el pulgar y la palma de la mano derecha, enfrentándolo a la palma de la izquierda, es que va a aplaudir con las dos manos en la cara del interlocutor.

Si Pablo da toquecitos en su mano izquierda con el talismán sujeto en la derecha, es preludio de garrotazo al tocahuevos que le está importunando, por extensa que ponga la sonrisa.

Si Pablo mira de frente a la cámara con gesto serio, entrecejo fruncido y agresiva mirada, apuntando el amuleto hacia el plasma, es antesala de un disparo virtual a todo el que se mueva.

Si Pablo cruza la deidad entre los labios es para pedir silencio a los críticos y paciencia a los incondicionales; pero si lo introduce en los labios es para amenazar al disidente con tragarse sus palabras.

Si Pablo enarbola al aire el omnisciente protector adoptando postura de clérigo con los brazos abiertos, es que va a bendecir con alguna maldición a los azulados que pretenden decolorar su sangre con pétalos rosados.

Finalmente, si Pablo toma el bolígrafo con la mano derecha para escribir, deben temblar aquellos que señale con el dedo índice de la mano izquierda, porque los tiñe de cal en los escaños, separa a los “rivereños” que están entre los “voxes” o suelta un “tertschazo” judicial a los deslenguados.

¡Ah! Obsérvese que habitualmente sostiene el instrumento en la mano derecha, para arrear con la izquierda a la Derecha.

GABO Y LOS PODEROSOS

GABO Y LOS PODEROSOS

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Pasados hoy siete meses de la muerte de García Márquez, oigo vociferar a un tertuliano de las ondas falsos testimonios sobre el escritor que me mueven a responderle, sabiendo que el autor de tales vociferios contra el escritor no leerá esta réplica a sus injustas diatribas.

Este ignorante sabelotodo, perteneciente a la más rancia derecha española en la que apenas militan una minoría de anacrónicos visionarios, criticaba que Gabo siempre buscara estar cerca de los poderosos en su propio beneficio, cuando la realidad es bien distinta a la pregonada por este iletrado predicador.

Es indudable que el poder interesó a Gabo como trasfondo de sus obras, algo reconocido por él mismo en varias ocasiones afirmando que todo lo que había escrito estaba relacionado con el poder, sin escatimar su imagen pública junto a los ciudadanos más poderosos del mundo, fueran políticos, empresarios, financieros o intelectuales.

Pero estos encuentros nunca estuvieron promovidos por Gabo ni se realizaron gratuitamente, ni estuvieron marcados por el narcisismo que nunca tuvo, sino para hacer realidad su compromiso social, unido a la valiente denuncia pública de las injusticias cometidas por los poderosos que visitaba.

De esta forma, consiguió en varias ocasiones que los gobiernos llegaran a determinados acuerdos con las guerrillas, que se liberaran algunos pueblos de ataduras y castigos, que muchos presos políticos alcanzaran la libertad y que la paz llegara a lugares que llevaban tiempo reclamando los condenados y algunos organismos internacionales.

Esa es la realidad que ocultaban todas las fotografías de Gabo con los poderosos, aunque tal actitud sea incomprensible para ese tertuliano pesebrero que mendiga contratos de palabrería a la puerta de los mismos poderosos que García Márquez ponía en la picota social.

ZURDOS DE DERECHAS

ZURDOS DE DERECHAS

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Nada tiene que ver el fenómeno neurológico de la lateralidad con la ideología política, por muchos zurdos que haya de derechas y diestros de izquierdas, gozando estos de honrosa fama por su inoperancia, mientras el único siniestro de derechas que había, presentó su dimisión al ser llamado al Palacio de la Marquesa de la Sonora.

Ponerse a la izquierda del presidente en la Asamblea Nacional Constituyente de la Revolución Francesa, le valió a los diputados de esa zona el título de izquierdistas, galardón que han ostentado con orgullo ellos y sus descendientes ideológicos, sin que en sus filas haya diferente número de zurdos que entre los afiliados en la derecha.

Pero hay zurdos de derechas en la izquierda, no porque manejen la mano izquierda con soltura, sino por jugar al escondite en las listas electorales de la izquierda para ocupar sillones donde hacer política conservadora de derechas, por mucho que levanten el puño y canten la Internacional en los funerales, aunque no hayan compartido nunca el ideario.

Las estadísticas dicen que el 88 % de los mortales somos diestros y solamente el 12 % zurdos, estando mezclados en la misma proporción dentro de los partidos políticos, sin que hasta ahora sepamos los zurdos de izquierda que están en la derecha, aunque tengamos la seguridad que no pasan de tres, descontando el primo de zumosol.

Hace años se dio el extraño caso de un teórico diestro de izquierdas que estuvo camuflado en la derecha engañando a todos, hasta que fue ungido con óleos marianos del santuario monclovita, que lo maridaron al sillón, colmándolo de prepotencia y sobrado poderío, apto para retirar la venda a la justicia y sentar sus cejas en un plato de la balanza, anulando el esfuerzo del pueblo, jueces y abogados, por equilibrarla.

¡ ENHORABUENA A TODOS !

¡ ENHORABUENA A TODOS !

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No hay como inyectarse una buena dosis electoral en vena para salir del pesimismo y la resignación, porque las urnas son el mejor antídoto contra el desánimo y la decepción. El PSOE se felicita por el cambio de tendencia; los populares por su victoria histórica en Andalucía; Izquierda Unida por el aumento de confianza ciudadana; UPyD porque sienta a un militante en el escaño; y el Foro por asentarse como segunda fuerza. ¡Todos contentos!

Las papeletas llevan a los líderes políticos a un país de fantasía multicolor en el que una alucinante catarsis les permite euforizar con la mayor ilusión. Así sucede, – elección tras elección -, entre la clase política cuando los ordenadores escupen los resultados electorales contra la pantalla, sin conseguir salpicar de fracaso a ninguno de los partidos contendientes.

Equilibrio dialéctico insostenible en el que la autocrítica brilla por su ausencia y todos enarbolan estandartes victoriosos, aunque la realidad objetiva sea bien distinta. Todos parecen haber ganado las elecciones. La derecha porque ha ganado en el sur con escasas posibilidades de gobernar; la izquierda porque sale victoriosa en el norte pero no alcanzará el sillón presidencial; los unidos en la izquierda porque de ellos depende el reparto; y un exiguo diputado, porque ha sido la gran novedad electoral.

Pues ¡enhorabuena a todos!, y que la suerte acompañe a los descendientes de quienes comenzaron la Reconquista y a los que acabaron con ella. Todos contentos y felices ante las cámaras, llevando por dentro la frustración que genera saber que en la oposición hace un frío que pela, aunque se hayan ganado las elecciones.

REALIDAD DE UN CUENTO NAVIDEÑO

REALIDAD DE UN CUENTO NAVIDEÑO

En tiempos de juventud acostumbraba yo a escribir cuentos navideños con final feliz, en los que narraba siempre la pobreza y abandono de algún niño que en tales fechas recibía como regalo el venturoso milagro redentor de su indigencia. Pero la vida pasa por encima de uno, endureciendo el corazón con una realidad desconocida a la que se tiene cuando apenas se han cumplido veinte años y el futuro se antoja tan desesperanzador como incierto.

Pasados los años, mi vida se ha unido a la del poeta y, como a él, a mí también me han dormido ya con todos los cuentos y creo saber el desenlace de todos ellos, incluso del que nos devuelve a la detestable nada de donde procedemos, origen de ficticios encantamientos.

El cuento navideño de este año guarda en su fardel un dolor que voy a revelaros, para que estéis prevenidos viendo cortar las barbas del vecino. Veréis.

Hace muchos años, en un país no lejano, la madre Revolución dio a luz dos hermanas a quienes la nodriza Historia puso los nombres de Izquierda y Derecha, muriendo la madre del parto en la misma habitación donde falleció Monarquía, mientras las hijas de la primera quedaban solas en el mundo, al pairo de la vida y sin protección materna.

Para sobrevivir en España, tuvieron que luchar entre ellas durante años, pero como Derecha recibió más leche que Izquierda, pudo mamar con más Violencia, y de un quijadazo envió a su hermana al sur de la vida, quedándose ella con toda la ubre.

Izquierda peregrinó por el desierto durante cuarenta años con sus respectivas noches, hasta que fue recogida en un pesebre por Sor Democracia, que le invitó a compartir mantel con pródigas Elecciones, donde sus sobrinas, Urna y Papeleta, repartieron voluntades con desigual fortuna durante años.

Agotada Democracia por efecto de los partos, decidió echarse a dormir, permitiendo a Depredador desvalijar los bolsillos de sus nietos más desvaforecidos, incapaces de despertarla pues Judicatura había perdido la campanilla de poner orden en la sala alfombrada con piel de toro, y Mitra preparaba su matrimonio de conveniencia con Derecha, en presencia de Banca, que pagó el banquete y viaje de novios.

Fue testigo de la boda el Hijastro de España, quedándose millones Hijos gritando a la intemperie y viendo con impotencia como muchos Indignados se daban cabezazos contra los muros sin encontrar la puerta de salida, aturdidos por negros porrazos al servicio de escaños, báculos y sillones.

Irritados y magullados, acudieron al Tribunal de la Farsa con sus hijos naturales: Crispación y Rabia, sufriendo durante la vista del juicio Manipulación y Confusión, sobrinos bastardos de Corrupción, que apelaron a sus abuelos: Represión y Dictadura, llevando como testigo a Mentira, una furcia sin escrúpulos que había ofrecido sus servicios de meretriz en el autobús de Prepotencia a los copilotos Engaño y Abuso, camino de Parlamento.

Una vez encontrada Libertad en los confines del reino donde fue abandonada, Paciencia se recluyó en la pensión Desesperanza, sin confiar que un milagro repusiera a Honestidad en su sitio, mientras Frustración se dedicaba a compartir, casa por casa, con Impotencia, la amargura de los parados que en aquellas navidades no fueron felices, ni comieron perdices y siguieron soportando que los Depredadores les dieran con sus sobras y desprecio en las narices.

IZQUIERDA VS. DERECHA

IZQUIERDA VS. DERECHA

No comparto la opinión de quienes afirman una conjunción de la izquierda con la derecha, que hace imposible la distinción entre ambas, pero acepto como evidente que algunas de las diferencias nacientes en la Revolución Francesa están hoy por el suelo sin que nadie se atreva a recogerlas.

La izquierda ha jugado al electoralismo – es decir, a los sillones – moderando su discurso para llevar a las urnas votos de la clase media, y la derecha ha expurgado su doctrina para atraer votos del proletariado descontento. Esto es algo que a veces dificulta el entendimiento y nubla la vista, impidiendo ver claro a cada cual en las parcelas  ideológicas donde ambos se confunden.

Ya dijo Marx en 1847 que “mientras en la vida el tendero sabe distinguir entre lo que alguien dice ser y lo que realmente es, nuestra historiografía no ha logrado todavía penetrar en conocimiento tan trivial”.  Es decir, que en la actualidad nos la dan con queso a poco que nos descuidemos, porque una cosa es lo que predican los políticos desde la tribuna en tiempos electorales como este y otra lo que han demostrado hacer, y que repetirán, si la actual rebeldía juvenil  de las pancartas no lo evita.

Tradicionalmente la derecha ha estado asociada a la clase dominante y la izquierda a la dominada, defendiendo la primera privilegios y la segunda igualdades. La derecha ha jugado a la economía liberal y la izquierda al intervencionismo hoy en la cloaca, manteniendo ambas facciones posturas contrarias en cuestiones morales. Por otro lado, la derecha ha guardado siempre en latas de conserva a sus dirigentes e ideas, apostando la izquierda por el cambio de proyectos y personas, aunque la renovación de caras no acabe de llegar nunca a las filas socialistas y hagan lo que tanto criticaron a Martín Villa y sus amigos del SEU.

Con la defensa de libertades individuales en los prontuarios de las dos facciones, el supuesto compromiso democrático de ambas a veces queda en entredicho. Por otro lado, la derecha necesita un bastón para caminar por el sendero de la solidaridad y la izquierda lo hace más disimuladamente con la prótesis que lleva. La igualdad de oportunidades y los criterios de mérito y capacidad no figuran en el ideario conservador, pero la izquierda no los practica. Ambas pregonan defender la vida pero felicitan públicamente a quien ordena matanzas, y envían a sus votantes al matadero con excusas pacifistas.

Luchan ambos grupos, con mayor o menor entusiasmo, contra la pobreza, pero no renuncian a pluriempleos y sueldos millonarios que cobran en las ventanillas donde se hacinan indigentes a protegerse del frío. Unos laicizan el Estado y otros se ponen medallas en las procesiones y dan golpes de pecho en los reclinatorios, pero las obras de ambos contradicen las ostentaciones doctrinales laicas o religiosas que respectivamente sostienen.

Cómplices ambos en pasteleos políticos, protección de corruptos y mentiras oficiales, predican una defensa  del débil, del inmigrante y del maltratado, donde la solidaridad de la izquierda aventaja unos trancos a la derecha, siempre que la renuncia  a intereses propios no llame a la puerta. Y ambos son monárquicos funcionales.

Pero que nadie se alarme porque aún quedan matices sueltos que permiten diferencias las dos partes porque mientras unos quieren privatizar servicios básicos como la sanidad y la enseñanza, los otros apuestan por mantenerlos públicos. Y, tal vez, la izquierda mire más al campo y al mantenimiento de los recursos naturales, evitando la producción arriesgada de energía, la contaminación global y el deterioro ecológico.

Finalmente, una llamada de atención importante como recordatorio de lo que muchos suponen y otros no dudan: la derecha juega siempre a lo que es, pero ¿ocurre lo mismo con la izquierda?