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Etiqueta: corruptos

DE IMPUTADOS A INVESTIGADOS

DE IMPUTADOS A INVESTIGADOS

Semanas después de que la Fiscalía General del Estado anulase el intento de un sector del Consejo General del Poder Judicial de ponerle un nuevo parche poroso a la añeja Ley de Enjuiciamiento Criminal, enmendando la Ley de Agilización Procesal, el inquieto ministro de Justicia, Francisco Caamaño, abría la caja de sorpresas en un momento de incierto futuro para el gobierno, reconociendo públicamente la existencia de un borrador que modificará sensiblemente la Ley de Enjuiciamiento Criminal – piedra angular del ordenamiento jurídico – proponiendo como novedad fundamental que la Fiscalía se encargue de dirigir la investigación penal tanto en los procesos ordinarios que concluyen en auto de procesamiento, como en los abreviados que finalizan en imputación.

Esto significa sencilla y llanamente la desaparición de los juzgados de instrucción, pero no de los jueces en el proceso, que se mantendrán en la figura del «juez de garantías», ocupados en centrar el trabajo de los fiscales, con el fin de proteger los derechos del sospechoso.

Aunque esta es la variación más importante, quiero poner la atención en un aspecto menor que me preocupa porque alivia la pena moral y pública de los políticos “presuntamente” corruptos, al calificarlos como investigados, en lugar de imputados. Beneficio nominal inmerecido por los implicados.

En el libro de la Academia donde se recogen y explican de forma ordenada todas las voces de la lengua española, no figura la palabra investigado por ninguna parte. Tampoco aparece en el Diccionario de Términos Jurídicos de Aranzadi, lo que dificulta saber a qué se refiere exactamente el ministro empleando un término inexistente. Algo que no ocurre con la voz imputado, utilizada para definir a la persona que se encuentra en proceso penal.

No obstante, podemos intuir el significado del término investigado, sabiendo que investigar  es hacer diligencias para descubrir algo y aclarar la conducta de ciertas personas sospechosas de actuar ilegalmente.

Si esto es así, no queda más remedio que concluir afirmando que se trata del mismo perro al que se le pretende sustituir el collar con púas del castigo popular por una gargantilla de san Blas. Sustitución que rechazamos porque la investigación es el proceso y la imputación su consecuencia, si procede.

Dicho esto, conviene advertir que se trata de un borrador con largo camino a recorrer, pues debe pasar primero al Consejo de Ministros, luego viajar al Congreso como proyecto de Ley donde no será consensuado dada la oposición ya manifestada por el Partido Popular y, finalmente, ser objeto de preceptivos informes de órganos judiciales y corporativos afectados por la norma. Pero según informa el ente público, cuenta con el apoyo de las Asociaciones Francisco Vitoria y Jueces para la Democracia, habiendo emitido ésta un comunicado valorando muy positivamente el borrador de la norma, que «por fin aborda una reforma estructural del proceso penal con el objetivo de poner fin a una situación insostenible».

El transiberiano que espera al proyecto significa que tiene pocas posibilidades de salir adelante en el plazo pretendido, a pesar de la urgencia del ministro por “copiar las pautas propias que las democracias avanzadas, especialmente las de la Unión Europea, siguen en los procesos penales, ya que la actual Ley de Enjuiciamiento Criminal no contempla muchas de las garantías constitucionales, que el Tribunal Constitucional y el Supremo si contemplan, pues se trata de una ley con 129 años de antigüedad».

¿DEMAGOGIA, DIPUTADO?

¿DEMAGOGIA, DIPUTADO?

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En un momento de enajenación mental transitoria, tan frecuente en ciertos políticos, uno de ellos ha declarado que es demagógico hablar de cinco millones de parados porque todo el mundo sabe que no es cierta esa cifra debido al trabajo negro que se encubre en esos millones. Además – añado yo – ¿cómo puede alguien comerse los codos de hambre si no llega con los dientes a esa articulación?

Tiene razón este parlamentario, hay mucha demagogia acunada con mentiras del tres al cuarto. Si él y los que con él mueven los hilos de las marionetas que deambulan por la piel de toro, dicen que España no va tan mal como dicen los demagogos, será que tienen razón, aunque nadie les comprenda. Pero querríamos que nos aclarara unas preguntas sin importancia, al hilo de sus declaraciones sobre la demagogia existente en su país, que casualmente es el nuestro.

¿Es demagógico hablar del millón de analfabetos que tenemos entre nosotros o de los muertos que se quedan en el camino cansados de hacer cola en las lista de espera de los hospitales por falta de servicios y facultativos?

¿Es demagógico condenar la injusticia de las chabolas, la orfandad de las pateras, las moscas en famélicos rostros y la búsqueda en los contenedores de alimentos desechados por las tarjetas de crédito y productos caducados, que rebañan a la intemperie pobres de solemnidad, mientras en lujosas mansiones millonarias se proponen medidas fraudulentas de ingeniería financiera?

¿Es demagógico proponer que los cuatro millones y medio de euros que la Agencia Española de Cooperación Internacional ha entregado para actividades de cooperación, se emplearan en escuelas de alfabetización y llevar alimentos a los comedores sociales?

¿Es demagógico que el común de los mortales se indigne ante un gobierno que se apellida socialista por no haber dado un puñetazo encima de la mesa cuando el ERE de una empresa con beneficios multimillonarios manda al paro a 8.500 trabajadores, mientras sus dirigentes se reparten millones de euros entre ellos?

¿Es demagógico rechazar la minoración de salarios a los funcionarios y la congelación de míseras pensiones a jubilados, viendo los sueldazos, pluriempleos, y privilegios de los políticos?

¿Es demagógico pedir que paguen la crisis y devuelvan lo que se han llevado, quienes la han provocado y no quienes la están sufriendo, mientras los banqueros conservan la sonrisa, los especuladores engordan su patrimonio y los corruptos mantienen sus cuentas corrientes?

¿Es demagógico pedir un esfuerzo por descubrir a los defraudadores fiscales que nos otorgan el triste privilegio de estar 10 puntos por encima del fraude fiscal europeo, con una tasa del 23 % de nuestro Producto Interior Bruto, que representa varios miles de millones de euros?

¿Es demagógico criticar que un juez, un fiscal, un catedrático o un neurocirujano de la Seguridad Social, perciban menor salario que políticos municipales o diputados, por el trabajo virtual que realizan la mayoría de ellos?

¿Es demagógico censurar que los trabajadores tengan que cotizar 35 años a la Seguridad Social para recibir la prestación por jubilación y que los diputados la disfruten con siete años de ¿trabajo?, bastándole a los ministros con prometer el cargo, aplaudir al jefe y sacar conejos de la chistera?

¿Es demagógico pedir que a los políticos se les haga un examen sobre mínimos conocimientos culturales, y un test psicológico sobre su capacidad mental, en vez de acreditarse con pruebas físicas de genuflexiones e inclinaciones de tronco ante sus padrinos?

¿Es demagógico que los ciudadanos hagamos cuentas sobre lo que pagamos en comilonas, festejos, regalos, coches, viajes, guardaespaldas, teléfonos y chóferes para los miles de políticos que exhiben metálicas tarjetas de crédito alimentadas con el sudor del de enfrente?

¿Es, en fin, demagógico, querido diputado, proclamar que sólo con las dietas que usted percibe sobreviven varias familias en este demagógico país, donde habitan demagogos como usted aprovechándose de la paciencia ajena y la resignación de millones de ciudadanos «indignados»?

 

A PROPÓSITO DE UNA VISITA

A PROPÓSITO DE UNA VISITA

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Un destacado magistrado de la asociación Jueces para la Democracia que se ha desplazado a Salamanca con su mujer e hija, para ver la exposición de dibujos de Unamuno que se muestra en la sala de exposiciones del Patio de Escuelas Menores, me pidió que le acompañara en la visita, y quiero agradecerle a Julio Picatoste la nueva oportunidad que me ha dado de comprobar, una vez más, que por encima de las togas judiciales están las personas con toda su dimensión humana y humanista, aunque en el cuerpo judicial abunden más las sentencias que el arte o los versos.

Para quienes hemos dedicado tantos años a la vida y obra de don Miguel, satisface de manera singular encontrar personas que comparten el principal lema de Unamuno, defendiendo la verdad por encima de la paz. Pero si tal actitud es la primera convicción de un juez, la satisfacción es doble.

Desde foros religiosos, políticos y periodísticos, se reclama un rearme ético en la sociedad que no llegará por parte de quienes más cacarean su falta. Mantengo con sentida convicción que la salvación de los valores morales sólo puede venir de los tribunales de justicia, aunque lo deseable sería que llegase de la certidumbre doctrinal laica en una convivencia social basada en la verdad, el respeto, la generosidad y la solidaridad.

A falta de ello, sólo queda esperar el día de la justicia en que los politiqueros purguen sus engaños pegados a los remos de galeras perpetuas; los corruptos se pudran en los estercoleros donde habitan; los explotadores sientan en sus espaldas los látigos que aplican; los estafadores sean víctimas de sus propios engaños; los mercaderes de favores se arruinen en los mostradores; …. y los sufridos ciudadanos vivamos felices entrelazando las manos.