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CORRUPTORES

CORRUPTORES

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Como champiñones otoñales, han proliferado en España los políticos sobornables que se dejan pervertir con euros y viciar con dádivas, regalos y viajes a cambio de favores, recalificaciones y concesiones a los corruptores, enriquecidos tras llenar los despachos oficiales con bolsas de basura rebosantes de billetes de quinientos euros.

Tales sujetos carecen de honradez, estilo, respeto y discreción, porque van sobrados de chulería, prepotencia, cinismo y desvergüenza. Trileros sociales sin capacidad para pensar en otra cosa que no sea llenar la hucha personal al precio moral que demande su desmedida ambición, sea cual fuere el peaje ético a pagar por el soborno.

Actualmente, se han unido cual gremio medieval en la ACU (Asociación de Corruptores Unidos) con el fin de defender su rateromomio de intromisiones ciudadanas y judiciales, porque la ley abre rendijas que impiden reunir todas las manzanas podridas en un solo cesto y encerrarlas a perpetuidad a la sombra para evitarles ambiciosas calenturas.

¿Será cierto que hay sobornadores por agremiar en el estercolero de la corrupción, donde se cambian contratos, convenios y concesiones por bolsas de dinero y regalos de diferentes formas, colores, precios y tamaños? Es seguro que los corruptores conocidos no son los únicos ni los últimos que conoceremos. En despachos amurallados de muchas ciudades puede haber cómplices que con su silencio impiden que la bola de nieve engorde hasta echar abajo el caseto donde se brinda con amiguitos del alma.

¡Qué afán tienen los choricetes en dar la nota! ¡Qué manía por exhibir la prepotencia hasta en la puerta de los juzgados! Les falta discreción porque les sobra ambición. Andan escasos de prudencia por exceso de codicia. Adolecen de cautela por su avaricia. Y la soberbia provoca en ellos ostentaciones delatoras de sus fechorías.

¡Sobornad y callad, coño!, les dicen los politiqueros comprados por ellos. Pero no saben hacerlo. Tienen necesidad patológica de poner en evidencia sus chorizadas, hablando en público de los sobornos, y esto es algo que no tiene remedio, porque su altanería ciega la reserva obligada que evitaría el escándalo de una sociedad que asiste atónita al espectáculo de los corruptores.

HÁBITAT CORRUPTOR

HÁBITAT CORRUPTOR

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De la misma forma que no es posible la existencia de osos polares en zonas ecuatoriales, porque el hábitat natural para la supervivencia de estos mamíferos exige bajas temperaturas propias de zonas heladas del hemisferio norte, no sería posible la corrupción que nos invade si el medio social en que se desarrolla no permitiera su existencia.

Es decir, en contra de la culpabilidad que muchos atribuyen de la corrupción a corruptores que corrompen y a corruptos que se dejan corromper, ni unos ni otros hubieran proliferado como hongos en otoño si el ambiente social no les hubiera facilitado el crecimiento, como hacen las arenosas dunas del Sahara impidiendo que broten setas en ellas.

Tampoco es cierto que la corrupción forme parte de la condición humana, como el error y los demás atributos que definen a los seres racionales, pero tan nefasta cualidad estaría reprimida y controlada si el clima social impidiera su crecimiento, rociando con spray moral hasta el último rincón, como hacemos en los hogares para exterminar insectos y roedores.

Resolveremos el problema cuando en la sociedad domine una cultura de honestidad, compromiso moral, ética social, solidaridad compartida y generosidad fecunda, lo cual no es previsible que suceda mientras tengamos grotescas princesas del pueblo, basura en los televisores, especuladores sin escrúpulos, leyes con rendijas, usureros de guante blanco, politiqueros en los escaños, periodistas manipuladores y ciudadanos aplaudiendo a los defraudadores a la puerta de los juzgados.

No obstante, podemos ir cerrando algunas vías de agua putrefacta, saneando el espacio social público con fuerzas y cuerpos de seguridad que pasen la bayeta por todos los rincones, sellen las grietas y pongan ratoneras para que nadie escape de las togas judiciales, para que estas  sacudan el polvo social con todos los ácaros que lleva dentro en una isla desierta donde se extingan corruptos y corruptores.

QUE HABLEN LOS CORRUPTORES Y EXTORSIONADOS

QUE HABLEN LOS CORRUPTORES Y EXTORSIONADOS

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La negativa de muchos políticos a confesar haber recibido dinero y regalos a cambio de recalificaciones, trampas administrativas y favores personales, delata su patológico cinismo y afianza la certeza ciudadana en el pringue, por muy ceremoniales, honorables y dignos que se pongan los pringaos, sin percibir que su mentira tiene el antídoto de la verdad que deben contar los corruptores y quienes consintieron la extorsión.

Jueces, fiscales, policías y guardias civiles, tienen que descubrir un elixir de la verdad y dárselo a beber a todos los “amiguitos del alma” y “bombones” que andan sueltos por ahí, para que canten por martinetes todo el “martín-martín” que han llevado en bolsas de basura a los despachos, dando también nombres y apellidos de los receptores, como ha hecho el empresario zamorano Perelló.

Hablo de tribunales de justicia y fuerzas de seguridad porque solo en ellos confío para limpiar toda la mierda almacenada bajo muchas alfombras institucionales, pisadas inmerecidamente por estafadores que han engañado al pueblo con promesas de servicio público, cuando solo pretendían enriquecerse con el sudor ajeno.

Es hora de que hablen quienes todo lo saben. La sociedad pide que los corruptores y extorsionados descubran los rostros de los corruptos, porque quienes pusieron los platos de lentejas en los pesebres oficiales para comprar primogenituras o aceptaron chantajes, pueden salvarnos de los sinvergüenzas que volverán a estar en las listas electorales si antes no son señalados con el dedo, sentados en un banquillo y encerrados en cárceles.

Delatando a los tramposos, los denunciantes merecerán indultos y rebaja de penas, porque los ciudadanos pondremos nuestros ojos en los trileros, sin fijarnos en los “ganchos” que propusieron las trampas o consintieron los chantajes.