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ARMAS Y HAMBRUNA

ARMAS Y HAMBRUNA

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La venta de armas es el negocio más lucrativo que imaginarse pueda, donde quienes las fabrican son los mismos que promueven el comercio masivo de las mismas, provocando guerras a su antojo. Industria floreciente tanto en tiempos de guerra caliente como en periodos de paz fría, porque la muerte siempre está en venta y el próspero negocio de la violencia no toma vacaciones ni necesita descanso.

Es un mercado sólido y en alza porque la injusticia es universal y llega a todos los rincones del planeta, disfrazada en las tribunas políticas por los beneficiarios del negocio con hipócritas discursos en bocas de pregoneros de la muerte. Matarifes guiados por la buena intención de erradicar la hambruna del mundo eliminando del mapa a los hambrientos, cuando sería más fácil emplear ese dinero en alimentos para salvar de la muerte a los millones de personas que fallecen por no tener un mendrugo de pan que llevarse a la boca.

Los Estados Unidos de Norteamérica se llevan la palma en el mercado armamentístico con Locheed Martin y Boeing a la cabeza, seguidos de la británica BAE Systems, a quienes persiguen muy de cerca las españolas Indra y Navantia, habiendo incrementando todas ellas su facturación en tiempo de crisis, hasta superar los trescientos mil millones de euros, excluyendo el mercado chino por la opacidad de sus datos.

Locura humana provocada por el grupo minoritario de poder que gobierna el mundo sin tener un gesto de compasión, aunque celebren días de acción de gracias al Señor, se den golpes de pecho en las iglesias y reciban bendiciones de los capelos, cómplices y beneficiarios del negocio, como demuestran sus inversiones en ese mercado de la muerte.

A VEINTINUEVE DÓLARES EL NEGRO MUERTO

A VEINTINUEVE DÓLARES EL NEGRO MUERTO

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El desprecio por la raza negra, que para muchos era símbolo de ignorancia, pobreza, atraso y delincuencia, llevó a ciertos dirigentes políticos a eliminar de sus países todo punto negro que se moviera confundido entre la negrura de los suburbios y barrios marginales.

Así, cuando el dominicano general Leónidas Trujillo se propuso incorporar la República Dominicana a la senda del progreso económico, social y cultural, pensó que llegarían antes a la meta si dejaban por el camino a los negros que caminaban con ellos.

Con esa idea en el filo de la navaja, ordenó en 1937 a sus esbirros el descuartizamiento a machetazo limpio de veinticinco mil haitianos de raza negra, que deambulaban entre los cañaverales de azúcar del país, compartiendo territorio en la Española isla de las caribeñas Antillas.

Lo curioso es que este animal con apariencia racional, a la sazón mulato por parte de su abuela haitiana, tenía el macabro cinismo de blanquearse la cara con polvo de arroz para disimular su negritud y justificar la locura de su salvaje intento blanqueador del país.

Siniestra deuda que este predecesor de sucesivos matarifes pretendió saldar con el Gobierno haitiano pagándole veintinueve dólares por cada negro cuarteado, tras admitir que había hecho picadillo a dieciocho mil vecinos, por los que tuvo que pagar quinientos veintidós mil dólares.

De forma tan sencilla se cerró el trato de la transacción comercial más repugnante que ha llevado a cabo la raza humana, ante el silencio y complacencia de quienes pudieron evitarlo, en espera del genocidio nazi que llegaría años después.

Hoy no se machetea la negritud social de los desfavorecidos, basta con suprimirles las medicinas, impedirles el paso a los hospitales y quitarles las sillas de ruedas para rueden sus cuerpos por el suelo, dejando que la muerte vaya haciendo lentamente su trabajo, mientras los matarifes dictan leyes exterminadoras y los capelos se dan golpes de pecho en silencio, pidiendo a Dios la redención que ellos niegan a los condenados.

OFERTAS DE LA VIDA

OFERTAS DE LA VIDA

bueno

Anticipándose muchos años a las ofertas comerciales de enero, la vida nos hace propuestas desequilibrando las posibilidades de adquirirlas, pues la desigualdad de oportunidades que ofrece determina fatalmente el destino de cada una de ellas, quedando las bicocas para unos pocos, y los saldos para la mayoría invisible que va por el mundo, porque quien no tiene, no es, ni se le mira.

Ofrece la vida banquetes ceremoniales con sabrosos manjares a poderosos, que son llevados a la mesa por quienes tienen que conformarse con pasar la lengua por los platos al terminar el festín.

Ofrece la vida poltronas de terciopelo y despachos con dosel, a una selecta casta de seudócratas, a quienes lustran los zapatos de madrugada un cortejo de siervos sin pedigrí que son utilizados por ellos como alfombras.

Ofrece la vida mitras, casullas y báculos de oro a ministros divinos que imparten bendiciones y predican bienaventuranzas a quienes que se dejan la piel rescatando infieles que seguirán arrodillándose al paso de los capelos.

Ofrece la vida techo a quienes le sobran palacios, mientras entrega planchas oxidadas de hojalata para que construyan chabolas los que sirven a señores feudales del siglo XXI en sus lujosas mansiones.

Ofrece la vida piña colada en la cubierta de lujosos yates a financieros de la estafa, mientras los esclavos que abrillantan la cristalería de bohemia toman vino amargo en la bodega con vasos de plástico.

Pero también ofrece la vida papeletas de felicidad que el dinero no puede comprar, y garantiza la muerte en igualdad de condiciones para todos, sin mirar a la cuenta corriente ni al poder de cada cual.