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Etiqueta: candilejas

CHARLOT

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Recuerdos de vida y muerte trae este 25 de diciembre, como sensible contrapunto de dicha y tristeza, confundiendo brillantes lágrimas de felicidad por la natividad religiosa, con el rastro líquido que deja el luto en las pupilas que contemplaron imágenes blanquinegras en la pantalla, conmovidos por las peripecias cómicamente emocionales del gran payaso.

Hoy celebra la liturgia católica el nacimiento de Jesús, mientras los recuerdos laicos evocan la muerte del más grande de los cómicos, pues un día como hoy voló la parca inesperadamente sobre la ciudad suiza de Vevey, para llevarse a la eternidad con una sonrisa al Sir londinense Charles Spencer Chaplin.

Este caricato burlesco comenzó su carrera en los escenarios a los cinco años, sustituyendo a su madre en un papel secundario, y terminó llevándose un Óscar honorífico a su excepcional carrera cinematográfica, dejando para la historia películas inolvidables con miles de imágenes imposibles  de imitar, que continúan asombrando a los espectadores.

Expresó con negro humor su crítica al capitalismo. Fue calificado por el propagandista nazi Goebbels como “pequeño judío despreciable”, con motivo del estreno en 1940 de su película El gran dictador. Y, finalmente, el Comité de Actividades Estadounidenses lo condenó a prisión, incluyéndole en su lista negra por “antiamericano” y comunista, presionando para que fuera deportado, por escribir una carta a Picasso relacionada con el compositor socialista Eisler, patrocinador de la música de lucha.

Mientras se trasladaba a Inglaterra en el Queen Elizabeth el 17 de septiembre de 1952 con motivo del estreno de Candilejas, el Fiscal General de los Estados Unidos ordenó su detención, teniendo que exiliarse definitivamente en Vevey con su familia, entregando en Ginebra al cónsul americano su permiso de retorno a Estados Unidos, para expresar su intención de no volver a ese país tras haber permanecido en él cuatro décadas.

NOSTALGIA DEL TEATRO

NOSTALGIA DEL TEATRO

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En el día mundial del teatro, abrazo fraternalmente a todos los que han compartido mucha «mierda» conmigo en los escenarios, insomnios, afanes, proyectos, ilusiones, interminables horas de ensayos, gozosos trabajos forzados y alentadoras discusiones, alzando mi copa para brindar con todos ellos.

Nunca he considerado que el teatro fuera el lugar donde se representan obras dramáticas, delante de un público que siempre aplaude y rara vez patalea sobre la tarima. Tampoco creo que se trate de un género literario o del arte de representar comedias y poner en escena relatos fingidos desmesurados.

Las entrañas del teatro que yo he vivido, tienen que ver con el empeño ilusionado, la lucha por lo imposible, la amistad incondicional, el rito impredecible, la improvisación necesaria, el orden desorganizado, la generosidad solidaria, el sacrificio hermanado, el milagroso tesón y la creatividad sustentada en la imaginación desnuda que vestía sus galas de esperanza antes del aplauso.

El teatro es magia desvelada, desdoblamiento consciente, ficción real y farsa redentora patrocinada por el deslumbramiento revelador de una realidad contradictoria sobrealimentada con desmedida locura, sonrientes lágrimas, consoladoras agitaciones y alivios pesarosos, provocados por un juego de suplantaciones que retorna siempre al origen de la farsa. Redentor espejo del pueblo donde reflejan su imagen los afanes, quehaceres, vicios y virtudes ciudadanas, patria de los apátridas, religión de los descreídos y sustento de soñadores.

Pero también el teatro es prosaico y vulgar en sus palpitaciones cotidianas y temblores al borde del proscenio. Son bocadillos inacabados. Repeticiones incansables. Lágrimas sobre el tablado. Temores al olvido. Deseos de esconderse en la trampilla. Nervios entre bambalinas. Atrezzo perdido. Morcillas obligadas. Miedo a la caja escénica. Diablas haciendo diabluras. Micrófonos roncos. Candilejas insumisas. Tramoyas desengrasadas. Apuntadores que no apuntan. Desparpajo y timidez; atrevimiento y templanza; desánimo y estímulo.

El teatro es un espacio virtual donde se finge el llanto que hace llorar a los demás; se encubre el dolor para que otros sonrían; se disfrazan las sombras, se ocultan los pesares y se aparentan falsas realidades. En el teatro, un grupo de románticos enajenados embellecen la chapucera vida de los cuerdos sirviendo agua de una jarra vacía, ofreciendo flores inexistentes y simulando historias ficticias con disfraces imaginarios, tras el ojo inquietante tras el telón el día del estreno, cuando la mierda se antoja necesaria, momentos antes que la farsa se haga espectáculo y el cómico pierda su identidad en manos del foro que asiente complacido a la función.

RENGLONES OCULTOS DE LA HISTORIA

RENGLONES OCULTOS DE LA HISTORIA

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Muchas veces se escribe la historia ocultando al pueblo indeseables renglones torcidos sobre hechos detestables, para evitar que los ciudadanos levanten la mano, pregunten y actúen en consecuencia contra los protagonistas que pagan suculentos estipendios a cronistas por disfrazar la verdad.

La historia es imparable en su perpetuo devenir, pero puede inventarse al antojo de los reptiles, limpiarse con jabón servil y bayeta mercenaria, alterarse a conveniencia del más fuerte y ocultarse con ficticios relatos y venturosas historias blanqueadoras de miserias, trampas, chantajes, asesinatos, usurpaciones, injusticias, abusos y condenas.

Pero no pongáis vuestra esperanza en la redención de las verdades palaciegas, vaticanas,  financieras, sindicales, parlamentarias y judiciales, pues los remolinos del poder ahogarán siempre las pretensiones de enderezar la verdad, sobre todo si la mentira inicial se ha repetido el número de veces necesario para convertirla en certeza incuestionable y falsa conclusión.

Echando la vista atrás, no vemos las malas historias de la historia, pero sabemos que se repiten indefinidamente, porque la condición humana es perpetua e inmutable en sus ambiciones, servidumbres, falsedades y egoísmos, haciendo que los intereses generales y el bien común sea la tapadera utilizada por los usurpadores para encubrir las trampas en beneficio de sus rentas personales.

Esto sucede porque sólo llegan a nuestras manos las historias domésticas contadas por servidores del poder, asalariados de los vencedores, aduladores de levitas y cronicones mercenarios, que llevan la memoria colectiva donde les conviene, a través de renglones torcidos en páginas de periódicos, declaraciones institucionales y  libros de texto.

CARTA A UN EXALUMNO PARADO

CARTA A UN EXALUMNO PARADO

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Mi inolvidable Raúl:

Difícil se me hace explicarte la contradicción que supone compartir el desánimo y la desesperación que destila tu carta y mantener los consejos que que me oíste decir en clase durante los años que pasamos juntos, que hoy repito sin quitar una coma porque sigo creyendo en los valores que siempre he defendido, por mucho que te cueste aceptarlos en la situación que te encuentras.

Sigo creyendo que con dinero no puede adquirirse nada que valga la pena, como la amistad, el amor o un soplo de felicidad, porque las esencias de la vida no se venden en taquilla alguna, aunque ahora me llegue tu queja por invitarte a soñar en un mundo que nada tiene que ver con el ambiente que predomina a tu alrededor.

No, Raúl, sigue haciendo caso a este viejo profesor y organiza tu vida en torno a valores que te ayuden a salir del entorno decadente que te envuelve, moralmente empobrecido y éticamente arruinado, donde la traición, el abuso, la desvergüenza y la mentira campan por sus respetos, violando las fronteras de la honestidad, el honor, la dignidad y la verdad.

Debes saber que comerciar en la vida con platos de lentejas a cambio de valores duraderos, sólo conduce a la desdicha, aunque luzcan el dinero y la fama su belleza disfrazada en el escenario, antes de tornarse en llanto, soledad y desconsuelo cuando se apagan las candilejas y baja el telón.

No, Raúl, no creo que te hubiera ido mejor afiliándote a un partido para garantizarte un buen futuro sin esfuerzo, como dices en tu carta, porque las servidumbres personales son muchas y escasa la libertad de pensamiento, en un dominio de mentira y codicia, sometido a la ambición de poder, que mutila sentimientos nobles inundando el alma de miseria.

Tampoco debes lamentarte, en estos momento de negro futuro, de haber optado por el duro camino del esfuerzo sin buscar atajos en cartas patrocinadoras, porque el trabajo te abrirá camino y al buzón de tu vida llegarán cartas de amistad sincera y amor compartido, que compensarán la falta de liquidez en tu cuenta corriente.

No dejes que el desánimo anude tu voluntad a la derrota, ni tires la toalla, y sigue estudiando, leyendo y luchando para ganar el futuro que mereces, gozando de tu pequeña, abrazando a tu mujer, enganchado a la vida y manteniendo los valores que compartimos, porque la felicidad doméstica vale más que todas las sonrisas de porcelana que recibas.

Persevera en el esfuerzo, confía en tus posibilidades, afánate y no te canses de bregar cuando apenas llevas unos años combatiendo con la vida, por mucho que la amarga realidad del paro haya llamado a tu puerta, sin tener cuenta el título de ingeniero que ganaste a base de renuncia y sacrificio.

No cabe, Raúl, el desánimo ni la desesperación, aunque te toque sudar en tierra extraña como me sucedió a mí durante muchos años, para ganar el futuro que deseas entregarle a tu familia, porque te sobra fuerza interior para hacerlo, entusiasmo para lograrlo y el amor incondicional de las personas que te quieren, entre las que me encuentro.

Recibe un abrazo de tu profesor, que no te olvida.