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ESA NO ES LA PREGUNTA

ESA NO ES LA PREGUNTA

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El indiscutible talento, la valentía periodística y los sobrados reflejos mentales de Ana Pastor, fueron el domingo burlados demagógicamente por el jefe de los empresarios, en la entrevista que la directora de El Objetivo le hizo a don Joan en ese programa nocturno.

Tras dejar claro el presidente de la CEOE que no hay grandes soluciones que lo arreglen todo sino microsoluciones sectoriales, pidió que la legislación española se acercara a la normativa alemana en materia de empleo, incluyendo los famosos “minijobs” como solución al problema y preguntado demagógicamente el entrevistado a la entrevistadora: «¿Qué preferimos, minijobs o desempleo? ¿Que tengan trabajo de cuatro horas o que no tengan trabajo?», dejando a la periodista sin preguntas como respuestas a las preguntas del empresario, que nosotros le hacemos desde aquí.

No es cuestión de elegir entre perder la mano entera o un dedo, cuando no hace falta amputar ninguno de los dos. Se trata de elegir entre trabajar con guante o sin él, es decir, entre mejorar la situación o dejarla como está.

Señor Rosell: ¿Prefieren los empleados de las empresas tener un trabajo estable e indefinido o sobrevivir en la miseria laboral con un pírrico minijob? ¿Quieren los trabajadores tener cuatro horas diarias de jornada laboral o prefieren tener ocupado todo el día en la empresa?

Viendo que los grandes yates atracados en los puertos, las mansiones más extensas y lujosas, los supersónicos aviones privados y los grandes capitales del mundo están en manos de los empresarios, ¿no sería preferible que se redujeran los excesivos beneficios empresariales a costa del sudor ajeno, en lugar de recortar horarios y salarios a los trabajadores?

Según demuestran los hechos, los beneficios creados por los obreros en las empresas con la venta de su esfuerzo, genera una elevada plusvalía que va a parar a las arcas empresariales, ¿no sería, pues, más razonable – aunque menos alemán – que se redujera la plusvalía en beneficio del trabajador?

REALIDAD POLÍTICAMENTE INCORRECTA

REALIDAD POLÍTICAMENTE INCORRECTA

A todos nos sobran ejemplos y experiencias para tener bien sabido que expresar en voz alta ciertos sentimientos y deseos personales es, en muchas ocasiones, políticamente incorrecto, estando obligados los deslenguados a pagar por ello un alto precio político.

Esto evidencia que el cinismo social puede con todo, incluso con la verdad, sea ésta honrada y noble o desleal y traidora porque, desgraciadamente, vale más una mentira a tiempo que un mal gesto; tiene más futuro la sonrisa disfrazada que la palabra cierta; y esconder los malos sentimientos es más rentable que cacarearlos a los cuatro vientos.

El hecho es que don Ángel Mínguez Cervera, secretario popular de Presidencia de la Cámara valenciana, ha venido a decir por los altavoces que cuando gobiernen los suyos del PP, mi querida periodista Ana Pastor tiene que hacer las maletas camino del archipiélago Gulag, porque será expulsada de TVE.

Esto ha provocado una petición masiva de dimisión del tal Mínguez por decir en voz alta lo que piensan todos los militantes del PP, y por desear lo mismo que todos los militantes socialistas pretenden con las avispas cohoneras que les molestan. Por lo tanto nada hay que añadir a este cinismo social, por lo que yo voy a poner mis ojos en este ¿político? del PP que luce en Internet jersey amarillo, cinta roja al cuello y mirada perdida al Sol.

Bien es cierto que a este jovenzuelo dentista le faltan algunos hervores, pero es más grave que se declare “respetuoso con los demás” y que le guste la política porque “es como estar jugando a un juego de estrategia”.

Mira chaval, no parece que respetes mucho a los demás porque tu falta de miramiento y tolerancia son evidentes; ni la política es un juego, por mucho que tu padrino te lo haya repetido mil veces. Pero no voy a ser yo quien le lleve la contraria a este veinteañero, por si acaso, no vaya a ser que me quite la pensión de jubilación.

Pero tal situación me permite asegurar que, en este caso, la realidad es políticamente incorrecta, porque para decidir sobre la vida de los demás se necesita un grado de madurez que a este joven odontólogo le falta. Para tener poder se precisa una templanza que este mozalbete no tiene. Y para arbitrar sentencias que a otros afecten hay que tener un respeto a los administrados del que carece este secretario en cuestión, a quien ya le sobra prepotencia con los pocos añitos que tiene.

Miedo me das, chaval.

Si su despotismo lo permitiera, yo le aconsejaría que dedicara más tiempo a su oficio que a la política, salvo que pretenda mantenerse en ella hasta ser llamado a las filas celestiales; y, sobre todo, le recomendaría que ocupara más tiempo en leer libros en castellano que en aprender idiomas, porque así aprenderá a escribir.