PECADOS ANTIDEMOCRÁTICOS
A la voz de los mandamases políticos, se une la de poderosos financieros, influyentes periodistas y dirigentes sociales, hablando de crisis económica por todas las esquinas del reino, cuando realmente la crisis que padecemos es democrática, no pesetera, siendo ésta una consecuencia inmediata del fracaso democrático.
En nombre de la democracia se han cometido atropellos inimaginables y estafas sin precedentes. La mentira se ha institucionalizado. Los depredadores han ocupado atalayas de poder. La prepotencia se ha instalado en los despachos. El nepotismo se ha hermanado con el amiguismo para hacer de la incompetencia, doctrina. Y el poder de las urnas ha suplantado al talento y la sabiduría.
Los pecados capitales de muchos dirigentes no han sido sus fechorías, ni la insolidaridad exhibida, ni las trampas realizadas, sino la aparente legalidad con que han disfrazado la subversión democrática practicada, pervirtiendo sus fundamentos y desestabilizando los cimientos, con actitudes antidemocráticas disfrazadas de ortodoxia.
Caen los dirigentes políticos en la grave irresponsabilidad de mostrar comportamientos autocráticos perjudiciales para la cultura democrática que debían incentivar, porque sin pedagogía democrática es muy difícil democratizar la sociedad. La democracia es transparencia, honestidad, verdad, servicio público, independencia judicial, voluntad popular, y competencia, siendo la falta de ejemplaridad democrática el camino más directo para acercar el país al absolutismo del siglo XIV.