ORFANDAD DE LA RADIO

ORFANDAD DE LA RADIO

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Todos los sonidos que percibimos a través del aparato de radio nos llegan desamparados, con la orfandad propia de quienes no tienen padre que proteja su desvalimiento en la historia, porque son varios los progenitores que se atribuyen la paternidad de este singular invento que nos entretiene, informa y acompaña en lugares inaccesibles para la imagen.

Probablemente fue Tesla el primero que dio con la clave de las emisiones de radio en la década de los cuarenta del siglo XIX, consiguiendo que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos dictaminara la legitimidad de su patente, reconociéndole el mérito de su invención, pero sin comunicarlo a la opinión pública. Tal circunstancia fue aprovechada por el italiano Marconi, quien patentó la radio en el Reino Unido años después, siendo rechazadas ambas patentes por Rusia que atribuyó el invento a publicaciones anteriores de su compatriota Alexander Popov.

Sea como fuere, la radio vive entre nosotros porque Guillermo Marconi la comercializó, mereciendo por ello los honores y felicidad que le negó la vida por mantener relaciones sexuales con su hermana pequeña, teniendo varios hijos con dificultades mentales, al añadirse un cromosoma al par 21 del cariotipo celular de los descendientes.

Realizó Marconi comunicaciones inalámbricas entre las ciudades de Dover y Boulougne, situadas en sendas orillas del Canal de la Mancha, antes de cruzar el Atlántico y asentarse en Terranova para recibir un día como hoy de 1901 la primera señal de radio transatlántica enviada desde Inglaterra, en forma de letra “m” en código morse, tras recorrer 3.360 km a través del océano.

ARDE LA BULA

ARDE LA BULA

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El último día de octubre de 1517 el fraile y teólogo alemán Martín Lutero, irritado por el abuso, especulación y mentiras que suponía el tráfico de indulgencias sin base teológica ni evangélica, tomó del convento un martillo, cuatro puntas y el pliego con sus 95 tesis, marchando con decisión a clavar el papel en la puerta de la iglesia del Palacio de Wittenberg, abriendo con ese gesto un debate que concluyó con la segregación Protestante, tras condenar la codicia y el paganismo de la iglesia Católica, perdiendo ésta millones de clientes en el envite.

Rubricó Lutero su firme oposición al celibato casándose con una monja y predicó la biblia en la lengua del pueblo porque el latín era desconocido por los creyentes, siendo declarado hereje y requerido por una bula papal para que se arrepintiera, quemando Lutero públicamente la bula un día de diciembre como hoy, del año 1520.

Algunas jornadas después, el 3 de enero de 1521, fue publicada la nueva prerrogativa papal Decet Romanum Pontificem rubricada por León X, excomulgando a Lutero, que se llevó a su redil millones de ovejas católicas descontentas con la iglesia vaticana y decepcionadas con sus pontífices, prelados, párrocos, abades y clérigos.

El despilfarro moral y material que campaba a sus anchas entre la curia y la jerarquía periférica, fue culpable de la quiebra, porque los honrados católicos rechazaban los negocios corruptos de los papas, los hijos de estos y sus amantes, el intercambio de novias, la compra de Estados, la venta de indulgencias y los asesinatos. Sí, también los asesinatos entre ellos.

DULCE MARÍA LOYNAZ

DULCE MARÍA LOYNAZ

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Loinaz

Aunque inevitable la muerte y doloroso el recuerdo, es obligado evocar el olvido de los “pocos sabios que en el mundo han sido”, pero gratifica más conmemorar la venida al mundo de las personas que han dejado huella duradera entre nosotros, como sucede con la poetisa cubana Dulce María Loynaz, que hoy cumpliría 111 años de vida, si la parca no hubiera hecho de las suyas con el romántico corazón de la soñadora.

Quiso María de las Mercedes llamarse Dulce María, porque fue dulce su sentimiento, miel su nostalgia, ambrosía sus versos y néctar su poesía, haciendo universal la lírica que inició su andadura recostada en el malecón de Habana, tejiendo melancólicas esperanzas en noches redimidas de luz, mientras rescataba la belleza de la vulgaridad diaria.

Viajera incansable por diferentes países hasta hacerse isleña canaria adoptiva, recordando el primer poema de su alma que vio la luz en La Nación a sus juveniles diecisiete años, sin haber pasado por aulas escolásticas formales, antes de doctorarse en leyes y sentir la fascinación del asombro ante la tumba de Tutankamón.

La revolución cubana llevó a Loynaz a un largo exilio interior en el caserón familiar del barrio habanero El Vedado, donde su apoliticismo la mantuvo alejada del nuevo régimen isleño, y en ese rincón permaneció a pesar de las invitaciones recibidas para abandonar su Cuba natal y residir en España, sin dejarse persuadir por la oferta.

A las reuniones intelectuales celebradas en su casa asistieron amigos suyos que fueron maestros literarios como García Lorca, Juana de Ibarbourou y los Nobel Gabriela Mistral y Juan Ramón Jiménez, con quienes se reencontró en la eternidad el 15 de abril de 1997, cuando un paro cardiorrespiratorio decidió terminar con sus 94 años de vida.

LA SOBERBIA, DOLENCIA DE LOS TORPES

LA SOBERBIA, DOLENCIA DE LOS TORPES

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Engallarse altaneramente, estirar el gollete hasta salirse por el cuello de la camisa, falsificar la fe de nacimiento afirmando proceder de la pata del Cid, situarse fuera de la cuadrícula que cada cual tiene asignada, gritar en los mandatos, despreciar al adversario y ponerse calzas en los zapatos sociales aparentando mayor altura, son actitudes de personas acomplejadas, inseguras y mentalmente débiles que pretenden torpemente aparentar lo que no son y ponerse un peldaño por encima de su lugar.

Los individuos emocionalmente estables no deforman la realidad personal. Los ciudadanos sensatos no desequilibran su posición social. Las personas intelectualmente dotadas no necesitan disfrazar su altura para ser reconocidas en la historia. Los seres mentalmente fuertes, no demandan el préstamo de la opinión ajena. Quienes van sobrados de méritos propios, rechazan caretas y disfraces sociales, para recibir el aplauso que merecen.

Son los débiles soberbios quienes buscan fama dando brochazos a la Gioconda. Corresponde a los torpes vanidosos dinamitar valores humanos para evitar que otros hagan uso de ellos. Y aquellos que padecen enanismo mental han borrado del diccionario palabras como perdón, autocrítica y humildad, creyendo que así indultan su fatuidad.

Lo grave de la patología ensoberbecedora es que se trata de una enfermedad crónica sin tratamiento posible, caracterizada por una autosuficiencia vacua que lleva a la incompetencia crónica, asociada con alteraciones del pulso sociofamiliar y taquicardias amistosas capaces de bombear desprecio en los amigos, vilipendio en los vecinos y repulsa en los colegas.

Suelen padecerla los ignorantes que llegan al poder y el grupo de memos que se autosobrepone a los demás. Pero, sobre todos ellos, sufren esta dolencia los torpes incapaces de comprender que la sencillez y humildad abren de par en par las puertas del amor, la amistad, el entendimiento, la comprensión y el respeto.

ABSOLUCIÓN A FRAY LUIS

ABSOLUCIÓN A FRAY LUIS

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Casi cinco años pasó Fray Luis de León en la cárcel vallisoletana de la Inquisición, sin apenas abrigo ni comida, sobreviviendo, ciego de luz, en la penumbra oscura del pequeño habitáculo donde pasaba los tenues días y las interminables noches, hasta ser absuelto el 7 de diciembre de 1576 por el Consejo de la Suprema Inquisición con sede en Madrid.

Pero no fueron los quebrantos físicos derivados del frío, las heridas y las enfermedades, la causa principal de sus abatimientos, crisis, pesadumbres y desánimos, sino la falta de comunicación, los silencios a sus preguntas, la angustia por el futuro de su vida, la decepción con ciertas personas, la frustración por el rechazo de toda iniciativa, la impotencia de no ser escuchado ni creído, la falta de verdad sobre los hechos que provocaron todo aquello y la incertidumbre ante el desenlace final.

Durante aquellos años, se prohibió al fraile asistir a misa, celebrar la eucaristía, confesar y confesarse, fundamental sostén de su vida religiosa, apenas mantenida por algunas horas de profunda meditación y larga oración, estando casi ciego, enfermo y con una debilidad que le impedía moverse y cambiar de postura en el camastro.

Era tal su deterioro físico y moral que pidió al tribunal la asistencia de un hermano agustino para que le cuidara y ayudara a bien morir, siéndole negado este favor en víspera de que la Suprema dictara la sentencia absolutoria:

En la Villa de Madrid a siete días del mes de diciembre de mil quinientos y setenta y seis años, habiendo visto los Señores del Consejo de S.M. de la Santa General Inquisición, el proceso del pleito criminal contra fray Luis de León, de la Orden de San Agustín, preso en las cárceles secretas del Santo Oficio de la Inquisición de Valladolid, mandan que el dicho fray Luis de León sea absuelto de la instancia de este juicio; pero que en la sala de la audiencia sea reprendido y advertido que de aquí en adelante mire cómo y adónde trata cosas y materias de la cualidad y peligro de las que de este proceso resultan, y tenga en ellas mucha moderación y prudencia, como conviene, para que cese todo escándalo y ocasión de errores; y que se recoja el cuaderno de los Cantares traducido en romance por el dicho fray Luis de León.

Cuando la sentencia llegó a Valladolid, los inquisidores que le habían condenado no tuvieron otra opción que acatar la absolución del Consejo de la Suprema, lo cual hicieron siguiendo el protocolo acostumbrado. Para ello se reunió la sala al completo y redactaron la sentencia definitiva en los siguientes términos:

Fallamos, atendiendo los autos y méritos de dicho proceso, que debemos absolver y absolvemos al dicho Maestro fray Luis de León de la instancia de este juicio con tal que en la sala de este Santo Oficio sea reprendido y advertido que de aquí en adelante mire cómo y adónde trata cosas y materias de la cualidad y peligro de las que de este proceso resultan, y tenga en ellas mucha moderación y prudencia, como conviene para que cese todo escándalo y ocasión de errores; y que se recoja el cuaderno de los Cantares traducido en romance por el dicho fray Luis de León. Y por esta nuestra sentencia definitiva juzgado, así lo pronunciamos y mandamos en estos escritos y por ellos

Fray Luis de León habló para todos diciendo: “¡Ay, amigos, cómo es luz la verdad y como habla por ella misma y por ella misma se defiende, y sube a lo alto y resplandece, y se pone en lugar seguro, libre de contradicción! ¿No veis con qué simples y breves palabras la verdad pura se concluye?”.

ESTADOS UNIDOS ENTRA EN GUERRA

ESTADOS UNIDOS ENTRA EN GUERRA

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La mañana del sábado 6 de diciembre de 1941 comenzó el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los jefes de la Armada Imperial Japonesa ordenaron a los pilotos de su fuerza aérea que bombardearan la base naval que los Estados Unidos tenía asentada en el interior de un lago marino sobre la isla hawaiana de Oahu, llamada Pearl Harbor.

Lo que quiso ser una acción preventiva de los japoneses para evitar que la flota americana del Pacífico interviniera en las acciones militares que los nipones habían programado realizar contra las posesiones del Reino Unido y los Países Bajos en el sudeste asiático, resultó ser una agresión intolerable para los hijos del Tío Sam, que remangaron las mangas de sus tropas poniendo a los japoneses contra las cuerdas, a bombazo atómico limpio.

El ataque sobre Pearl Harbor fue llevado a cabo por 353 aviones con base en seis portaaviones japoneses, destruyendo y hundiendo ocho acorazados estadounidenses, tres cruceros, tres destructores, un minador, un buque escuela y 188 aeronaves, con un balance de 2.402 soldados muertos y 1.282 heridos.

Una herida tan grande en el alma de los americanos tuvo la inmediata consecuencia de su entrada en el conflicto, declarando al día siguiente la guerra a muerte al imperio nipón, incluyendo el 11 de diciembre en el lote a la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini, mientras el presidente Roosevelt calificaba el día del ataque como “una fecha que vivirá en la infamia”.

El final de la historia es bien conocido por todos: Littel Boy fue lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945 llevándose por delante a 140.000 japoneses. Fat Man cayó sobre Nagasaki tres días más tarde acabando con otros 80.000, provocando el día 15 la rendición incondicional de Japón, la conclusión de la guerra en el Pacífico y el consiguiente final de la Segunda Guerra Mundial.

SOMBRAS DEL ANIMADOR

SOMBRAS DEL ANIMADOR

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Walt Disney vino al mundo el 5 de diciembre de 1901 con su colección de dibujos en el cerebro, un lápiz en la mano derecha y un cuaderno en la izquierda, dispuesto a pasar a la eternidad, llevándose 26 premios Óscar por delante, el aplauso de los espectadores y la conmoción feliz de los niños, pero también recibió tres silbidos del respetable público, asombrado con las sombras que han enturbiado la vida de este animador universal.

Saltó de Chicago a Misouri, luego pasó a Kansas como repartidor de periódicos, falsificó su partida de nacimiento para servir en la Cruz Roja, conduciendo ambulancias en Francia durante la primera barbarie mundial, haciéndose publicista al regresar a su país y aterrizando finalmente en Los Ángeles con cuarenta dólares en el bolsillo dispuesto a fundar con su hermano el germen de la Walt Disney Company.

El conejo Oswald fue sustituido por Mickey Mouse, y la Sociedad de Naciones declaró a este conejo virtual el mejor símbolo internacional de buena voluntad que podía encontrarse por las madrigueras el mundo. Sucesivos éxitos posteriores culminaron en el primer largometraje, poniendo en fila a Sabio, Gruñón, Mocoso, Tímido, Mudito, Dormilón y Feliz, detrás de una niña blanca como la nieve y hermosa como ninguna, preludio de Pinocho, Fantasía, Dumbo, Cenicienta, Alicia y Peter Pan.

Estas luces del artista, creador y animador, arrojaron sombras sobre el empresario, el cazador de brujas y el simpatizante fascista. Efectivamente, Disney prohibió la afiliación sindical y la huelga a sus empleados, omitiendo a la vez el nombre de los colaboradores en los créditos de sus películas y despidiendo a 17 trabajadores que hicieron huelga.

Siendo masón, agente especial del FBI y militante anticomunista, Disney no tuvo inconveniente en denunciar ante el Comité de Actividades Antiamericanas, a ciertos empleados y sindicalistas, de ser agitadores comunistas en tiempo de caza de brujas, declarando que las huelgas eran patrocinadas los comunistas para controlar Hollywood.

Finalmente, parece confirmarse la simpatía inicial de Disney con el fascismo europeo, llegando a visitar en Roma a Mussolini. Y su afinidad con el nazismo le llevó a mítines del German American Bund, una organización nazi estadounidense, recibiendo a la cineasta alemana Leni Riefenstahl en Hollywood que fue rechazada por toda la industria cinematográfica. Pero cuando Estados Unidos entró en la segunda barbarie mundial, Disney retiró su simpatía a los regímenes fascistas.