OCIO

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El ocio es ocupación divertida, sosegada y placentera, que se lleva por delante el tiempo que dejan libre los afanes y trabajos de cada día, siendo para los jubilados un espacio en continua expansión, como le sucede al universo, aunque más perecedero, frágil, contingente y caprichoso que él.

Se diferencia el ocio del tiempo libre en que no deja tiempo libre para dedicarlo a la nada, ni permite la quietud mental, ni autoriza buscar musarañas por las paredes, ni consiente la espera de santos advenimientos con los brazos cruzados, impidiendo así que haya parados en el territorio del ocio.

Ocupación sin remunerar, esfuerzo gratuito, oficio sin derechos laborales, empleo imaginativo, quehacer sin contrato de trabajo y tarea que no demanda exámenes previos para acceder a ella, ni limita el número de asociados, ni exige certificados de buena conducta, excluyendo de sus filas solo a los gandules.

El ocio libera de órdenes externas, mandatos superiores, caprichos del patrón, compromisos laborales y exigencias profesionales, obligándonos a decidir sobre nuestra actividad, a ocupar la mente, dar trabajo a las manos, mover las piernas o agitar los brazos, para crecer interiormente, porque ocio, cultura y bienestar, van de la mano.

Engullidos por la voracidad de la vida, el ocio se reduce a un punto de luz al final del túnel enladrillado con afanes cotidianos que solo permite expansiones tímidas de la voluntad propia para satisfacer todo aquello que se anhela hacer, sin posibilidad de ejecutarlo plenamente y saliendo de nosotros mismos al interior que nos pertenece.

No hay mejor momento para el ocio, ni más extenso espacio para él, ni más tiempo en los relojes para complacer deseos personales impedidos por tareas ajenas a la propia voluntad, como los jubilosos años de jubilación, cuando se ha entregado todo lo que podía darse a la sociedad que sustenta el retiro.

SERVIDUMBRES DE LA SOCIALIZACIÓN

SERVIDUMBRES DE LA SOCIALIZACIÓN

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Confieso haber hecho algunos brindis al sol en mi vida, proclamando la virtual aspiración a ser ermitaño posmoderno en el berciano Valle del Silencio, hospedero en cueva prehistórica lejos de las luces artificiales o personaje anónimo perdido en casa rural de olvidado pueblo deshabitado.

Pero nada de esto ha pasado, en años veinticuatro, de las musas al teatro, porque la tozuda realidad de los hechos me ha impedido cumplir el sueño de una existencia libre de ataduras, independiente del exterior, aislada del entorno y socialmente confinada, vivida en terrenales paraísos, alejados de servidumbres comunes.

Los excesivos elogios recibidos por la vida en sociedad, unido al exagerado relato de sus ventajas y continuas alabanzas a los favores que reporta hacinarnos para sobrellevar la existencia, nos obligan a recordar que no todo el monte el orégano, ni grano toda el trigal, porque la sociedad que nació para servirnos, ahora nos exige servirla sin condiciones, tiranizándonos.

Vivir en comunidad nos obliga a pagar gravámenes esclavizantes en beneficio del bien común. Requiere dependencias mutuas inevitables, forzadas relaciones estériles, continuas servidumbres alienantes, frecuentes conflictos indeseables, perturbadores vecinos y clara reducción de libertades personales, para hacer posible la convivencia social con seres de la misma especie.

La vida socializada demanda calzar las libertades con rígidos corsés privativos, traducidos en normas coactivas sostenedoras de valores colectivos. La agrupación convivencial obliga a seguir direcciones obligatorias, prohibiendo el paso a caminos emancipados. La asociación grupal donde vivimos, está conformada por fraudes vitales, exclusiones ideológicas, mandatos inoportunos, restricciones innecesarias, competencias voraces y represiones legales.

AMISTAD

AMISTAD

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La generosidad fraternal demostrada por mi juvenil yunta en el colpicio, me obliga a evocar recuerdos olvidados en áridos rincones de la memoria, verdecidos por la amistad eterna que guardo con Laureano y con todos los hermanos que hicieron posible la resurrección en el infierno irredimible de la orfandad.

No puede forzarse la amistad, ni surge del empecinamiento en lograrla, sino del riego que enraíza corazones en un mismo tronco, con ramas libres, independientes y autónomas, permitiendo el desarrollo del árbol en el silencio de la mutua permanencia, podando las hojas secas que entorpecen el crecimiento y coloreando esperanzas renovadas en la complacencia del encuentro.

No balbucea la amistad en sus primeros pasos palabras duraderas, ni hace gestos perdurables, ni nace con vocación de eternidad, aunque pueda sobrevolar por encima del espacio y del tiempo, manteniendo intacto el fuego en los naufragios y la luz en la noche oscura del olvido inesperado.

Tozuda, a veces, la amistad es siempre generosa; sacrificada, en la lucha compartida; inasequible al desaliento; ruidosa en los encuentros; sincera en las palabras; noble en los gestos; y de lealtad inquebrantable. Comprometida, rotunda, prudente, fiel, despierta, entregada y observadora.

Pero también es la amistad frágil a la traición, quejosa ante los caprichos, sensible a las mutaciones y escurridiza cuando la decepción toma cuerpo en su alma desprevenida, abriendo heridas incurables sobre la piel del espíritu, con hechos y aconteceres que suceden sin tener razón de ser ni justificación de existencia.

Es la amistad una forma de amor que no perturba, ni enajena, ni se apodera del huésped donde se aloja, que alcanza cota superior cuando la pasión le acompaña y se sublima al añadir descendencia compartida con la persona amada.

GARGANTILLAS DE SAN BLAS

GARGANTILLAS DE SAN BLAS

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Los pueblos primitivos veneraban objetos materiales de culto popular, atribuyéndoles poderes curativos sobrenaturales, es decir, inexplicables para la razón humana, en los que ponían su fe, creyendo que aquellos fetiches hacían lo que nunca hicieron, porque era imposible que hicieran los milagros que los hechiceros les atribuían, engañando así a los crédulos que enriquecían embaucadores y aumentaban el poder de los taumaturgos.

Algunos charros de la tierra donde habito, mantienen la vieja tradición de anudarse hoy al cuello una cinta milagrera coloreada, en memoria de san Blas, – previamente bendecida por el cura parroquial, claro, para que funcione -, creyendo los candorosos creyentes que semejante amuleto les protegerá de las enfermedades de garganta que pudieran acecharles en estos días invernales.

Las gargantillas con la imagen del santo patrón Blas, deben mantenerse al cuello hasta el martes de carnaval y quemarse el miércoles de ceniza, para garantizar su efecto profiláctico, pues el ribete carece de propiedades curativas, como saben muy bien quienes sufren dolencias otorrinolaringológicas a pesar de rodear su cuello con el ficticio talismán multicolor.

Todo empezó cuando el médico Blas se aisló en una cueva del monte Argeus que convirtió en obispado turco de Sebaste y salvó a un niño que tenía clavada una espina en la garganta, antes de ser torturado por el emperador romano Licinio en el siglo IV, mereciendo el obispo ser recordado en el santoral el día 3 de febrero y subiendo a los altares croatas de Dubrovnik por los siglos de los siglos, amén.

SOLEDAD BARRET VIEZMA

SOLEDAD BARRET VIEZMA

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Soledad era nieta del escritor Rafael Barrett, de quien aprendió que si el Bien no existía, había que inventarlo. Tan aplicada alumna, pasó la vida intentando hacer realidad el deseo del abuelo allá por donde pasó, hasta ser asesinada en Recife el 8 de enero de 1973 a manos de la policía brasileña, cuando apenas contaba 28 años de edad y portaba en su alma el romanticismo militante que aprendió del patriarca.

Su muerte inundó de lágrimas las calles de Asunción, doloridas por la brutalidad que cercenó la vida de una joven inteligente, comprometida, solidaria, valiente y generosa, con secundarios añadidos de natural belleza, destacado encanto personal, garganta de cantante y graciosas cualidades para la danza paraguaya, que deslumbraban a quienes se dejaban cautivar por la magia de su voz y sus pies.

Luchadora por la justicia social, redentora de los oprimidos y sensible al dolor ajeno, su integridad moral sin fisuras la llevó al martirio, cuando siendo dirigente estudiantil en Montevideo, sufrió en julio de 1962 los arañados de la intolerancia, al ser raptada por un grupo neo-nazi que grabó a cuchillo en su cuerpo varias cruces gamadas, por negarse a gritar consignas ultraderechistas. Detestable acto que abrió las puertas a la violencia del régimen militar, obligándola a emigrar a Cuba donde contrajo matrimonio y tuvo una hija, con el revolucionario brasileño José María Ferreira.

El asesinato de su marido en Brasil estimuló su lucha contra la dictadura con mala fortuna, pues cruzó su vida en la clandestinidad con el cabo Anselmo, amigo de su marido, de quien se enamoró sin sospechar que se trataba de un agente infiltrado al servicio de la policía, delator de Soledad.

La vileza de Anselmo le llevó a denunciar sistemáticamente durante casi dos años a decenas de compañeros, para entregarlos a la tortura y la muerte, llegando su traición a señalar con el dedo sin reparo a los seis miembros del grupo donde estaba infiltrado, entre los que se encontraba Soledad, embarazada de un hijo suyo.

Los seis fueron apresados, torturados y asesinados. La abogada Mercia Alburquerque que logró entrar al depósito de cadáveres del cementerio de Santo Amaro, dijo: «Soledad, desnuda, tenía a su alrededor mucha sangre y a sus pies un feto».

Historia ya olvidada que traigo hoy a mi bitácora con el alma encogida, al recordar el injusto final de una mujer excepcional que luchó, amó y fue traicionada por el padre del hijo que llevaba en su seno.

RENGLONES OCULTOS DE LA HISTORIA

RENGLONES OCULTOS DE LA HISTORIA

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Muchas veces se escribe la historia ocultando al pueblo indeseables renglones torcidos sobre hechos detestables, para evitar que los ciudadanos levanten la mano, pregunten y actúen en consecuencia contra los protagonistas que pagan suculentos estipendios a cronistas por disfrazar la verdad.

La historia es imparable en su perpetuo devenir, pero puede inventarse al antojo de los reptiles, limpiarse con jabón servil y bayeta mercenaria, alterarse a conveniencia del más fuerte y ocultarse con ficticios relatos y venturosas historias blanqueadoras de miserias, trampas, chantajes, asesinatos, usurpaciones, injusticias, abusos y condenas.

Pero no pongáis vuestra esperanza en la redención de las verdades palaciegas, vaticanas,  financieras, sindicales, parlamentarias y judiciales, pues los remolinos del poder ahogarán siempre las pretensiones de enderezar la verdad, sobre todo si la mentira inicial se ha repetido el número de veces necesario para convertirla en certeza incuestionable y falsa conclusión.

Echando la vista atrás, no vemos las malas historias de la historia, pero sabemos que se repiten indefinidamente, porque la condición humana es perpetua e inmutable en sus ambiciones, servidumbres, falsedades y egoísmos, haciendo que los intereses generales y el bien común sea la tapadera utilizada por los usurpadores para encubrir las trampas en beneficio de sus rentas personales.

Esto sucede porque sólo llegan a nuestras manos las historias domésticas contadas por servidores del poder, asalariados de los vencedores, aduladores de levitas y cronicones mercenarios, que llevan la memoria colectiva donde les conviene, a través de renglones torcidos en páginas de periódicos, declaraciones institucionales y  libros de texto.

FELIPE VI

FELIPE VI

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Hoy cumple 46 años el hijo de los inmigrantes Juan Carlos y Sofía, nacidos respectivamente en Roma y Atenas, nacionalizados españoles y casualmente reyes del país de acogida, donde su único hijo varón exhibe, sin esfuerzo alguno, los títulos de Príncipe de Asturias, Gerona y Viana, el Ducado de Montblanc, el Condado de Cervera y el Señorío e Balaguer, con aspiraciones a reinar en España como Felipe VI.

Don Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, fue mal estudiante en su juventud, impuntual en las citas, pasota social y ligón aplaudido por una corte de hijos de papá y herederos de grandes fortunas, que pusieron en sus brazos damas hermosas y plebeyas para sofocar sus calenturas juveniles, con gran mosqueo de sus padres al ver que su chico perdía la cabeza por Isabel Sartorius, Gigi Howard, Yasmin Gahuri, Gabriela Sebastián, Viviana Corcuera, Alicia Krezjlova, Eva Sannum y Letizia Ortiz, entre sus amantes más destacadas, como prueba de su auténtico pedigrí borbónico.

No sabemos si su matrimonio morganático, por la “mano izquierda”, con una periodista será obstáculo para su reinado, porque anda por ahí la princesa María de Borbón Dos Sicilias, hija del Infante don Carlos, duque de Calabria, casada con el archiduque de Austria, dando la lata con la herencia, junto a su hijo Juan Habsburgo y Borbón.

Además, en el pueblo está moviéndose una preocupante marea violeta sustituyendo al rojo en la bandera, provocada por la opacidad de palacio, las cuentas millonarias, los trompazos botsuanos, las escapadas nocturnas, las amistades peligrosas, las matanzas de animales y la pareja de yernos elegidos por las niñas. Uno de ellos, con lo suyo, que ya tiene bastante. Y el otro, incluida la consorte, con lo de los demás.

Si en España reinará Felipe VI o saldrá camino del exilio como su bisabuelo, es algo que está por dirimir, aunque todo apunta a la coronación del heredero y la periodista, ya que el pueblo español todavía no está maduro y necesita la protección, moderación y arbitraje de la corona, según argumentan los monárquicos.