EXCEPCIONAL EMPLEO

EXCEPCIONAL EMPLEO

Sin ánimo de competir con los publicistas, difundo una oferta excepcional de empleo que interesará a todos los ciudadanos, -estén empleados o parados-, habitantes de la piel de toro, desde Gata a Finisterre. Oferta que propongo inspirada en la desmedida subida de sueldos que se han adjudicado a sí mismos los alcaldes y ediles de muchos Ayuntamientos nada más ocupar sus poltronas en los respectivos Consistorios, sin haber realizado trabajo alguno que justifique tal incremento.

A tan detestable comportamiento se ha unido el vergonzoso y patético mercadeo de sillones en diferentes gobiernos, invitándome a difundir el hipotético currele que se ofrece en las oficinas de empleo situadas en las calles madrileñas de Génova, 13; Ferraz, 70; Alcalá, 253; Zurita, 21; y Nicasio Gallego, 9; a las que añadir otras 112 oficinas, aunque la recomendación sea acudir directamente a las cinco citadas, porque son las más capacitadas y con máximas posibilidades de satisfacer la demanda de empleo que se les solicite.

Según el díptico de contratación difundido por tales empresas, las condiciones que deben reunir los aspirantes al puesto de trabajo ofertado son de tipo personal y profesional. Entre las condiciones personales a satisfacer por los candidatos, destacan: ágil flexibilidad del tronco, permanente sonrisa de conejo, cintura apta para el regate, habilidad para escurrir el bulto; capacidad para decir lo contrario al pensamiento propio; piel dura como caparazón de tortuga; rostro impenetrable como Brando; cara de cemento armado; fuerza para recibir codazos de los correligionarios y habilidad para devolverlos en el momento de confeccionar las listas electorales en el despacho del patrón.

¿Habilidades profesiones necesarias?: ninguna. No se necesita siquiera la titulación básica en estudios primarios, ni saber idiomas, ni tener experiencia profesional alguna, ni acreditar mínima cultura, ni poseer certificado elemental de urbanidad, educación, capacidad de diálogo y respeto Basta con afirmar positivamente con la cabeza los gestos, actitudes y palabras del conseguidor.

¿Ventajas del empleo?: estabilidad salarial, en algunos casos vitalicia, al abandonar el sillón; inmerecido poder para decidir sobre la vida de los demás; impunidad absoluta ante las funestas decisiones que tomen; establecimiento del propio sueldo, muy superior al de los paganines; aumentos de salario a capricho; dietas y privilegios por saber respirar; y sueldo garantizado, incluso para holgazanes.

¿Desventajas de este trabajo?: ninguna, mientras los ciudadanos sigamos acudiendo a las urnas para votar partidistas listas cerradas, sin posibilidad de expulsar de ellas a los usurpadores, incapacitados, codiciosos y gandules.

No obstante, hay en este oficio titulados y personas cultas, aunque no se exija para ejercerlo titulación, ni capacidad, ni saberes. También se encuentran algunos trabajadores responsables, que dignifican la tarea sin necesidad de controlar sus actuaciones. Existen en el grupo ciudadanos que justifican su salario, sin necesidad de “fichar” a la entrada y salida porque su horario va más allá de los límites fijados. En este grupo castizo de seres humanos, los hay que gestionan honradamente los servicios públicos, acreditando capacidad para ello, honradez y trabajo. Si no lo creéis, yo podría presentaros a los que he encontrado tras mucho buscar con un candil en la mano, entre despachos, salones, antesalas y pasillos institucionales.

MAGISTRAL MAGISTERIO DEL MAGISTRADO MARCHENA

MAGISTRAL MAGISTERIO DEL MAGISTRADO MARCHENA

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Concluida vista oral del juicio a los políticos catalanes encarcelados por su intento secesionista, es momento de hacer balance del mismo, comenzando por rechazar el apellido con que se ha calificado el litigio pues no se ha juzgado ningún “procés-proceso” político independentista, sino a personas políticas que cometieron actos delictivos en un esperpéntico ensayo separatista, que concluyó en desbandada, deserciones, silencio y decepción de los abducidos.

Por encima de todo lo acontecido durante el juicio, nos queda el estimulante recuerdo de un jurista excepcional, soberbio magistrado y modélico presidente, con talento singular para ofrecer al mundo la imagen de una justicia española muy diferente a la que ha ido en los últimos años dando tumbos por despachos políticos, tribunales internacionales, medios de comunicación y mentideros públicos.

Nunca una sentencia judicial estuvo tan legitimada antes de ser emitida como la esperada para los presuntos delincuentes juzgados por el más alto tribunal de nuestro país, pues nadie duda de su licitud y conformidad con las leyes de nuestro ordenamiento jurídico, ello gracias a la independencia política, erudición penal, conocimiento procesal, honradez mental, paciencia beatífica, estoica tolerancia y respetuosa actitud demostrada por el presidente Marchena.

Merecida confianza otorgada a quien ha demostrado serenidad infinita con acusados, testigos y defensas Singulares reflejos mentales para sortear con agudeza los regates, cepos, ratoneras y celadas que los abogados defensores le han puesto en el camino a la verdad. Tenemos certidumbre en el veredicto de un tribunal presidido por quien ha demostrado sobrada sabiduría jurídica para argumentar legalmente sus requerimientos sin posibilidad de réplica. Credibilidad en un magistrado respetuoso, que ha sabido conjugar la exigencia procesal con el amable razonamiento; armonizar la capacidad de diálogo con el límite impuesto por la frontera legal; conciliar tolerancia y rigor; y acomodar las normas procesales a lo más oportuno en cada momento.

Demos las gracias al magistrado Manuel Marchena por devolvernos la confianza en la justicia, aunque un buen abogado amigo dice que no todos los jueces son “marchenas”. Gracias por su talla profesional dignificadora de las togas judiciales que otros colegas han degradado. Y gracias por su lección pública televisada de cómo presidir un tribunal de justicia.

Proponemos por ello que se difundan los vídeos de sus intervenciones en cursos de Jueces, Facultades de Derecho, Escuelas de Prácticas Jurídicas, Colegios de abogados, despachos políticos y tribunales judiciales, para que magistrados, jueces y juristas sigan sus pasos en futuros los tribunales de justicia.

Hoy lamentamos que la sucia maniobra política urdida en su día por corruptas manos de Génova y/o de Ferraz, le hiciera presentar la dimisión voluntaria a la presidencia del Consejo General del Poder Judicial, sin darle tiempo a calentar el sillón, porque hubiéramos tenido un gran jurista a la cabeza de la mayor institución judicial del Estado. Pero el Ayuntamiento de Las Palmas donde nació tiene la oportunidad de hacerle hijo predilecto y dar el nombre de “Juez Marchena” a una calle de su municipio.

CENSURA PERIODÍSTICA

CENSURA PERIODÍSTICA

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La queja de un amigo a quien han metido tijera en un artículo de opinión, contrasta con mi complacencia en estos “jugos” que exprimo cada domingo, sin que en los doscientos sesenta y tres artículos que llevo aquí publicados, se haya tocado ni una sola coma en ellos, lo cual me confirma el acierto de asomarme a esta plural ventana cuando Juan Carlos me propuso mirar al exterior desde su alféizar cada domingo.

El ejercicio de la libertad de expresión permite decir en voz alta lo que cada uno piensa, cuando tal derecho se ejerce sin insultar, difamar, ofender, ni mentir, siendo aspiración estéril pretender el pensamiento único, pues las diferentes concepciones de la realidad hacen imposible la existencia de una sola idea, de una opinión unánime, de un Dios exclusivo, de una opción única y de unos intereses comunes.

Es vano intento de los guardianes de su verdad, de los cancerberos del pensamiento único, de los vigilantes sectarios y los censores del criterio divergente, pretender neutralizar actitudes, opiniones, discrepancias y reprobaciones, metiendo tijera a quienes no sienten como ellos, silenciando sus opiniones, amordazando las críticas y condenando la discrepancia, por mucho poder que a los poderosos les sobre, con el apoyo del padre Astete que olvidó añadir la tolerancia en su catecismo, como virtud cardinal.

Aceptando como principio incuestionable que la libertad de cada uno tiene como límite el comienzo de la libertad ajena y el respeto al vecino, nadie tiene derecho a prohibir a los demás lo que considere que los demás no tienen derecho a prohibirle a él, por mucho que la oligarquía política, económica, religiosa y empresarial lo intenten, porque la condición humana va más allá de las pretensiones censoras.

No hay escena periodística más patética, desafortunada, injusta y triste que ver a un profesional de la información paseándose por las redacciones con tijera en mano. Para redimir a tales recortadores de pitones informativos, le recomendamos la lectura de los nueve principios básicos en los que Bill Kovach y Tom Rosenstiel fundamentan la profesión periodística, especialmente el sexto, que habla de otorgar tribuna a las críticas públicas.

Como decía la señora Graham, dueña del Post: “un diario es una empresa mercantil pero también un órgano de opinión pública cuya primera obligación es servir a los ciudadanos”. Con este pensamiento convirtió el Watergate en un mito del periodismo mundial, cuando los medios de comunicación vencieron al poder político. Hoy, los intocables Woodward y Bernstein, siguen siendo periodistas respetados y apreciados por ser reconocidos insumisos que mantuvieron intacto su esqueleto periodístico a pesar de los intentos que hizo el poder por astillar su libertad de opinión.

PESADILLA

PESADILLA

Apagaba dolorido la televisión al tiempo que el cielo picoteaba su bóveda para mostrarnos las estrellas, y la tijera del ocaso recortaba un círculo en la negra cartulina celeste dando paso a una opaca luna sin esperanza, ni brillo, ni plata, ni suspiro que pudiera aliviar la imagen de la pantalla que llevaba en la retina cuando recosté la cabeza en la almohada y puse a trasnochar el sueño, vigilante en el silencio acompasado de improvisados latidos entre las sábanas.

El recuerdo de lo visto no ayudaba al encuentro con Morfeo, cuando pude, al fin, entregarme a la transitoria desaparición diaria en dulce inconsciencia de duermevela, con el desesperanzador abatimiento de compartir con mis vecinos un país almonedado y aturdido por el desconcierto de ciudadanos que nada comprenden de quienes rigen su destino en el mercado político, sabiendo que no van a ser echados de los sillones a cinturazos.

Horas después, al abrirse la madrugada de este domingo, no me ha sucedido como al poeta, incapaz de recordar el sueño de medianoche, pues sufro la pesadilla de vivir en un país alejado de la realidad deseada por quienes lo habitamos, con reventones de bilis sobre las portadas de los periódicos y pantallas televisivas que nos zarandean el alma, mientras un escalofrío recorre nuestras espinas dorsales sin advertencia previa.

No puede ser cierto, me dije, sin certeza alguna. Pellizqué el brazo, sacudí la cabeza, di palmetazos en el rostro y me eché un jarro de agua helada por la cabeza para cerciorarme que estaba despierto, sin conseguirlo, pues la pesadilla era más fuerte que la negativa a consentirla.

Tal vez por eso anda en mi delirio revuelta la arcilla y las corbatas son lazos de horca que suspenden a los reos de los árboles donde los buitres esperan impacientes la aniquilación de los culpables, sin posible redención en los púlpitos ni perdón en las pilas bautismales regadas con sangre inocente y harta de sacrificios inmerecidos en altares donde las pancartas son blanqueadas por leyes artificiales dictadas por los ejecutados en mi pesadilla.

DISCIPLINA CIEGA

DISCIPLINA CIEGA

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Disciplina, de discipulina, es originariamente la instrucción que recibe un discípulo para aprender un oficio o para cumplir una norma social de conducta. Pero esto ha derivado con el tiempo hacia su vertiente más negativa convirtiéndose en la ejecución forzada de una orden, obligando a que esta se cumpla por encima de todo, empleando incluso la violencia cuando lo considere necesario quien dicta el mandato, sancionando a quien no satisfaga la voluntad del ordenante.

Cuatro disciplinas dominan sobre las demás: la militar, exigida por el código corporativo correspondiente; la social impuesta por las leyes ordinarias; la escolástica dictada por los reglamentos académicos; y la doméstica, impuesta por los padres siguiendo una tradición de siglos. Todas ellas colaboran al buen orden social, castrense, docente y familiar.

Eso está bien siempre que el poder coactivo de las normas esté sustentado por valores morales que beneficie a la comunidad afectada por el mandato. Pero esto no siempre es así, pues existen normativas que obligan al cumplimiento ciego de órdenes superiores, sin consultar con el subordinado ni darle la oportunidad de negarse a cumplir un mandato, por descabellado que esta sea.

Obsérvese lo peligroso de esta regla de juego universalmente admitida, que da poder omnímodo a unos individuos sobre otros para decidir sobre las vidas ajenas, usurpando voluntades y mutilando la libertad de conciencia.

Un militar español golpista advirtió que la disciplina reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda, cuando el corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía contra una orden o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando. Es decir, que obedecer ciegamente es la esencia de tal disciplina.

Esto significa que si a un mandamás se le ocurre enviar a los vecinos al matadero de una guerra, los afectados deben callar y obedecer ciegamente en contra de su conciencia, comenzando las esposas a comprar velos, poner crespones en las fotografías y pespuntear brazaletes negros en las chaquetas de los hijos huérfanos. O si un ministro ordena toque de queda y silencio callejero al pueblo, los ciudadanos deben acorazar su cuerpo contra garrotazos y pelotazos de quienes tienen la obligación de obedecer órdenes superiores, por contrarias que estas sean a su conciencia.

Pero en todo articulado normativo no existe un solo renglón dedicado a justificar la desobediencia. En cambio, se libera de condena por “obediencia debida” a los culpables que obedezcan por disciplina impuesta, sin percibir la sociedad que el mandamás que da las órdenes de obligado cumplimiento puede carecer de seso para ello, por mucho sexo que le sobre en la entrepierna.

AMÉN

AMÉN

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Esta palabra semítica cierra todas las oraciones, plegarias y devociones de los rezadores, para que sus alabanzas, peticiones y súplicas se cumplan, rogando a quien corresponda que “así sea”.

Pues eso, que así sea, ya que no puede ser de otra manera, por mucho que nos mordamos el alma de dolor ante la despedida final de una vida, sin que a la “enemiga fiel” le importe demasiado el eterno deseo humano de sobrevivencia, tan socorrido por distintas religiones.

El poeta de Tábara sabía pocas cosas, y era verdad. Pero tuvo como cierto que el miedo del hombre había inventado todos los cuentos, y que con cuentos despedimos a los vecinos, como a mí me ha tocado hacer con dos amigos en los últimos días: Manolo y Eugenio.

Inoportuna es toda muerte, pero no se lleva la peor parte quien viaja hacia la nada de donde procedemos, sino los desheredados que aquí quedamos ocupando un asiento en la sala de espera de la estación término, a la que llegamos en el mismo instante de nuestro nacimiento.

Traidora, que no anticipa su presencia para sorprendernos como hace siempre, la muerte merece desprecio y censura por su mala educación. No es propio de señoras que se precien, entrar en casa ajena por la ventana y llevarse lo que a otros pertenece, sin pedir autorización a los propietarios de las vidas que hurta impunemente.

Por eso, cuando la parca golpea la piel de un alma desprevenida, no hay redención posible. Sólo dolor apenas consolado unas horas por la compañía de los amigos que lloramos nuestra propia muerte, sabiendo que todos estamos a la puerta del abismo, sin atrevernos a dar el paso definitivo hasta que el destino nos empuje, según dice el cuento, a la felicidad eterna.

¿Por qué entonces tanto dolor cristiano, -le preguntaba yo a un sacerdote amigo- si quien abandona este mundo lo hace por voluntad divina para gozar eternamente de la más inalcanzable felicidad? ¿Por qué tanta lágrima si en tiempo breve volveremos a encontrarnos con los desaparecidos en inimaginables paraísos, permaneciendo ya juntos varias eternidades? Si alguien tiene respuestas que nos las dé, porque de lo contrario seguiremos dudando de inescrutables designios celestiales y pensando que la historia humana está jalonada de cuentos alojados en la sinrazón de una credulidad increíble.

Tal vez por eso, cuando alguien se nos va llega San Manuel Bueno con el hisopo en la mano dispersando agua bendita sobre su propio escepticismo y recitando una plegaria, mientras el ejecutivo se afloja nervioso la corbata; el vagabundo levanta desconsolado la cabeza del escaño; el solitario busca una huella en sentido opuesto; el carcelero olvida las llaves en la celda que vigila; el mendigo anota la hora para calcular el tiempo de espera; el militar, arrepentido, se quita las espuelas; el arzobispo, decepcionado, cede su báculo; el enamorado desespera por la desesperanza que le espera; el intelectual dispersa las palabras del libro sagrado; el moribundo baja resignado la escalera; el maestro, al fin, cierra el catecismo en silencio, ….y calla.