DIARIO DE UNA JOVEN SECRETARIA
Dándole forma literaria como diario apócrifo, os cuento la historia real de unos hechos sucedidos en plena crisis y cercano despacho, que nos devuelven a tiempos no lejanos de siervos, pernadas, abusos y amenazas para complacer falos insatisfechos, sometiendo voluntades y quebrando dignidades, a cambio de supervivencia.
Primer día: Llego a mi nuevo empleo como administrativa a las ocho de la mañana, respondo a treinta cartas, resumo cinco informes, preparo dos balances y salgo una hora más tarde.
Segundo día: Don Antonio, mi jefe, debe ser buena gente. He llegado a las ocho y media y no me ha llamado la atención por el retraso. He respondido a veinte cartas.
Tercer día: Me he retrasado otra vez. Respondo a quince cartas y resumo tres informes. Don Antonio se ha ofrecido para ayudarme en todo lo que necesite.
Cuarto día: He llegado a las nueve, redactado diez cartas y preparado dos balances, además don Antonio me ha dicho que necesita una secretaria particular.
Quinto día: He llegado a las nueve y media, y al final de la jornada el jefe me ha ordenado que a partir de mañana pase a trabajar todos los días en su despacho.
Sexto día: He llegado a las diez y no he tenido que hacer balances ni informes. Don Antonio me ha comentado que tengo un nombre muy bonito y buen gusto para vestir.
Séptimo día: Sólo he tenido que responder a cinco cartas y me ha sonrojado el jefe diciéndome que estaba muy guapa, poniendo una flor sobre mi mesa.
Octavo día: Hoy no he tenido cartas que contestar ni informes que resumir. He estado casi toda la mañana hablando con don Antonio y me ha pedido que le llame Tony.
Noveno día: A partir de hoy sólo debo contestar al teléfono porque Concha se encargará de todo lo demás. Al acabar he tomado con Tony una bebida muy rara en un pub.
Décimo día: Tony me ha invitado a cenar esta noche en su apartamento y se ha enfadado conmigo por negarme a ir, alegando que no me gusta y que estoy feliz con mi chico.
Undécimo día: El jefe no es tan simpático como me creía. Hoy no me ha hablado, he contestado a veinte cartas, redactado cinco informes y salido dos horas tarde.
Duodécimo día: He llegado a las nueve al despacho y me ha reñido por el retraso, antes de advertirme que está pensando cambiar de secretaria particular.
Decimotercer día: Hoy he currado como una mula y realizado el trabajo de Concha, pero don Antonio me ha dicho que no le parezco muy adecuada para el puesto de trabajo.
Decimocuarto día: Tony ha estado toda la cena supersimpático y su apartamento huele a azufre.