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Autor: Francisco Blanco Prieto

TRATAR CON TRATANTES

TRATAR CON TRATANTES

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Salamanca muestra en sus Fiestas y Ferias, muchos festejos musicales, pasacalles, gigantones, mercadillos y charangas, junto a ferias de toros, carruseles, casetas y feria especial para deleite de agricultores y ganaderos, sumándose a ella una caravana vehiculizada de visitantes, que pasan unas horas entremezclados con charoleses, limusines, moruchas, equinos, aves, ovinos, tractores, cosechadoras, sembradoras, alimentos, regalos, merenderos, capotes taurinos, …. y empujones, polvo, olores, colas y salpicaduras, pues de todo hay en la Feria Agropecuaria.

Bueno, todo no, porque según información de dos comerciales ganaderos presentes en la subasta de ganado, algunas seculares tradiciones han desaparecido del mercado de ganados, como es la compraventa de animales entre el ganadero que vendía su ternero a otro que lo compraba, cerrándose la operación -tras regateos- con un apretón de manos, de superior valor a un acta notarial, donde la palabra dada era el contrato que rubricaba la compraventa.

Hoy día los “tratantes” son personas que actúan como profesionales de la compraventa de ganado, que han tomado las riendas del negocio, comprando y vendiendo los animales entre ellos, cobrando fuerza entre los negociadores algunos grupos concretos que han sido bautizados con nombres poco especiales por el resto de tratantes.

También con este cambio de protagonistas y de estrategia comercial se ha evitado la picaresca y el engaño al vendedor ingenuo que caía en manos de granujillas aprovechados de su ignorancia, pues hoy los que venden saben bien lo que venden y los que compran también saben bien lo que compran.

Por otro lado, la presencia de tratantes ha desterrado también el llamado “trato de oído”, en el que participaba un cómplice del vendedor para obligar al comprador a cerrar el precio del animal en la ficticia tasación que habían tenido el vendedor y el “gancho”.

AYUDA Y COMPRENSIÓN

AYUDA Y COMPRENSIÓN

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Un joven, con el atrevimiento de la ignorancia, recriminaba en las ondas a una persona nonagenaria su falta de adaptación a los nuevos tiempos, dominados por culturas políticas y sociales alejadas de las que en otro tiempo vivió el veterano interlocutor que pacientemente y con humildad franciscana guardó silencio ante los reproches del inmaduro conversador, dándome oportunidad de responderle abiertamente en nombre del «inadaptado» veterano.

Quienes han pasado la vida entera reciclándose de forma continua, como le sucede a todos los ancianos que viven entre nosotros, merecen indulgencia, tolerancia, benevolencia y recuerdo de todos los cambios que han hecho en su larga existencia, estando ya hartos de modificaciones y sin fuerzas para renovarse otra vez asumiendo las nuevas culturas dominantes.

Recordemos a los jóvenes que los veteranos nacieron con la monarquía de Alfonso XIII a la espalda, se reciclaron a la república de don Niceto, cambiaron con la guerra civil, modificaron su actitud ante la dictadura de Franco, evolucionaron a la democracia y se acomodaron a la monarquía, requiriendo cada circunstancia las transformaciones y el desgaste correspondiente.

En el orden religioso, llegó el Vaticano II a cambiarles los esquemas apuntalados por el catecismo del padre Astete. La televisión modificó sus hábitos de vida y horarios. Los supermercados desterraron la vecinal tienda de ultramarinos donde compraban alimentos. Vivieron duros a tiempos de estraperlo, escasez y hambruna de posguerra, les quitaron infierno, purgatorio y limbo, los tradicionales valores pasaron a la almoneda moral y nada es para ellos lo que fue.

Internet se ha metido en sus alcobas. La libertad sexual no baila tangos en París. El dominio laico ha vaciado iglesias y seminarios. Los teléfonos móviles han sustituido a la baquelita negra de las demoras telefónicas. El respeto social se balancea. Y las nuevas leyes han destrozado todos sus esquemas con el divorcio, el aborto, la libertad religiosa, el matrimonio homosexual y toda la normativa que ha desterrado las añejas leyes que ordenaron su vida durante décadas.

Todo ello y más, ha sido soportado por nuestros mayores con resignación cristiana, llegando al lógico cansancio que les incapacita para asumir las nuevas culturas urbanas que han brotado como las setas en otoño, porque la sociedad intertextual fruto de la posmodernidad, no es apta para quienes tanto han pasado, sabedores que los jóvenes reprochadores no hubieran aguantado todo lo que ellos han soportado.

Ayudar debemos pues a nuestros veteranos patriarcas y comprensión merece su incapacidad para hablar por teléfono con una máquina, mover sus cuentas bancarias con el ordenador, manejar las teclas del móvil, hacer gestiones informáticas, asumir los cambios estructurales y adaptarse a las nueva cultura política, social, periodística, judicial, comunicativa, sanitaria, empresarial, educativa, sindical, laboral, urbana, …. y hasta ¡nueva cultura cultural!

CULEBRÓN Y CULEBRILLA

CULEBRÓN Y CULEBRILLA

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Ya está resuelto el grave problema que provocaba insomnio en futboleros, culés y merenguistas, algunos de ellos desempleados o trabajadores temporalmente infracontratados, preocupados por el futuro del joven rompebotas brasileño que ha fichado por el católico –digo yo- club de fútbol San Germán, sustentado con petrodólares por el musulmán catarí Nasser Al-Khelaifi, propietario y presidente del club PSG.

Zanjado este culebrón veraniego, cobran protagonismo las culebrillas estivales, noticias viperinas estratégicamente aparecidas en plena calima agosteña, aprovechando la modorra de espíritu, el descanso estival y la paralizante solana topolina en calles, plazas, mentideros, periódicos y pantallas televisivas, como sucede con el alegato exculpatorio presentado por el cuñado de doña Leticia.

El abogado Pascual aseguró en febrero, al conocerse la sentencia a seis años de cárcel para su cliente, que el jugador de balonmano no iría a la trena, y se salió con la suya recurriendo por indefensión en el juicio y falta de pruebas contra el condenado, pidiendo pasar página a la prevaricación, malversación, fraude, tráfico de influencias y delitos contra la Hacienda Pública, que el fiscal Horrach puso sobre la mesa del tribunal, pidiendo 19,5 años para el exduque.

Bien, pues ahora en pleno sofoco veraniego nos sofoca aún más el defensor de don Ignacio pretendiendo que todo se volatilice poniendo en boca de este que fue simplemente un “componedor amigable” desconocedor del Derecho Administrativo, presentando además ante el Tribunal Supremo un certificado notarial, acreditando que los ciudadanos y miembros del tribunal que lo juzgaron y condenaron somos imbéciles esféricos, es decir, memos y necios, se nos mire por donde se nos mire.

Como tales papanatas nos unimos a la defensa del monárquico deportista en su recurso, por tratarse de un bendito ciudadano, ignorante de leyes, altruista, generoso, despistado y “componedor amigable”, que hizo sus componendas por el buen entendimiento de las partes llevándose todo lo que pudo, obligándonos a pedir que el mártir balonmanista sea condecorado con la medalla de oro a la insolencia y elevado a los altares de la ignominia en cínico camarín.

POZO DE LAS NIEVES

POZO DE LAS NIEVES

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Los amantes de la intrahistoria unamuniana salmantina tienen una ventana donde asomarse a ella, llevados por la encantadora y sabia mano de la arqueóloga Elvira en el rotulado “Pozo de la Nieve”, que nuestro querido Jotamar enmienda, advirtiendo que debe titularse “de las nieves”, porque es donde se cogían las nieves procedentes de las sierras de Béjar y Candelario, traídas al galope a tal Pozo de la Vida en carretas nocturnas aisladas con paja, para ser conservada y compactada sobre capas de 40 centímetros de espesor durante el invierno, con el fin de que los salmantinos pudieran conservar los alimentos y medicinas en verano, pagando una pequeña cantidad por ello.

Espacio de visita obligada para todos los charros amantes de la historia local, donde puede recrearse el espíritu entre pasadizos subterráneos del antiguo convento de San Andrés, siete picones inéditos de la muralla y el singular “frigorífico” de la ciudad, en tres discursos históricos complementarios de la piedra que habla con humilde sabiduría.

Asombro de la “parrilla” que horada la tierra hasta el “lago” donde se llega por secretos túneles del “pequeño Escorial” desaparecido, junto a restos de la antigua muralla medieval de la ciudad que permiten observar los avatares sufridos por ella a lo largo del tiempo, junto a la “cocina” abovedada del convento, en la que un grupo de padres dominicos elevó al cielo su gregoriano canto hace unas semanas en homenaje a los frailes que en él vivieron.

Este paseo por la mitológica Salamanca perforada de túneles y galerías subterráneas concluye en los restos de la torre noroeste del convento de San Andrés que fue casa de peón caminero y taller de electricidad del automóvil, hasta que los sucesivos ayuntamientos salmantinos decidieron recuperar esa página de nuestra historia, que ha culminado el actual consistorio con sabio y afortunado criterio.

Visitar el Pozo de las Nieves con amigos de Unamuno es placer añadido, pues a las doctas explicaciones Elvira, se añadieron acertadas preguntas y oportunos comentarios del geólogo Emiliano y el periodista Jotamar, enriqueciendo con sus intervenciones la historia salmantina que compartimos durante las dos horas y media que duró la visita.

LA HUMILDAD DEL PODER O EL PODER DE LA HUMILDAD

LA HUMILDAD DEL PODER O EL PODER DE LA HUMILDAD

La experiencia vital de quienes vamos caminando en primera posición hacia el vestíbulo de la estación término que a todos espera, nos obliga a superar la ingenuidad del sectarismo juvenil que determinaba filias y fobias hacia las personas, en función de su militancia política o credo religioso.

Esto nos lleva a reafirmar que son los valores humanos de cada cual quienes determinan las actitudes éticas de las personas, orientan los compromisos sociales, definen conductas profesionales y precisan comportamientos de las personas concretas, -con nombre y apellidos-, como Ave Fénix liberadores de cenizas, poniendo en almoneda las ideologías, credos y programas.

Es, pues, necesario superar el dogmatismo excluyente de vecinos por su pertenencia a organizaciones políticas, sociales o religiosas, y acordar cada cual consigo mismo que la afinidad, lealtad y entrega a las personas va más allá de los idearios, por válidos que estos se presenten en los escaparates sociales, con sólidos contenidos, éticos compromisos y convincentes pensamientos,

Llega un momento de madurez y plenitud existencial, donde las ideologías y creencias pasan a segundo plano, cediendo la primacía al individuo, tras verificar que las banderías, militancias y común-uniones nada dicen de los sujetos que forman parte de ellas, ni determinan comportamientos, forjan actitudes o consolidan virtudes, siendo los valores humanos patrimonio privado de cada cual, y justificación de afinidades recíprocas, atracciones mutuas, amistades duraderas y simpatías compartidas.

Por eso complace sintonizar con personas específicas individualizadas, sin mirar carnets de militancia o certificados de bautismo, aunque los mentecatos atribuyan ideologías a quien esto hace, que nada tienen que ver con la realidad porque los memos no distinguen el culo de las témporas ni la gimnasia de la magnesia.

Preámbulo hecho para declarar públicamente el encuentro vivido el pasado martes día 18 en el Congreso de Diputados con la humildad del poder, la honrosa debilidad del mando persuasivo, la autoridad como liderazgo natural, el señorío de femenina señoría, el dominio sin dominación, la simpatía de la seriedad, la espontaneidad del protocolo y la sencillez de la tercera potestad nacional, que hizo de la humildad virtud, sin perder su grandeza.

Gracias, Ana, por tu lección.

BORBONES ABDICADOS Y RESTAURADOS

BORBONES ABDICADOS Y RESTAURADOS

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El comentario de un popular tertuliano televisivo elogiando con entusiasmo desmedido la estabilidad de la monarquía borbónica, obliga a contraponer una reflexión histórica que nos acerque a la realidad de los hechos, porque las cosas no fueron como él las contaba, siendo fácil imaginar al actual rey mirando al techo de su dormitorio por las noches, recordando las idas y venidas de sus antepasados en la historia, confiando en no ser el próximo emigrante forzado.

Don Felipe Juan Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, casado con la periodista Letizia Ortiz, llámase Felipe VI, por el V, que fue primer Borbón; Juan, por su abuelo paterno; Pablo, por el materno; Alfonso por el bisabuelo; y de Todos los Santos para complacer al santoral entero.

Aprovechando que llegó al trono por abdicación de su protegido, millonario y mujeriego padre, es bueno recordar las idas y venidas borbónicas desde que la saga asentó sus reales en el trono de España, poniendo atención solamente en el periodo que va desde mediados del siglo XIX hasta el momento presente.

En este tiempo los borbones españoles han ido de un lado para otro sin sentido, como abanicos de tonta, pero manteniendo el trono sus herederos, para que en la Casa quedara el derecho a heredar la pesada carga de ostentar la máxima autoridad de la nación, con las renuncias y sacrificio que ello representa, sin beneficio alguno para él, como decía el tertuliano aludido.

Comenzó la supuesta estabilidad borbónica ponderada por el palabramentario periodista, con la ninfómana Isabel II que salió corriendo desde San Sebastián al país galo, cuando la Revolución de 1868 apagó de golpe su furor uterino, obligándola a rubricar en París la abdicación real a favor de su hijo Alfonso, mientras la familia real italiana se frotaba las manos viendo a don Amadeo coronarse rey de nuestros antepasados.

Fue la restauración monárquica promovida por el general Martínez Campos la que puso al joven juerguista, tabernario, jugador de naipes y enamoradizo Alfonso, en el trono de España, desembarcando  este en Barcelona tras seis años de exilio para coronarse rey con el XII romano de apellido, restaurándose así la dinastía borbónica en España.

Su hijo póstumo, Alfonso XIII también tuvo que salir a uña de caballo el 14 de abril de 1931 camino de Marsella y París, tras 44 años de reinado, incluidos los que su madre Mª Cristina le sustituyó en la tarea hasta que el niño cumplió los dieciséis años, renunciando a la jefatura de la Casa Real a favor de su hijo Juan.

Franco restauraría de nuevo la monarquía en España con la Ley de Sucesión de 1947, permitiendo al hijo del rey sin reinado, ceñirse la corona en 1975, sin que el legítimo heredero reinará en España, forzando la renuncia de don Juan a la corona en 1977 con lágrimas en los ojos y maldiciendo a Franco por la fechoría que le hizo apartándole del trono que le pertenecía.

Finalmente, el rey-padre abdicó también en el guapo y rubio heredero, culminando así la carrera borbónica de abdicaciones y restauraciones iniciada por Isabel, la del manojo de amantes.

ANTE EL SEPULCRO DE LA BRAVA

ANTE EL SEPULCRO DE LA BRAVA

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Acompañado por don Camilo, alcalde velego de Villalba de los Llanos, he visitado el sepulcro de La Brava, María de Monroy, placentina bautizada en 1404 y casada con el poderoso Enrique Enríquez, regidor y Señor de Villalba, en tiempos de luchas locales entre el bando de San Benito y el de Santó Tomé, modernos Jets y Sharks que se enfrentaron en el harlem salmantino del siglo XV.

Peleas a muerte con el beneplácito de los corregidores, el silencio de la justicia, el secreto de los confesores, la complacencia del santoral, el bendición de los clérigos, la tolerancia de sus patronos y la complicidad temerosa de feligreses, parroquianos, vecinos y celadores, que guardaron cobarde silencio ante el caprichoso exterminio de unas vidas casi por estrenar, hasta que el agustino padre Juan logró tranquilizar los ánimos, cuando La Brava ya había y cortado en Portugal las cabezas de los dos mozos que mataron a sus hijos Pedro y Luis.

En una iglesia escondida y poco visitada de la charrería salmantina, se guardan desde hace siglos bajo una losa los restos de doña María y su marido, con singular discreción, modestia y algún inesperado desatino que no desmerece el hermoso retablo que custodia el sepulcro, imposible de imaginar sin acercarse a Villalba para admirar una obra de arte desconocida en catálogos de arte, que deja boquiabierto al visitante.

Iglesia románica de la Asunción decorada con el escudo de los Enríquez sobre losa mortuoria hoy libre de la reja que la cubría, convertida en puerta metálica de sacristía por sabiduría artesana del herrero de la localidad, tras ser abierta el 14 de julio de 1880 la sepultura que guardaba los cuerpos de Enrique y María.

Junto a la Iglesia, el sencillo palacio de los señores de Villalba, convertido hoy en Ayuntamiento, se alza sobre la belleza y galanura del campo charro, donde pastan reses de lidia entre encinares centenarios y ondulantes praderas en la templanza primaveral, refugio de singular territorio.

Y hasta aquí puedo contar, porque hay cosas que más vale guardar para evitar daños colaterales de quien con intenciones bondadosas, preparó un inculto desaguisado.