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Mes: mayo 2018

VIPERINIDAD

VIPERINIDAD

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Los humanos viperinos que habitan entre nosotros son seres venenosos de tamaño indefinido, vividorípedos, de cuerpo fajeado, pequeño cerebro, viciosa envidia, existencia frustrada y alma resentida, con dientes huecos en las teclas del ordenador donde emborronan papeles envenenados con rancia vocación y putrefacto espíritu.

Tales seres ejercen la viperinidad con maestría singular y patético orgullo en la tarea, ante la complacencia de sus ruidosos palmeros que jalean los insultos que propinan a diestro y siniestro, sin pensar que las burdas descalificaciones y dicterios que vomitan se inhabilitan por sí solos, al transformar sus crónicas, en agravios; sus opiniones, en ultrajes; sus comentarios, en oprobios; y sus artículos, en libelos.

Estos escribidores de porcelana, plumíferos sectarios, cínicos convictos y exterminadores del honor ajeno, deben saber que la tolerancia de los injuriados tiene un límite, al que llegan estos personajillos con pluma maledicente, ejerciendo el periocismo como pseudodeporte insultante con impunidad absoluta, pudiendo ser denunciados ante los tribunales ordinarios de justicia para que sean estos quienes sancionen a los difamadores.

Pero existe un camino más eficaz y directo para silenciar a estos ultrajadores que no voy a mencionar, amparado por el hastío de quienes sufren invectivas, denuestos y vituperios, por parte de tales víboras humanas que han escapado de la familia reptil a la que pertenecen.

DE LA “GAUCHE DIVINE” A LA “BIRRAGAUCHE”

DE LA “GAUCHE DIVINE” A LA “BIRRAGAUCHE”

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La catalana “gauche divine” de los años sesenta y sus afines a ella, que más tarde pasaron a ser la “gauche di vino” y finalizaron en la “gauche di whisky” definida así por el amigo Perich, ahora se actualiza en la “birragauche”, es decir la izquierda de cerveza por gusto del poderoso diputado que posa con botella de birra en mano y amplia sonrisa, allí donde se le requiere.

Viendo la evolución sufrida por la primigenia “divina izquierda”, “podemos” deducir que el paso dado por la pareja que lidera la izquierda situada a la izquierda de los restos de la “gauche divine”, terminará en lo que muchos no desean y otros tantos esperan, porque la dacha adquirida por los dos vallecanos en la sierra madrileña, en nada se parece a la chacra habitada por su admirado Mujica en las afueras de Montevideo, durante la presidencia uruguaya.

Lo inquietante es que la pareja perteneciente a la “birragauche” haya seguido los pasos de la “gauche divine” en su crítica a los políticos franquistas que se pasaron la vida en coche oficial para luego hacer ellos lo mismo que criticaban con la llegada de la democracia, cambiando su pisito por un chalet, símbolo de la burguesía que tanto han censurado, decepcionando a propios y extraños, como el alcalde podemita Kichi y mi vecina Teodora.

Es obligado reconocer que la clase política también tiene derecho a prosperar honestamente, a vivir mejor, a garantizar su futuro y a protegerse ellos y su familia, pero quienes ha hecho bandera de la austeridad en Alcampo deben medir sus excesos para no decolorar la bandera roja-roja que les llevó al escaño, ondeando valores de la izquierda que estremecieron al sistema y quitaron el sueño a la burguesía de Galapagar donde ahora se han avecindado.

Y quienes se han quedado satisfechos con oír a la pareja defender su coherencia ideológica contra las élites, -término sustitutivo de casta-, deben saber que es un intento baldío de autoexcluirse distraídamente del grupo de castizos españoles, justificando su compra diciendo que será vivienda propia y no especulativa, junto a otros alegatos hipotecarios de clase pobre y oprimida, algo que debía inquietarles a ellos mismos porque la cantidad a pagar mensualmente por la hipoteca durante treinta años – según elemental cálculo aritmético-, confirma la intención de prolongar su vida política activa ese tiempo, o dar una vuelta en privilegiada puerta giratoria al dejar la vida pública, pues cuesta creer que puedan pagar la cantidad correspondiente al mes si retornan a sus puestos de profesor interino y psicóloga en paro.

VITUPERABLE INDECENCIA CON ABUSO DE JODIENDA

VITUPERABLE INDECENCIA CON ABUSO DE JODIENDA

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La indecorosa actitud mantenida contra los pensionistas por la secretaría de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, pidiendo jodienda para los pensionistas durante el acto institucional celebrado el pasado 5 de mayo en el Ayuntamiento de Alicante, quedará impune, como impune quedó el mismo deseo de jodienda para los parados, pedido a gritos por la diputada Andrea Fabra en el Congreso.

Indecentes actitudes y obscenos comportamientos ajenos a la militancia política, merecedores de pasar por la lavandería de valores humanos para limpiar los mugrientas deseos de tan despreciables sentimientos hacia otros seres de su misma especie socialmente marginados, que viven atenazados por la falta de empleo y la supervivencia digna en vejez que tienen merecida.

Más allá de su contingencia pública como de servidoras del pueblo que paga sus inmerecidas nóminas, está la condición humana de las personas, como categoría superior que las define, mereciendo en ambos casos ser calificadas como indecentes, en atención a su procaz comportamiento, obscena actitud, humillantes palabras y despreciable conducta, denigrante para la condición humana.

Expresar el deseo de que se jodan los parados y pensionistas, acredita una indigencia moral y déficit de valores humanos en esas personas, que las incapacita, anula e invalida para seguir perteneciendo a una raza con virtudes y mérito sobre los irracionales depredadores que se alimentan de otras especies animales más débiles que están a merced de los colmillos.

Personas con tales sentimientos no merecen representar a sus congéneres, bastándoles con ser embajadoras de ellas mismas en el país de nunca jamás, donde el desprecio colectivo las condena, aunque el poderoso dedo del capataz no las envíe al destierro de la memoria pública.

A VUELTAS CON LA SENTENCIA

A VUELTAS CON LA SENTENCIA

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De todos los hechos que suceden en la vida, sean buenos o malos, conviene extraer enseñanzas, con objeto de repetir los aciertos habidos y enmendar los errores detectados, porque de no hacer esto último se multiplicarán los disparates en experiencias futuras, con peores consecuencias cada vez.

La sentencia dictada contra el hato de ganado compuesto por la manada humana de cinco garañones sin descapullo mental, que van por la vida al acecho de carne fresca para consolar su calentura en nocturna caza furtiva, ha puesto de manifiesto el siguiente decálogo de enseñanzas:

  1. Que los jueces y magistrados tienen algo que ver con la lentitud de la justicia, que tantos beneficios reporta a ciertos encausados y daños causa a la justicia, manteniendo en tribunales a togados reiteradamente sancionados por demorar sentencias, debiendo las autoridades poner a trabajar a los servidores públicos gandules o mandarlos a su casa a descansar.
  2. No todo lo legalmente posible, técnicamente justificable y jurídicamente argumentable, es admitido y comprendido por la sociedad donde se aplican las decisiones judiciales, requiriéndose un esfuerzo legislativo que haga posible el acercamiento de ambos extremos.
  3. Si la ciudadanía, los juristas, las instituciones, entidades y asociaciones nacionales e internacionales censuran una sentencia judicial, algo habrá que hacer para que esto no suceda, más allá de las alegaciones jurídicas esgrimidas para justificarla.
  4. En un Estado de Derecho, conviene adecuar las leyes para que las resoluciones judiciales se ajusten todo lo posible al sentido común de los mortales, de forma que la libertad de interpretación de las mismas ocupe el menor espació posible en la decisión de quienes deben aplicarlas.
  5. El hermético corporativismo judicial es peligroso bumerán que puede terminar golpeando la cabeza de la judicatura, porque podría pensarse que obedece al compromiso implícito y oculto del “hoy por ti y mañana por mí”, poniendo al descubierto carencias morales y profesionales, nada deseables en el colectivo judicial.
  6. Un ministro reprobado y sin pruebas que justifiquen sus descalificaciones personales, puede ser tan peligroso como un tornado, por lo que convendría retirarle el bastón de mando para evitar que siga golpeando sin explicar la causa de sus bastonazos.
  7. Cuando el pueblo no comprende las sentencias judiciales; los magistrados no entienden las protestas ciudadanas; están en desacuerdo los juristas; y guirigaguean los periodistas en medio de tanto “jolgorio” y “regocijo”, habrá que hacer algo para que esto no suceda y todos se entiendan.
  8. Si la oscuridad, déficit o ambigüedad del Código Penal facilita sentencias opuestas al sentimiento común y su interpretación es contraria a la lógica convencional, urge modificar dicha norma para evitar interpretaciones judiciales contrarias a la concepción general de la vida práctica.
  9. Por dura, clara, firme y argumentada que sea una sentencia o el voto particular a la misma, debe utilizarse un vocabulario respetuoso con la situación y las personas, alejado de la terminología coloquial empleada en mentideros, tabernas, salas de espera, tertulias burlescas y patios de vecinos, donde predomina el “jolgorio” y “regocijo”, por mucho que las palabras empleadas figuren en el diccionario, sobre todo si el juez solo habla a través de las sentencias que dicta.
  10. En definitiva, debemos aprovechar la situación creada con la recurrible sentencia a la manada para mejorar el democrático Estado de Derecho, estando obligados los poderes del Estado a tomar medidas en esa dirección, porque de lo contrario estaremos abocados a un Estado de Deshecho, con todas las cárceles ocupadas solamente por “robagallinas” como dijo la máxima autoridad judicial, mientras los estafadores, evasores, corruptos, garañones, yernos azulados y demás especies depredadoras siguen campando impunemente por sus respetos.